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El Shinrin Yoku o baño de bosques es
una terapia japonesa que eleva el estado de ánimo, reduce el estrés y la
ansiedad, entre otros
Busque una zona verde cercana, un camino rodeado de
naturaleza y silencio. Comience a pasear, sin prisas y respirando lentamente.
Deje a un lado los pensamientos y las obligaciones, despréndase del estrés y
disfrute de los efectos de luces, de la brisa, de la armonía de los sonidos y
del aroma del entorno. Por si no lo sabía, acaba de bañarse en un bosque, una
técnica japonesa denominada Shinrin Yoku.
El Shinrin Yoku -según la traducción literal shinrin,
árboles, y yoku, bañarse- es una terapia japonesa impulsada a comienzos
de los 80 por la
Agencia Forestal de Japón a través de un programa de salud
pública. Dicha terapia era una forma de luchar contra los males que aquejan al
ser humano en la ciudad como consecuencia de su desconexión con la naturaleza.
Bañarse en un bosque cuenta con más de un millón de
adeptos entre los nipones. No en vano, el archipiélago asiático dispone de casi
un 70% de superficie arbolada. Pero no se trata de una práctica exclusiva de
Japón. Ni mucho menos. En la actualidad, en países como Estados Unidos,
Australia, Alemania, Reino Unido, Corea del Sur, incluso España, con más
frecuencia se encuentran personas que realizan está práctica y la difunden.
Sobre los secretos de esta filosofía trata el libro Shinrin
Yoku, El Arte Japonés de los Baños de Bosque (Planeta) de Héctor García y
Francesc Miralles. El relato expone los efectos curativos de las zonas verdes y
de cómo el Shinrin Yoku invita a la relajación, eleva el estado de ánimo,
disminuye el estrés, la ansiedad y la depresión, y además reduce el ritmo
cardíaco o la presión arterial.
¿Es la naturaleza sanadora?
Según los autores, el ser humano no está hecho para
vivir enjaulado entre bloques de cemento. La vinculación con la naturaleza
siempre le había facilitado alimento, refugio y paz de espíritu. Como cualquier
otra animal, las personas necesitan rodearse de un entorno natural, de respirar
aire puro y caminar entre árboles y vegetación para alejarse de los males que
aquejan a las grandes ciudades: trastornos del cuerpo y de la mente.
Los beneficios de esta terapia van más allá de lo
psicológico. Diversos estudios detallan las reacciones fisiológicas en sujetos
expuestos a un medio forestal. Desde la Universidad de Chiba y el Departamento de Salud e
Higiene Publica de la
Nippon Medical School de Tokio analizaron distintas
variables, las constantes vitales y la actividad cerebral en un grupo de
individuos tras un baño de bosque.
El informe reveló que después de un paseo por una zona
boscosa varias veces al mes se reduce la concentración de cortisol en la saliva
(hormona del estrés), desciende la presión arterial, disminuye el ritmo
cardíaco, modera la actividad nerviosa, fortalece el sistema inmunitario.
Además, incrementa la libido y la energía sexual, favorece el sueño, contribuye
a mejorar el estado de ánimo (depresión, ansiedad, angustia, etc.) y fomenta la
capacidad para concentrarse, entre otros beneficios.
El mismo equipo científico descubrió también que
visitar zonas verdes protegen e incluso tienen un efecto preventivo en la
generación y progresión del cáncer, puesto que se relaciona con un aumento del
número de células Natural Killer (asesinas naturales), que son linfocitos
capaces de detectar las células infectadas por virus o tumores y eliminarlas, y
los niveles de proteínas anticancerígenas intracelulares. Un efecto que se
mantiene durante 30 días.
De ahí la importancia de la conservación y protección
de los bosques y zonas naturales. No sólo aportan beneficios para la salud
humana sino también porque son un reducto de paz entre las grandes urbes y
fundamentales para la preservación del medio ambiente.
Pautas básicas
Para disfrutar de esta práctica plenamente, los
autores recomiendan entregarse totalmente a la experiencia, evitando el
teléfono móvil y tomando conciencia del entorno que nos rodea. También inciden
en que se deben evadir las prisas y no agobiarse por seguir un itinerario
exacto. Respirar pausadamente y tratar de eliminar los pensamientos
preocupantes también es esencial. Para concluir, es esencial sentirse parte de
un todo e integrado en el bosque.
Sin embargo, estas propiedades terapéuticas no son
exclusivas de los bosques. También puede desarrollarse, aunque en menor medida,
en un parque o jardín urbano e incluso las plantas que se poseen en casa pueden
ayudar en esa unión con la tierra.
Abrázate a un árbol para renovar energía
Puede parecer una tontería, una extravagancia o
incluso ridículo. Pero lo cierto es que esta tendencia denominada Silvoterapia,
según algunos estudios recogidos por Matthew Silverstone en su libro Blinded by
Science, tiene cualidades positivas para la salud. ¿De qué manera? Según el
autor, los beneficios están relacionados con las vibraciones y la energía
prácticamente imperceptible que emana de los troncos de los árboles. Aunque de
forma consciente es difícil apreciarlas, estos movimientos reequilibran el organismo.
El alivio de la ansiedad, la mejora de la depresión, el aumento de la
concentración, sensación de bienestar y tranquilidad y una buena dosis de
energía son algunos de los beneficios.
LUISA VALERIO
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