Y precisamente para que no te enteres, se planean
coartadas, no especialmente ingeniosas. La frase favorita entre los hombres
parece ser "tengo que trabajar tarde", utilizada en un 23% de los
casos de infidelidad. Y, entre las mujeres, las amigas son la clave pues parece
que el 21% de las mujeres que se encuentran con su amante utilizan típica frase
"saldré con mis amigas", según una encuesta de Ashley Madison,
conocida red social de contactos, dirigida principalmente a personas que ya
tienen una relación. Pero quizá a muchos no les sirvieron cuando se jaqueó esta
empresa y salieron a la luz numerosos nombres de conocidos infieles. Sin duda,
las cosas se ponen más difíciles para los que gustan de amantes en la era
tecnológica.
SHUTTERSTOCK
Aún así, el 81% de los hombres y el 53% de las
mujeres, afirman haber sido infieles, según la encuesta realizada por la
empresa de colonias con feromonas Phiero ( link a
http://phiero.com/es/encuesta-phiero# ) Esto teniendo en cuenta que los
españoles no somos los más infieles pues ocupamos el octavo puesto en cuanto a
infidelidad mundial, según The Richest ( link a
https://www.therichest.com/rich-list/most-shocking/the-worlds-10-most-adulterous-nationalities/?view=all
) , que cruzó datos entre encuestas realizadas por Durex (www.durex.es) y
páginas de citas, como la anteriormente citada.
Los tailandeses encabezan el ránking de infidelidad
mundial al ser lo que, en mayor medida, admiten haber mantenido relaciones
fuera de la pareja, un 56% de los encuestados. Y aún siendo los octavos, el 39%
de los adultos de nacionalidad española reconocen haber sido infieles. ¿Seremos
sinceros?
¿Qué nos empuja?
Es habitual que pensemos que la infidelidad responde a
un acto egoísta, una pasión incontrolada, una venganza o que existe maldad bajo
ese comportamiento, pero no suele ser así. La frustración, la necesidad de
sentirse amado o amada, la búsqueda de afectos o simplemente el desamor, pueden
estar también debajo de esta situación.
Cada pareja es un mundo y que alguien decida mantener
una relación fuera de la pareja es, generalmente, multicausal, muy difícil de
determinar e injusto poner a todas las personas e historias la misma etiqueta.
Comentar que la fidelidad es una construcción
cultural, aunque haya muchas personas que son fieles y les sale naturalmente,
quizá sea poco aceptado por la sociedad. Sobre todo teniendo en cuenta que la
mayoría de nosotros es muy probable que hayamos sufrido alguna, aunque no lo
sepamos. Lo cierto es que la infidelidad suele doler o picar, cuando se conoce,
ya sea carnal o emocional.
Muchas coinciden en que a la hora de perdonar la
infidelidad, resulta mucho más sencillo hacerlo con una carnal y puntual, que
conseguirlo cuando de algo continuado con componente afectivo y emocional se
trata, lógicamente. Aunque cada persona ha de determinar qué desea, y a quién,
para poder tomar la decisión que más conviene a ambas partes de la pareja.
La falta de comunicación en la pareja, de autoestima y
de cuidado de la relación son factores protectores de la fidelidad, pero no son
infalibles. Existen personalidades con mayor o menor tendencia a la búsqueda de
sensaciones o a necesitar emociones nuevas que mueren con la rutina, o incluso
podrían ser la infidelidad un síntoma del estrés e incluso realizarse de manera
compulsiva, en algún caso.
También se puede pensar que la infidelidad está en
nuestros genes o la culpable es la testosterona pero, sintiéndolo mucho por
aquellas personas que lo utilicen en su defensa, no solo no está demostrado
científicamente sino que, de ser así, en ningún caso sería determinista para
elegir hacerlo.
Existen también otras teorías que podrían alejarnos de
responsabilizarnos de lo ocurrido, como el estudio de Ashley Madison, (https://www.ashleymadison.com/
) que reveló que los más propenso a la infidelidad eran los que tenían un
hermano y el 43% de los encuestados los dijeron ser el hermano mayor. Por otro
lado, el hermano mediano, y no el pequeño, con un 32%, sería el más fiel. No
deja de ser más que un dato curioso, no sospeche de su pareja porque esté
dentro de alguno de estos porcentajes, por favor.
