En los países menos igualitarios,
las demandas de los hijos para las mujeres, y el trabajo y las finanzas para
los hombres, disminuyen la calidad del sueño
La noche debería ser un período de
descanso y restauración, pero no es así para algunas personas. Un estudio
publicado en el 'Journal of Marriage and Family' sobre parejas europeas ha
encontrado que las demandas nocturnas de los hijos para las mujeres, y el
trabajo y las finanzas del hogar para los hombres, disminuyen la calidad del
sueño.
Los bebés, en particular, son
altamente perjudiciales para el sueño de los padres. Sin embargo, incluso a
medida que los niños crecen, sus demandas nocturnas continúan interrumpiendo el
sueño. Según los investigadores del estudio, en general, "los hombres ven
el sueño como una forma de recuperarse y prepararse para el trabajo, mientras
que las mujeres ven la noche como una extensión de sus obligaciones diurnas
para consolar a los niños pequeños si se despiertan en medio de la noche. Las
madres de adolescentes también son más propensas que los padres a quedarse
despiertas preocupándose por la seguridad de los hijos o esperando a que
regresen a casa".
Los hombres también experimentan
trastornos del sueño, "pero generalmente debido al estrés laboral y
financiero". Un estudio de parejas estadounidenses de clase trabajadora
mostró que los hombres que aseguraban tener problemas para dormir estaban
preocupados por el trabajo del día siguiente y por cómo su salario afectaba a
las finanzas familiares.
Dentro de estas parejas, el estatus
de sostén de los hombres y su mayor contribución a las finanzas familiares que
las mujeres fueron utilizados como una justificación por ambas partes para
proteger el sueño de ellos sobre el de ellas. "Se vio que creían que los
hombres tenían un mayor derecho a un sueño reparador que las mujeres, dada su
necesidad de 'estar en su mejor momento' para trabajar al día siguiente",
alegan.
El papel del contexto del país
Los investigadores de este informe
encuestaron a 14.143 personas de 23 países europeos y los resultados mostraron
que en 22 de los 23 países, más mujeres que hombres aseguraron que su sueño fue
inquieto durante la semana anterior. Pero, afortunadamente, hay un rayo de esperanza,
porque éste equipo también comprobó que vivir en un país con más igualdad de
género se traducía en un mejor sueño para ambos.
"Las mujeres en sociedades
igualitarias tienen divisiones más equilibradas del trabajo doméstico, y los
hombres asumen un papel más activo en el cuidado de los niños. Vivir en un
contexto más amplio de igualdad se traduce en un sueño más reparador para las
mujeres. Pero también para los hombres, porque, al no recaer todo el peso
económico en ellos y verse rebajado el estrés, su descanso mejora, así como su
salud y felicidad".
Dado que el sueño es una dimensión
integral para el bienestar, las sociedades no pueden subestimar el beneficio
económico y social que reporta estar bien descansados. "Trabajemos juntos
pues para equilibrar trabajo y familia y disfrutemos todos de muchas noches
reparadoras", concluyen.
REDACCIÓN ZEN
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