El undécimo debate de los candidatos
republicanos a la Casa
Blanca tuvo un protagonista del que nunca se habló
directamente, que nunca fue ni siquiera mencionado pero que ha acabado
convertido casi en tendencia en las redes sociales de medio planeta: el pene de
Donald Trump. Sí, tal cual. "Donald Trump defiende el tamaño de su pene en
el debate republicano", titula la
CNN.
El candidato republicano Donald Trump gesticula durante un
mitin. REUTERS
¿Cómo llega un debate entre
candidatos a presidir los Estados Unidos a semejante conclusión? La cosa viene
de lejos, aunque el detonante fue una acusación del aspirante Marco Rubio, que
había bromeado antes sobre el tamaño de las manos de Trump.
El político magnate ya tenía coartada
para el show. Alzó las palmas de las manos, viró a mueca de payaso y se
arrancó: "Fíjense en mis manos. ¿Son unas manos pequeñas? Él -en
referencia a Rubio- se refirió a mis manos, dijo que si son pequeñas, algo más
debe ser pequeño. Os garantizo que no hay problema con eso. Os lo garantizo",
presumió Trump.
El resto del debate
transcurrió entre alusión al "pequeño Marco" y el "big
Donald".
Acabado el debate Trump
prolongó el chiste comparando sus manos con las de un reportero (negro).
"¿Importa el tamaño del
pene de Donald Trump?", se preguntaba hoy el 'New York Times'. "No
estoy siendo impertinente. No estoy siendo impactante. Estoy observando algo
que no podemos perder de vista, que no debemos pasar por alto: Trump ha tenido éxito con
una vulgaridad absolutamente impresionante", escribía el
analista Frank Bruni. "Surrealista. Nauseabundo".
'The Washington Post'
escribía: "Han pasado tantas cosas increíbles en esta campaña presidencial
que se hace difícil seguir la pista o incluso sorprenderse más. Pero de vez en
cuando, sucede algo que nos obliga a hacer una pausa, dar un paso atrás y
darnos cuenta de lo loca que es esta carrera".
"Una nación sorprendida
se ve obligada de repente a imaginarse el pene de un hombre de 69 años",
alucinaba el periodista Dave Weigel en Twitter.
La de este jueves no es la
primera vez que un político americano presume de miembro viril. Lo hicieron
antes Lincoln, Carter o Reagan. Tampoco es la primera que vez que Donald Trump,
favorito a ganar la contienda republicana, recurre a una ordinariez para atraer
titulares en la campaña política. Ya consiguió que medio mundo se preguntara
qué significaba la palabra "schlonged", que utilizó para ofender a Hillary
Clinton. "Schlong", contaba el Huffington Post, es una palabra judía
que hace referencia a un pene grande. Trump quiso recordar que Obama había dado
una paliza a Clinton en la campaña demócrata y pensó que sería más gráfico
decir que fue "schlonged". Imaginen ustedes la traducción.
Así observó la aludida el
enriquecedor debate sobre las manos de los candidatos republicanos. Esto tuiteó
Hillary Clinton desde su cuenta oficial:
El chiste de las manos de
Trump, decíamos antes, viene de lejos. Cuenta hoy la CNN que hace casi treinta años
el periodista americano Graydon Carter llamó al empresario "un tipo vulgar
de dedos cortos". Dicen que Trump nunca olvidó aquel insulto.
El pasado mes de noviembre,
Carter, hoy editor de Vanity Fair, publicaba una carta titulada: "¿Por qué
Donald Trump será siempre un vulgar dedos cortos?". "Incluso la
remota posibilidad de que uno de esos pequeños dedos tuviera al alcance el
caliente botón nuclear debería provocar escalofríos a cualquier republicano
cuerdo".
Treinta años después Trump
dice que de pequeño nada. El dedo tampoco.
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