Muchos la consumen y pocos lo
reconocen públicamente. La pornografía existe desde hace más de
25.000 años -las primeras representaciones del cuerpo femenino desnudo datan de
aquella época-, casi desde tiempos inmemoriales. Desde entonces, el ser humano
ha disfrutado de estas imágenes de forma hedonista. Sin embargo, durante largos
periodos de tiempo el erotismo
para adultos ha estado socialmente censurado o,
directamente, perseguido. Criticado de igual modo por católicos, musulmanes y
comunistas, el
consumo de porno es tildado como una práctica de nociva por un gran número de
voces, y como beneficioso por parte de otras tantas.
La actriz Anikka Albrite opinando sobre porno y relaciones
de pareja. WOODEN ROCKET
Este debate sobre si el
consumo de cine erótico resulta pernicioso para las parejas lleva asentado en
la sociedad varias décadas, desde finales de los años 70. Una discusión en la
que los
argumentos científicos en ocasiones se enmarañan con los prejuicios y la moral
y en la que existen opiniones para sustentar todas las posturas y todos los
gustos.
El interés en esta
disciplina, tanto por parte de consumidores como de expertos y académicos, no
para de crecer. Una sencilla búsqueda sobre este tema en Google Scholar, la división
especializada en textos académicos, arroja más de 25.000 resultados de
investigaciones. Paralelamente, a oferta de pornografía es mayor que nunca.
Según la Web
especializada en el tratamiento de adicciones, Project Know, en Internet existen más de
420.000 millones de páginas pornográficas.
Sin embargo, "la inmensa mayoría del
porno se encuentra destinado a un público masculino
tradicional. Fomenta el patriarcado, no hay empatía o comunicación y es
bastante sexista. Todo pasa de forma automática", explica a FCINCO la
sexóloga, Ana
Sierra. No obstante, desde hace unos años, han surgido
directoras como Erika Lust, "que presentan modelos más naturales para que nos
identifiquemos en ellos tanto hombres como mujeres",
añade.
Tras una oferta mayor que
nunca y con un crisol de opiniones de investigadores, psicólogos y curas, ahora
llega el
turno de opinar de sus protagonistas: los actores y actrices que dan vida a este género
cinematográfico.
En un vídeo elaborado por la
productora de humor y cine para adultos Wood Rocket, una decena de intérpretes
comentan los pros y contras de la incidencia de su industria en
la vida sexual en pareja.
Hablan los actores
"No creo que el porno
sea dañino para las parejas, pero depende de cada caso. Si tu relación está estructurada
de una manera restrictiva y represiva puede ser malo. Sin embargo, es en la propia
estructura de la relación donde empieza el problema", señala la actriz,
licenciada en Psicología y Criminología Ela Darling, que ha participado en 43
películas.
Una visión en línea con la de
su compañero, el actor Mickey Mod, con 24 filmes a sus espaldas. "El porno
puede ser
dañino para una relación si los miembros de esa pareja no tienen una visión
común. Si a uno le gusta y a otro no puede provocar
fricciones".
Por su parte, el actor Mick
Blue, con 1.294 películas en su haber, incide en que la clave está en la forma
en que el porno y la pareja interactúen. "Todo depende de cómo las
parejas traten al porno", indica. Una opinión que
apostilla la actriz Claire Robbins, que ha participado en 97 escenas: "Si
utilizas el porno como una razón para evitar a tu compañero o para tener algo aparte
puede ser dañino", indica.
Entender la fantasía
Una visión sobre el cine para
adultos que Sierra confirma con algunos matices importantes. "Si hablamos
de parejas heterosexuales, el porno puede ser perjudicial para
su relación debido a los estereotipos de géneros que se muestra.
Por ejemplo, los relativos al tamaño del pene", indica.
"Debe entenderse que en el porno nos venden una fantasía, que puede
estar muy bien para potenciar el deseo en una persona que se encuentra falta
del mismo", explica.
Y es que la pornografía
también cuenta con su lado bueno para las parejas. Además de la evidente
finalidad erotizante, los sexólogos como Sierra también lo emplean con fines terapéuticos y
como fuente de inspiración.
Unas vertientes beneficiosas
para la sexualidad en pareja sobre la que los interpretes hacen un especial
hincapié. "Creo que puede ayudar a que las parejas se descubran entre sí.
Puede
resultar útil para la gente que realmente no sabe mucho sobre posiciones,
orgasmos o diferentes formas de hacer los preliminares",
indica Vyxen Steel, con 16 filmes en su haber.
