Esta cabra parece encantada junto al investigador Alan McElligott - Alan
McElligott
A no ser que viva en el campo uno no suele encontrarse
con cabras muy a menudo, pero si se da el caso, sonría. Puede convertirse en su
persona favorita. Investigadores de la Universidad Queen
Mary de Londres con ganas de saber lo que piensan las cabras aseguran que estos
animales pueden diferenciar entre las
expresiones faciales humanas, de forma similar a como lo hacen los perros o los caballos, y prefieren, cómo no, interactuar con aquellas
personas que parecen felices. ¿Ningunea el estudio? ¿Cree que es una broma?
Seguro que usted no es pastor.
La cabra Bernard prefiere la cara sonriente- Christian Nawroth
La investigación, publicada en la revista Royal
Society Open Science, implica que no solo los animales con una larga historia
de domesticación como acompañantes pueden percibir las emociones en nuestro
rostro. Si su perro sabe cuándo está contento, una cabra también. En su
experimento, el equipo mostró a 20 cabras del santuario británico Buttercups en
Kent pares de imágenes de los mismos individuos con expresiones positivas
(felices) y negativas (enojadas) en una escala de grises.
El equipo descubrió que las cabras preferían mirar e
interactuar con las caras felices de las fotografías, de forma que se acercaban a ellas con confianza y las
exploraban con sus hocicos. Este fue particularmente el caso
cuando las caras felices se colocaron a la derecha del campo de pruebas, lo que
sugiere que las cabras usan el hemisferio izquierdo de sus cerebros para
procesar las emociones positivas.
Cabras en el Santuario de Buttercups - Christian Nawroth
«El estudio tiene implicaciones importantes sobre cómo
interactuamos con el ganado y otras especies, porque las habilidades de los
animales para percibir las emociones humanas podrían estar extendidas y no
limitarse solo a las mascotas», apunta Alan McElligott, autor principal de la
investigación.
«Ya sabíamos que las cabras están muy en sintonía con
el lenguaje corporal humano, pero no sabíamos cómo reaccionan a las diferentes
expresiones emocionales humanas, como la ira y la felicidad. Aquí, mostramos
por primera vez que las cabras no solo distinguen entre estas expresiones, sino
que también prefieren interactuar con las felices», subraya el también autor
Christian Nawroth.
En la misma línea, para la coautora Natalia
Albuquerque, de la
Universidad de Sao Paulo, «nuestros resultados abren nuevos
caminos para comprender la vida emocional de todos los animales domésticos».
Así que no sea un amargado y sonría a las cabras.
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