Ashton Kutcher con problemas en la ducha en la serie 'Aquellos maravillosos
70' .
Como cuenta David Trueba en Tierra de campos (Anagrama, 2017), "la
ducha es un lugar de inspiración caro y antiecológico". Un método para
ordenar las ideas como la consulta con la almohada, pero mucho más nocivo para
el medioambiente. El escritor, periodista y director de cine relata en su
última novela publicada cómo el padre de Dani Mosca, el protagonista, se
desesperaba cuando de niño dejaba pasar el tiempo bajo el chorro de agua:
"Bastaba que me oyera abrir el grifo de la ducha para que golpeara la
puerta del baño desde fuera. '¡Esa agua, no hace falta gastar tanta para una
ducha! ¡Cuando te enjabonas cierra el grifo!'. Si te sonabas los mocos bajo el
chorro de agua, se indignaba. 'Pero, hombre de Dios, ¿tú sabes el agua que
derrochas así?', me increpaba tras la puerta. '¿Crees que tus mocos merecen
desperdiciar el agua de un río?".
La querencia de Dani Mosca por dejar el agua correr va
más allá de la ficción. Tal y como muestran los datos recogidos por el Canal de
Isabel II (empresa pública encargada del ciclo integral del agua en la
Comunidad de Madrid), este es un rasgo que caracteriza a gran parte de los
españoles. "En España se gastan de media 95 litros de agua en una ducha de
diez minutos. Solo en atemperar el agua dejándola correr hasta que sale
caliente se pierden ocho litros", afirma Miguel Ángel Sánchez, jefe de
programación del Canal de Isabel II. Sánchez asegura a ICON que lo ideal sería
reducir el consumo de agua a 45 litros por diez minutos de ducha. Pero, ¿cómo?
"Cerrando el grifo mientras nos enjabonamos o almacenando el agua que dejamos
correr mientras se calienta para usarla más tarde para regar plantas o fregar.
Además, usando grifos eficientes que reducen el caudal y se ahorra hasta un 50%
de agua".
"Salvo que
uno se meta en la ducha después de haber hecho una excursión por un barrizal o
una sesión intensa de gimnasio, cinco minutos de ducha deberían ser suficientes
para asearnos"
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) es tajante: "La ducha debe limitarse a cinco minutos para un uso
sostenible de agua y energía que no supere los 95 litros de agua de consumo
medio diario". La dermatóloga Olivia López-Barrantes coincide
en que la duración de la ducha en ningún caso debe llegar a los diez minutos:
"Prolongar el tiempo que pasamos bajo el agua deshidrata la piel porque se
produce una pérdida de agua transepidérmica (esto es lo que provoca que
nos arruguemos cuando pasamos mucho tiempo a remojo)".
¿Cuánto tiempo es el ideal para mantener una higiene
óptima? "Salvo que uno se meta en la ducha después de haber hecho una
excursión por un barrizal o una sesión intensa de gimnasio, cinco minutos de
ducha deberían ser suficientes para asearnos", afirma la doctora, que
recuerda que además de la duración es importante controlar los productos de
higiene que se utilizan. "Es preferible usar productos sin detergente, con
poca fragancia o que esta sea hipoalergénica. Actualmente existen muchos
productos en formato de aceite de ducha o crema de ducha que ejercen no solo un
efecto de limpieza sino también de hidratación", afirma López-Barrantes.
Otro factor a tener en cuenta, aunque este no
repercuta en la duración ni en el cuidado del medioambiente, es la temperatura
del agua de la ducha: "El agua caliente genera vasodilatación local en la
piel y esto produce picores o inflamación en las pieles más sensibles y
delicadas", señala la dermatóloga.
En resumen: cinco minutos con agua templada, utilizar
grifos eficientes, cerrar el grifo mientras nos enjabonamos y aprovechar el agua
almacenada para otros menesteres.
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