La actriz Allie Haze, que ha
protagonizado 199 películas, también destaca su potencial inspirador para las
parejas: "Cuando estás en el dormitorio, si el chico o la chica resulta
ser un poco tímido, siempre es una gran idea ver a alguien en la pantalla con quien te puedes
identificar o sentir reflejado para hacer la situación algo más
cómoda".
Una línea que también
defiende su compañera, la debutante Daisy Lane: "[En las películas]
siempre tiene
que haber algo que nunca has hecho y quién mejor que la persona
a la que amas para probarlo con ella", defiende.
"Es muy bonito cuando ves a
una pareja en una feria erótica o cuando te mandan un email juntos diciendo que
disfrutan mucho viendo tus vídeos. Creo que el porno resulta muy bueno para las parejas",
defiende Anikka Albrite, con 207 filmes en su haber.
Un visionado crítico
Para lograr que estas
películas ayuden realmente a potenciar la creatividad y fomenten el erotismo
sin provocar frustración, Sierra explica
la
importancia de hacer un visionado crítico: "[A las
parejas] no les receto cualquier tipo de porno. Yo les digo que investiguen
que tipo de escenas les gustan y les pido que lo miren con ojos
críticos para que se den cuenta de lo que les excita para que después lo
hablen. Tras hacer este ejercicio, pueden emplearlo en su imaginario personal o
para poner en práctica cosas que han visto en la película", indica.
"Pero sobre todo, el porno sirve para motivar la comunicación sexual en la pareja.
Para que hablen y para que se comuniquen", explica.
Además, la sexóloga indica la
importancia de seleccionar el tipo de filmes se recomienda a las parejas.
"Es
importante haber hecho terapia previa para saber si la persona tiene algún tipo
de complejo", comenta. "Sin embargo, siempre trato de recomendar
películas que no sean especialmente llamativas en cuestiones de tamaño",
incide.
Un problema habitual en este
aspecto entre los consumidores de porno suele ser la falta de una capacidad
de abstracción a la hora de distinguir entre las performance
que se muestran a cámara y la vida real. Cuando no se es capaz de hacer
este ejercicio, surgen las frustraciones provocadas por unas
expectativas no cumplidas.
Profesionales entrenados
"Somos especialistas de
cine. Hacemos
cosas totalmente irreales que nadie hace en casa. Es como ver a
los atletas olímpicos, que pueden hacer un salto de ski, dar cinco vueltas en
el aire y no torcerse un tobillo al caer. Lo mismo sucede con las películas
eróticas: cuando
ves porno estás viendo a los mejores del mundo haciendo su performance. Si en casa intentas
hacer exactamente lo mismo, posiblemente acabes lesionado", cuenta la actriz
Rain DeGrey, con 24 películas a sus espaldas.
Asimismo, la actriz también
incide en la importancia de saber distinguir entre la realidad y la ficción de
las escenas. "El porno dispara la inseguridad porque estás viendo gente increíblemente
atractiva haciendo cosas increíblemente difíciles. Si tras ver
porno te miras a ti mismo en el espejo o si intentas imitar una posición no
sabes ni por dónde empezar. La gente intenta hacer una garganta profunda y
cuando ve que no puede piensa que es una inútil. Por eso [el cine de contenido
adulto] puede ser malo cuando la gente no se da cuenta de que está ante una
fantasía", sostiene.
Falsos mitos
Mirarse en el porno como referente sexual es como
mirarse en un espejo distorsionado.
Sierra está acostumbrada a tratar con personas insatisfechas y acomplejadas por
mirar la realidad con el prisma del cine erótico. "El cine porno está plagado
de mitos y ficciones, como el orgasmo simultáneo, que la gente
debería ser capaz de identificar como tal", explica.
Sin embargo, no resulta
extraño que la gente piense que todo lo que ve en este tipo de películas es
100% real, aunque en realidad, como en toda película, se empleen numerosos
trucos y artificios ante la cámara. Como sucede "en un número de David Coperfield",
bromea Sierra.
Entre las mujeres, el mito erróneo
más extendido es "pensar que es necesario gemir para tener un buen orgasmo
cuando, en realidad, no es necesario y muchas mujeres no lo hacen",
afirma. Por otro lado, lo más frecuente entre los
hombres son los problemas de autoestima provocados por el
tamaño de su pene. "Creen que la tienen muy pequeña pero luego resulta que tiene un tamaño completamente normal o,
incluso, por encima de la media española", señala.
Nadie confunde una película
de Rambo con la realidad. En cambio, como ocurrían en los albores del cine
comercial, mucha gente piensa que todo lo que se muestra en este tipo de
películas es 100% real. Ante esta tesitura, la recomendación de Serra es
sencilla: "que las parejas lo utilicen para excitarse
pero que sean críticos y sepan que es fantasía".
DANIEL J. OLLERO @danieljollero
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