El vibrador se creó para aligerar la tarea de médicos y matronas en lo que
se llamaba masaje pélvico o genital
Ilustración: Anabel Bueno con foto de SSPL (Getty Images)
Estamos acostumbrados a ver todo tipo de aparatos para
la satisfacción sexual femenina: dildos de todos los tamaños y colores,
vibradores que parece que tienen puñitos y
quieren pelea, otros más discretos con forma de pintalabios o
los que no se basan en la penetración sino en la estimulación del clítoris.
Pero para llegar a todo esto, hay que mirar hacia atrás y ver cómo surgieron y
por qué. Sobre todo porque no siempre fueron un artilugio meramente erótico: se
inventaron para uso médico.
Como explica Rachel P. Maines en La tecnología del
orgasmo. La «histeria», los vibradores y la satisfacción sexual de las mujeres,
el vibrador se creó para aligerar la tarea de médicos y matronas en lo que se
llamaba masaje pélvico/ genital para la cura de la histeria (te lo explicaré
luego), y de paso aumentar la productividad y atender a un número mayor de
pacientes (lo que les daba más dinero, claro). Para entender qué demonios es la
histeria y un masaje pélvico y por qué lo realizaban médicos y matronas, hay
que remontarse bastante más atrás (y con bastante me refiero desde al menos el
siglo IV antes de Cristo).
Se denominaba histeria a un conjunto de síntomas que
englobaban desde apatía a sofocos, irritabilidad, insomnio, retención de
líquidos y muchos otros que en este artículo
están muy bien reflejados y que se remediaban con paroxismos, porque tampoco lo
llamaban orgasmo. (En realidad, todo el tema alrededor del orgasmo femenino y
la sexualidad de las mujeres desde el punto de vista médico y el androcentrismo
en torno al coito a lo largo de la historia daría para otra newsletter).
Respecto a la histeria, metían tantas cosas bastante normales como síntomas que
difícil era que no te la diagnosticaran y, la verdad, un orgasmo no era mal
remedio para algunas de ellas (orgasmos que no tenían en casa ya fueran mujeres
solteras, viudas, monjas o casadas porque la sexualidad y el disfrute de las
mujeres... ya tal). Fue eliminada como enfermedad por la Asociación Americana
de Psiquiatría en 1952.
Para curar la histeria, según la época, se
proporcionaban distintas prácticas: masajes pélvicos, exponiendo vapores a la
vagina, agua a presión en la pelvis o ¡montar a caballo!, por ejemplo. Hasta
que los médicos de finales del siglo XIX, un poco hartos de dar masajes (lo
consideraban un tostón e intentaban que matronas lo hicieran por ellos) idearon
los primeros vibradores para librarles de esa tarea y aumentar la productividad
y los beneficios económicos, dado que la máquina tardaba 10 minutos cuando a
ellos les llevaba una hora, así que con la máquina podrían atender a más
pacientes.
Ilustración de 'La tecnología del orgasmo. La «histeria», los vibradores y
la satisfacción sexual de las mujeres', de Rachel P. Maines
Al principio, los aparatos eran solo de usados por los
médicos, pero a medida que la electricidad llegaba a las casas, empezaron a
comercializarse para tener en el hogar. En 1900 había bastantes modelos, muchos
con juegos de accesorios y con diferentes maneras de fuentes de energía. Según
cuenta Maines en el libro, el vibrador fue uno de los primeros aparatos
eléctricos para la casa en venderse junto a la máquina de coser, el ventilador,
el hervidor de agua y el tostador (y lo hizo años antes que la aspiradora, la
plancha o la freidora). Tanto era así que se anunciaban en revistas de costura
de la época, ya que se vendía para uso relacionado con la salud hasta los años
30 del siglo XX aproximadamente. En San Francisco hay un Museo del Vibrador
Antiguo en el que se pueden ver todos estos cacharros.
The Antique Vibrator Museum
Hacia la segunda mitad del siglo XX el vibrador
resurgió ya como algo erótico. Y eso nos lleva hasta hoy. Ahora toda la
industria se pone imaginativa en lo de producir orgasmos a las personas con
vulva. Hace unos meses, descubrí a través de los Instagram Stories de dos
ilustradoras (Flavita Banana y Monstruo Espagueti,
ya no están disponibles) un dispositivo que es un succionador de clítoris (y
que en color negro
me recuerda a Pingu). Al parecer, por lo que contaban en los Stories (y en Youtube)
el aparatito en cuestión hace verdaderas maravillas en tiempo récord. La
verdadera salud.
Anuncio extraído de 'La tecnología del orgasmo. La «histeria», los
vibradores y la satisfacción sexual de las mujeres', de Rachel P. Maines
[Este artículo pertenece a La Matяioska,
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