Camarones de río en aguas de Inglaterra. / R. C.
El avance de la contaminación en las aguas por los
efectos humanos parece no tener límites. La comunidad científica británica
contempla asombrada cómo todas las muestras de camarones de agua dulce de
varios ríos de zonas rurales del condado de Suffolk (en la costa este de
Inglaterra) registran Diseñodiferentes dosis de cocaína, productos farmacéuticos y
pesticidas. Un estudio liderado por investigadores del King's College de
Londres junto a expertos de la Universidad de Suffolk ha demostrado por primera
vez el avance de la 'huella humana' mucho más allá de las áreas metropolitanas.
Aparece publicado en la última edición de la revista 'Environment
International'.
Este equipo recogió muestras en cinco ríos de la
región (Alde, Box, Deben, Gipping y Waveney) y en 15 tramos diferentes para
hacer un trabajo que fuera lo más amplio y representativo posible. La sorpresa
final ha sido que las muestras de cocaína aparecen en el 100% de las tomas. El
director de este informe, el biólogo del King's College, Thomas Miller, explica
en la publicación que «aunque las concentraciones fueron bajas, pudimos
identificar compuestos que podrían ser preocupantes para la naturaleza y que
podrían poner en riesgo de manera crucial la vida silvestre». En esos análisis
destaca, junto a la cocaína, la presencia de ketamina (un anestésico
alucinógeno) e incluso de un pesticida que está prohibido llamado fenuron.
Las dosis halladas descartarían los riesgos en caso de
consumo humano de estos camarones de agua dulce (Gammarus pulex), que los
científicos consideran también «bajos».
Desde hace tiempo, las autoridades del Reino Unido
realizan campañas para luchar contra la costumbre de verter productos de
consumo, sobre todo medicamentos, a los ríos. Miles de sustancias de todo tipo
se arrojan en áreas metropolitanas. De hecho, altos niveles de benzoilecgonina,
el principal metabolito de la cocaína, se habían detectado en trabajos previos
en las aguas residuales de Londres. Los científicos también habían encontrado
en 2018 evidencias de microplásticos en el interior del cuerpo humano después
de analizar restos de heces.
Contaminación farmacéutica
El nuevo hallazgo incrementa los temores de la
comunidad científica. Uno de los coautores, el profesor de la Universidad de
Suffolk Nic Bury, reflexiona que «si la presencia de cocaína en animales
acuáticos es un problema solo para mi región o es un hecho más generalizado en
el Reino Unido, e incluso en el extranjero, solo lo sabremos si seguimos
investigando».
Junto a sus colegas, Bury insiste en sus conclusiones
en que «el impacto de la contaminación química 'invisible' (caso de las drogas)
en la salud de la vida silvestre requiere un mayor enfoque en Gran Bretaña, ya
que la política necesita a menudo informes así». En este sentido, reclaman que
la preocupación por la salud pública no se centre solo en el cambio climático o
el avance de los microplásticos y tenga en cuenta elementos incluso más
peligrosos.
Las prácticas nocivas en la gestión de medicamentos
suelen circunscribirse a países en vías de desarrollo. Pero el informe
'Resistencia a los antibióticos' de la organización Changing Markets incidía en
las complicidades en la cadena de suministros desde la fabricación hasta su
llegada a las estanterías de las farmacias. Denunciaba la venta directa de
marcas blancas fabricadas en China y la India a hospitales de Europa y Estados
Unidos. Unas prácticas que relacionan con el aumento de la resistencia a los
antibióticos en áreas de fabricación asiáticas donde los vertidos no son bien
gestionados.
Los estudios más recientes ya avisaban del impacto de
los fármacos en la vida silvestre aunque se usen en dosis muy bajas. «Las
poblaciones de muchas especies que viven en paisajes alterados por el hombre se
están reduciendo por razones que desconocemos. Es hora de explorar áreas como
la contaminación farmacéutica», alertó Kathryn Arnold, científica de la
Universidad de York.
ANTONIO CORBILLÓN
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