La Dra. Francisca Molero,
presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, analiza los
cambios que se producirán en las relaciones sexuales debido a la amenaza del coronavirus
La Dra. Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de
Sociedades de Sexología.
En tiempos de coronavirus el sexo virtual, el
autoerotismo y el refuerzo del vínculo emocional en la pareja están cobrando un
especial protagonismo. Estas son algunas de las sensaciones que se desprenden
de los datos con los que trabaja en estos días la Dra. Francisca Molero, actual
presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología y directora del
Instituto Iberoamericano de Sexología, además de docente. La experta forma
parte de una investigación realizada en varios países de habla española y
portuguesa por la AISM (Academia Internacional de Sexología Médica) en torno a
su actividad sexual en las primeras semanas de confinamiento. Aunque los datos
segregados por países se conocerán en los próximos días, ya es posible extraer
algunas notas comunes. Según afirma la Dra. Molero se ha hecho patente que el
miedo, la incertidumbre y la preocupación han jugado una mala pasada a la
frecuencia de las relaciones y a la satisfacción sexual en general, sobre todo
en el inicio del confinamiento.
Es cierto que, tal como matiza, cada caso es distinto
en función de cómo esté viviendo el confinamiento. Así, no es lo mismo para una
pareja que comparta un piso de 90 metros cuadrados o un chalet con jardín, que
para una pareja que conviva con su pareja y sus hijos en 50 metros cuadrados. Y
también la experiencia será diferente en función de si los hijos son pequeños o
ya adolescentes. La casuística es amplia y es difícil generalizar, pero la
experta está convencida de que lo que estamos viviendo nos impactará de tal
manera que se vivirá un antes y un después en las relaciones sexuales.
Uno de los puntos que parecen más claros es que la
«falta de tiempo», ese que se pide a todas horas, ese que deseábamos con anhelo
cuando no lo teníamos, ya ha dejado de ser «la excusa perfecta» para explicar
por qué se tenía una menor actividad sexual. Así, Francisca Molero argumenta
que en realidad esa mayor disponibilidad de tiempo actual no ha llevado a un
aumento de las relaciones sexuales en las parejas que conviven juntas, sino a
todo lo contrario.
La ansiedad y la incertidumbre afectan a las ganas de
sexo
Sin embargo, aclara que es lógico que esto suceda
precisamente en este contexto, pues hay algo muy básico sobre el sexo: se
tienen más ganas cuando mejor se encuentra una persona. Y en la actualidad lo
cierto es que lo que se está viviendo juega en contra del sexo. «No podemos
olvidar que todo este proceso de incertidumbre, de miedo, de preocupación por
la salud nos ha hecho ver que somos vulnerables y que aunque podamos tener
muchas cosas a nuestro alrededor, el resto se desdibuja cuando nos falta lo
esencial», argumenta.
Aumento del sexo virtual
Las relaciones sexuales virtuales han aumentado
durante el confinamiento en general, pero además en el caso de las parejas
sólidas y estables que no conviven juntas, no solo han aumentado sino que
además se han convertido en algo más gratificante de lo esperado. Se hace
referencia incluso a una mayor satisfacción que en los casos de sexo virtual
esporádico y no con parejas estables, según se desprende del estudio en el que
trabaja Molero.
La explicación a este alto grado de satisfacción del
sexo virtual entre parejas estables se debe, según cree la experta, a que esta
fórmula haya hecho que las parejas comiencen a explorar y a utilizar recursos
de seducción y excitación que quizá no habían tenido que usar hasta ese
momento. La imaginación juega un papel importante en este tipo de relaciones en
las que, aunque no están presentes los sentidos como el tacto, el gusto y el
olfato en la interacción sexual, sí que cobran importancia los estímulos
visuales y auditivos, que pueden ser muy sugerentes. Según afirma Molero, el
hecho de no tener esa conexión corporal, ese contacto con la piel o esas
caricias, hace que se trabajen de un modo especial la voz, la palabra, el
lenguaje y los sonidos. «Las parejas que hayan practicado sexo virtual durante
el confinamiento estarán aprendiendo formas de comunicarse que añadirán un plus
de experiencia y de placer en sus relaciones sexuales presenciales», asegura.
