Foto: Shutterstock
Pero comenzar una experiencia
tántrica va mucho más allá de las técnicas sexuales. Su origen está en las espirituales,
mucho más difíciles de dominar. Sobre esto, Jiménez explica que el gran
problema por el que muchas parejas acuden a su escuela es la falta de empatía,
producida muchas veces por no escuchar a la otra persona, teniendo como
consecuencia relaciones sexuales insatisfechas. "Aunque en los medios
hayan desaparecido muchos tabúes que giraban en torno a la sexualidad, lo
cierto es que en la intimidad siguen existiendo multitud de prejuicios y falsas
expectativas sobre lo que es, y no es, un acto sexual. Por eso muchas personas
no alcanzan una satisfacción plena en sus relaciones", asegura el experto.
"El hombre debe aceptar
que ya no tiene el monopolio del rol dominante. Cuando las mujeres descubren
que sexualmente
son mucho más poderosas que los hombres, empiezan a tomar las
riendas de sus relaciones y eso puede asustar a su pareja", explica
Jiménez. En estos casos, lo importante es generar un equilibrio en el que, a
través del interés por los deseos y necesidades del otro, se consigan
satisfacer ambas partes sin que ninguno se sienta presionado. "A veces
solo es un problema de educación, ya que tradicionalmente se ha pensado que el
hombre es el encargado de proporcionar placer a la mujer, cuando en realidad es
algo mutuo", aclara el experto.
De la misma manera, el Tantra
es una actitud
individual. Y aunque pueda ser una pareja la que acude a los
talleres, el aprendizaje se produce en cada persona por separado. "Lo
primero que advierto cuando viene una pareja a dominar el Tantra es que la
experiencia es totalmente individual, aunque lo que aprenden lo lleven consigo
y lo transmitan después a su pareja", expresa Jiménez. Los talleres de El
placer de sentir pueden ser individuales o colectivos. Mientras que en los
primeros la pareja trata de averiguar cuál es el factor que bloquea su
sexualidad, en los talleres en grupo cada miembro de la pareja intenta
conocerse a sí mismo a través de experiencias vivenciales que, sin que exista
actividad sexual explícita, movilizan esta energía y llaman al erotismo.
"Lo que tratamos de enseñar en estos talleres es que con muy poco se puede
llegar a sentir mucho. Si reducimos la sexualidad a lo genital estamos
perdiendo gran parte de ella, y no seremos capaces de disfrutarla
plenamente", asegura Jiménez.
Las cuatro llaves
imprescindibles para vivir una experiencia tántrica
Disfrutar del sexo
con los cinco sentidos.
"La primera, y más
importante, es estar concentrado únicamente en ese momento", afirma Jiménez.
Vivir el presente es esencial para poder satisfacer al otro, y a uno mismo.
Compartir los deseos.
Es decir, expresar física o
verbalmente lo que nos gustaría hacer o lo que nos está gustando. "El
resultado siempre va a ser positivo, ya que el deseo y placer, cuando se
expresan, se retroalimentan y crecen", dice Jiménez. Y a la vez, añade,
dar a conocer a la otra persona tu sentimiento de placer produce un efecto
afrodisíaco.
Quererse a uno mismo.
Para disfrutar de los demás
hay que hacerlo, primero, de uno mismo. Por eso, Jiménez advierte que el
autoestima es básico para poder vivir una sexualidad sana.
Movimiento armónico y
fluido.
Más que utilizar unas
técnicas concretas, lo esencial del Tantra es mantener durante el acto sexual
una actitud receptiva y de escucha. "Hay que conseguir guardar el
equilibrio entre lo que das y lo que recibes. Por ejemplo, si las dos personas
quieren una aventura apasionada en la cocina, es Tantra. Pero si uno de los dos
estaba buscando un momento más relajado, o no se siente cómodo en ese lugar, la
comunicación no ha funcionado, y eso no es Tantra", explica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario