Los «nuevos» delitos que han
nacido al abrigo de las nuevas tecnologías y servicios de Internet son numerosos y, por regla general, suelen
describirse bajo términos anglosajones que explican conductas que pueden ser
sancionables. Una de ellas se conoce como «trashing» y tiene
mucho que ver con los «desechos». Sí, aunque parezca mentira, los
ciberdelincuentes también utilizan técnicas algo más rudimentarias para
intentar hacerse con el control de los equipos de las posibles víctimas.
Es un delito informático poco
conocido al ser relativamente reciente su incorporación a este ámbito, pero no
por ello menos relevante. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD)
establece que se trata de una técnica que consiste en obtener información
privada a partir de la recuperación de
archivos, documentos, directorios e, incluso, contraseñas que el usuario ha enviado
a la papelera de reciclaje de su equipo. «Si la información se
recolecta de "las papeleras" como papeles o discos duros se habla de
trashing físico», explican desde el organismo regulador.
Esta acción de recolectar información
a partir de material descartado tiene la finalidad de obtener datos que sirvan
como información para cometer fraudes. Lo normal es que esa información se
consiga revisando los archivos que puedan estar en el ordenador (papelera de
reciclaje, historial de navegación, o los archivos que almacenan cookies). Con
ello es posible tener acceso a datos personales sensibles que les sirvan de base para provocar un ciberataque
o, al menos, intentar engañar a las víctimas.
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