Una compañía de la ciudad alemana
de Oberhausen ha comenzado a producir, este mes de diciembre, unos “pantalones de
seguridad” encaminados a proteger de ataques sexuales a las mujeres que los
vistan. Para cumplir del mejor modo posible su función, esta
especie de cinturón de castidad está hecho de una tela muy dura, resistente a
las rasgaduras y presenta un mecanismo que emite un sonido bastante fuerte
cuando la mujer es asaltada.
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La creadora de este cinturón
de castidad, Sarah Seilz, ha asegurado al periódico digital Sputnik que fue una
experiencia personal lo que le llevó a inventar este “pantalón corto de
seguridad”. Así, según ella misma ha relatado, hace unos meses un trío de
hombres la detuvo, mientras ella estaba haciendo ejercicio por la calle, y
trató de bajarle los pantalones, lo que revela la exigua seguridad existente en
las calles alemanas.
Además de su experiencia
personal, las masivas agresiones sexuales que tuvieron lugar en Colonia la pasada
Nochevieja (2015-2016), que fueron ocultadas en la medida de lo
posible por las autoridades germanas, también habrían impelido a Seilz a emprender su
proyecto.
Los ataques sexuales, a la orden del día
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Desde que, en septiembre del
año 2015, Merkel tomase la decisión de acoger a más de un millón de refugiados
en Alemania, la inseguridad se ha tornado norma general en el país. Especial
mención requieren los hechos acaecidos la Nochevieja de 2015 en Colonia: entonces, cientos
de inmigrantes musulmanes – muchos de ellos, refugiados - abusaron de mujeres
en los alrededores de la estación del tren. Las autoridades pusieron todo su
empeño en que la verdad no saliese a la luz, pero la investigación de los
medios de comunicación nos reveló la desoladora gravedad de los hechos: más de
mil denuncias por abusos sexuales en apenas unas horas.
Empero, el de Colonia no es
un caso aislado. Durante el pasado año 2016, las agresiones sexuales a mujeres perpetradas
por inmigrantes musulmanes fueron habituales. Así, Colonia, por
ejemplo, volvió a vivir una noche de terror, en Carnaval, en la que se
notificaron hasta veintidós denuncias por ataques sexuales. Asimismo, en el
festival de música de Essen – Essen Original – se interpusieron diez denuncias
por ataques sexuales; denuncias que finalmente supusieron el encarcelamiento de
siete musulmanes.
Especialmente sonado – y
estremecedor – fue el caso de Maria Landenburger, una estudiante de Medicina de
diecinueve años que fue violada y asesinada el 19 de octubre por un refugiado
afgano. Lo más trágico es que ella misma, hija de un alto cargo de la Unión Europea, había
trabajado como voluntaria en un centro de ayuda a refugiados.
Julio Llorente
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