Cuando somos tres
O cuatro, porque quizá la infidelidad aparezca por
ambas partes, ¿verdad? Tendemos a pensar que cuando entra un o una tercera
persona en juego, lo vamos a notar enseguida. Va a pasar de nosotros la pareja,
dedicará su tiempo a otra u otro, la relación se verá afectada en negativo y la
cosa acabará mal, muy mal.
Pero, cuando hay una infidelidad, quizá ni lo notemos.
Puede que la pareja se ausente más, o no. En ocasiones, puede notarse incluso a
la pareja ' infiel' mucho más alegre y relajada, se discute menos y puede que
exista un mejor trato incluso se pueda activar la llama dentro de la pareja.
La infidelidad no determina fracaso en la pareja,
aunque tampoco tiene por qué ser la tabla de salvación de la misma.
En cualquier caso, la terapia de pareja funciona muy
bien para resolver estas situaciones que suelen resultar tan desagradables y
nos impiden ver con claridad, por el alto nivel emocional que conlleva, qué
deseamos hacer al respecto.
Alternativas a la infidelidad
En ocasiones sentimos que debemos hacer algo
determinado, perdonar o romper. Sin embargo, existen otras opciones, aunque no
nos resulten tan convencionales, que hoy en día se barajan a la hora de
enfrentarse a este dilema.
El tercero desconocido. Cuando no conocemos que se está
produciendo una infidelidad poco podemos hacer al respecto. Si nos seguimos
sintiendo a gusto en la relación sería la clave para no tener que mover nada.
Si, por el contrario, la relación se nota afectada o existe malestar, quizá sea
el momento de hablar y ver qué ocurre. Puede que se descubra un infidelidad o
incluso que, al saber que nos sentimos mal en la relación, la persona infiel
decida apostar por la pareja. Nunca se sabe pero la buena comunicación siempre
es una buena aliada.
El tercero consentido. Quizá ya sepa que le están siendo
infiel y aun así decida continuar con su pareja. Bien porque no le importa o
porque se encuentra incluso mejor así. En ocasiones se consiente porque nos han
educado a 'aguantar' con lo que nos echen en el matrimonio. Si es así, ya no
sería consentido, sino sufrido. Quizá sería un buen momento para despertar sus
verdaderos deseos trabajar su autoestima y decir, ¡basta ya! Pero si el
consentimiento es real, existe un buen trato y lo decide libremente, nadie
debería criticar su elección.
El tercero consensuado. Esta sería otra opción que cada
vez se plantea más. Difícil quizá de entender o aceptar dentro de nuestro marco
socio cultural. Consistiría en negociar qué está permitido o no dentro de la
relación de pareja. Sería lo que conocemos como negociar una 'pareja abierta'.
De esta manera, ya no existiría infidelidad ni deslealtad si se cumplen las
normas que cada pareja ha creado de manera conjunta. Si una de las partes lo
propone y la otra lo acata ya no sería consentido, por supuesto, por lo que
llegar a un consenso real sería fundamental.
El tercero compartido. Y, ¿por qué no? Quizá se desee
introducir a un tercero compartido por ambas partes de la pareja. Puede ocurrir
que, al igual que hay parejas que negocian poder tener relaciones sexuales
fuera de su relación pero no quieren saber de ellas ni les cuenten detalles,
otras deciden que estas siempre sean en compañía de la propia pareja, de esta
manera ambos disfrutan de ese escarceo leal y, además, la imaginación no vuela
pensando, ¿qué habrá hecho con el otro?, ¿le gustará más la otra que yo?
Igualmente ha de llegarse a un acuerdo y pautar las normas y límites.
Sea infidelidad o pacto, tienes derecho a decidir qué
aceptas o no en tu vida y relación de pareja. Ni las modas ni tu entorno podrás
decidir por ti, solo tú puedes conocer qué es lo que más te conviene hacer ante
una infidelidad.
Ana Sierra
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