¿Otro delirante reality show?
El argumento del programa es
una idea sencilla: dos desconocidos tienen que desnudarse –el uno delante del
otro – y después meterse en la cama. ¿El polvo más rápido del siglo? Para nada.
Una cosa es que los concursantes se presten al experimento social y otra, que
se pongan a tono.
Undressed no es como Adán y Eva, lo más explícito hasta este momento. Mientras en Adán
y Eva los participantes se presentaban al otro desnudos en medio de una
supuesta isla paradisíaca y aderezaban el encuentro con solecito, playita,
mucho cava y coqueteo como parte del cortejo sexual en Undressed es
todo lo contrario; es tan real que el espectador se siente como si estuviera ante un
auténtico zoológico humano. Ríete tú de Casados a primera
vista: el programa que une a parejas que apenas se conocen para llevarlas
al altar.
¿En qué consiste Undressed?
Una cama de matrimonio vacía,
una gran pantalla y paredes negras. O lo que es lo mismo: una escenografía
escasa para acoger a dos concursantes que ni siquiera saben cómo se llaman.
Éstos entran, se dan la mano y comienza lo que podría ser la trama de uno de
esos episodios distócicos de la serie Black Mirror. Pero no hemos viajado al futuro, esto ocurre
aquí y ahora, en el canal dPlay. Él le pide permiso a ella (o él a él o ella a
ella) para quitarle la camiseta, ella le desabrocha la camisa. Y así se inicia
el supuesto juego de seducción que, como todo experimento, tiene sus reglas.
La pareja sólo dispone de
media hora para encontrar a su alma gemela como se vende el programa. Más que
coqueteo, la rapidez es lo que cuenta. Cuando los dos se quedan en ropa
interior, entre frases absurdas fruto del nerviosismo, con sus cuerpos
imperfectos y se miran de arriba a abajo mutuamente, más de un espectador
pensará que ya está todo dicho. ¡Pues no! Las apariencias una vez más engañan,
pues estos Adán y Eva de laboratorio no son chonis ni
se han inventado un personaje, son gente como tú y como yo, que de tan normal
asustan, fácilmente identificables con esa audiencia que se sentirá durante
unos minutos en la piel de estos dos extraños.
Meterse en la cama es
inevitable
Se inicia el diálogo, las
preguntas y el programa proyecta mensajes e imágenes que supuestamente hacen
más fácil lo que, para qué engañarnos, es un trago de pelotas. En las miradas
de unos y de otros se descubre si él está incómodo con la situación o si ella
se lo llevaría al huerto sin pensarlo.
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