Balancín
No, no son los Santos Inocentes. Los
animalistas, los mismos que confunden una tórtola con una perdiz, un manso con
un bravo o un tiburón con un delfín, han denunciado ahora el «maltrato» por el
uso en un tiovivo de feria de unos ponis... ¡De madera!
Según informa Ep, las asociaciones
Libera y Fundación Franz Weber han realizado una campaña de presión, a través
de la recogida de 157.000 firmas, para elaborar un marco regulador que prohíba
prácticas de maltrato, como las que se producen en los carruseles y tiovivos de
ponis, caballos y burros en las ferias y fiestas de los municipios gallegos.
Los animalistas han alegado que la Ley de Bienestar Animal de
Galicia ha dejado a los équidos en un «limbo legal» que permite que estos
animales sean «forzados a dar miles de vueltas», soporten «ruidos y golpes de
menores y adultos», sufran «daños musculares» y padecimientos «psíquicos».
Estos problemas resultan «lesivos»
para los ponis, caballos y burros y, por ese motivo, la «única postura» que
Libera y Franz Weber está dispuesta a apoyar es una normativa que vete
«completa e incondicionalmente» estas actividades «innecesarias».
Caballitos de Feria
Las organizaciones han avalado su
propuesta legislativa con las consideraciones de la Asociación de
Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (Avatma), que
cuenta con un informe en el que se retrata el «sufrimiento físico y emocional»
que suponen estas prácticas.
El animalismo ha llegado a tal grado
que ahora han confundido a los citados ponis con unos de madera y hasta desde
el Concelo de Villagarcía han tenido que aclarar que los ponis del carrusel de
las fiestas de San Roque no eran animales vivos y reales, sino de juguete.
Decíamos que el animalismo ha
llegado a tal grado que ya solo falta que estas asociaciones denuncien a los
padres cuyos hijos tienen caballitos de madera. Sí, esos balancines de
juguete... Y no hablemos ya de los peluches de las tómbolas. ¿Maltrato? La
sinrazón no conoce límites.
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