La voz no solo excita a las mujeres
La cadencia de la voz, el sentido de las palabras y
hasta la forma de hablar son aspectos importantes a la hora de seducir y
excitar tanto para el hombre como para la mujer, a pesar de que siempre se haya
dicho que ellas responden más a los estímulos auditivos que a los visuales.
Según aclara Francisca Molero, los estudios serios que se han llevado a cabo en
torno a lo que estimula más sexualmente a unas o a otras personas revelan que
existen más diferencias entre personas del mismo sexo que entre personas de
diferente sexo. «Esto quiere decir que la intensidad y la calidad con la que se
perciben los estímulos sexuales es totalmente individual. Hay tantos gustos
como personas, aunque existan cosas que aporten placer o excitación a
cualquiera como una caricia erótica o una mirada sugerente de alguien que nos
atrae», revela.
El descubrimiento del autoerotismo
A la hora de hablar de sexualidad como una parte
estructural de la persona, Francisca Molero se refiere a tres funciones
fundamentales de la sexualidad: placer, reproducción y comunicación erótica.
Una de las prácticas sexuales que ha crecido durante
el confinamiento es el autoerotismo o la masturbación. Y eso no es raro pues,
tal como explica la Dra. Molero, no solo ayuda a aumentar el conocimiento del
cuerpo, sino que además estimula los circuitos de recompensa y ayuda a
sentirnos mejor. Durante el autoerotismo se activan, según indica la experta,
sistemas corporales como el cardiovascular, el endocrino, el osteoarticular y
el neuronal, además de que se segregan, según explica la experta, una serie de
sustancias que ayudan a modular los estados de ansiedad. «Somos curiosos por
naturaleza y nos pasamos la vida intentando crecer y superarnos. El
autoerotismo se sitúa en esa línea de querer crecer y conocer nuestro cuerpo,
que además está directamente conectado con nuestras emociones, sentimientos y
pensamientos», explica.
Y lo mismo sucede con el consumo de juguetes eróticos,
cuya adquisición on line también se ha incrementado durante el confinamiento.
Francisca Molero opina que este interés por experimentar con aparatos indica
que se ha perdido el miedo al placer y que se ha incorporado como algo que
forma parte de nuestra vida. Cada vez se percibe una menor vergüenza a la hora
de hablar de su uso y en eso ha tenido mucho que ver, según afirma la doctora,
la reafirmación de la sexualidad femenina como tal. «La industria, que está al
tanto de las tendencias o de las demandas de la población, ha tenido que dar
respuesta a esas necesidades trabajando en la creación de juguetes eróticos
específicos», explica.
Cómo será el sexo tras la influencia del coronavirus
Aunque las actividades sexuales no disminuirán, en
general, tras la cuarentena, la presidenta de la Federación Española de
Sociedades de Sexología, sí que cree que se vivirá un cambio en ellas. Por un
lado vaticina que las relaciones sexuales esporádicas disminuirán, al menos a
medio plazo, pues durante un tiempo seguirá perdurando el miedo al contagio.
Así, no serán ya ten habituales las citas de sexo express de Tinder o de
cualquier otra plataforma para tener sexo en la primera cita, según afirma.
Y por otro lado la experta también ve un cambio de
paradigma en el modelo de relación sexual entre las parejas estables. «El
confinamiento o la cuarentena ha servido para que las parejas se den cuenta de
la importancia del vínculo emocional y también para que relativicen algunas
cosas, sean más tolerantes y gestionen sus diferencias de otra manera. También
puede haber servido para equilibrar el reparto de las tareas o la gestión del
día a día. Una cosa que, por cierto, afecta mucho más de lo que creemos a la
actividad sexual», analiza.
En líneas generales, la experta cree que habrá cambios
en la forma de concebir las relaciones sexuales, si bien estos nos podrán
afectar más o menos en función del tiempo que dure esta situación.
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