Los expertos en ciberseguridad advierten que los
juguetes eróticos con conexión bluetooth son susceptibles de ser hackeados, con
resultados muy poco agradables para los usuarios que utilicen uno cuya
seguridad ha sido violada.
Niran PhonruangShutterstoc
Así lo advierte Panda Security, que ha asegura que, cuanto más sencillo sea el procesador que conecta uno
de estos juguetes con el móvil para alterar su comportamiento, más sencillo es
también que un usuario malintencionado se cuele en su infraestructura y
modifique su funcionamiento.
Apuntan a su vez que estos juguetes no se venden en
páginas turbias y de dudosa reputación, sino en webs ampliamente conocidas como
Amazon. La mayoría de estos juguetes eróticos se conecten a una app móvil a
través de bluetooth y reciben órdenes sobre la intensidad de su funcionamiento
o los ciclos de uso.
Más allá del mal uso del dispositivo, que es lo
primero y más simple que se puede hacer con el hackeo, también corren peligro
los datos de usuario: se puede conocer el dispositivo que activa el juguete,
quién lo usa, la frecuencia de uso y los momentos en los que lo enciende. Esto
es información suficiente para chantajear al dueño del juguete.
El protocolo de red BLE, Bluetooth Low Energy, con los
que funcionan la mayoría de juguetes eróticos rastrea constantemente los
dispositivos que hay cerca para conectarse al del usuario. Por ello, otro
usuario con un móvil u otro dispositivo cerca puede conectarse sin permiso con
tanta facilidad.
Los dispositivos más sencillos no tienen protección
"Como están diseñados para formar parte de las
redes de Internet de las Cosas domésticas, una buena parte de ellos ni siquiera
pide un PIN o una contraseña para controlarlos", señalan desde Panda
Security. Y en caso de emplear una clave para sumar seguridad, suelen ser
demasiado sencillas, como 0000 o 1234.
Esto ocurre con los juguetes más sencillos, pero
aquellos más avanzados entrañan otros problemas, como la filtración de imágenes
de los usuarios. Si un hacker sabe cuándo una persona utiliza uno de ellos,
puede también intentar colarse en las cámaras cerca del usuario para conseguir
un instantánea de un momento de intimidad y usarlo como chantaje.
No hace falta ser una figura pública para enfrentarse
a estas situaciones de robo de datos personales. Hay casos de usuarios a los
que se les han robado fotos íntimas para subirlas a Internet con el fin de
avergonzarles o de conseguir un rescate, que difícilmente nunca consigue la
eliminación del contenido.
El acceso remoto a juguetes sexuales se ha estudiado
en profundidad en el pasado. PornHub, una de las principales webs de
pornografía de Internet, realizó en 2016 un estudio
sobre las vulnerabilidades, problemas relacionados y el código de conducta para
investigadores en el campo de los juguetes eróticos.
EL MUNDO
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