El primer edil de Montereau, una localidad de poco más de 600 habitantes,
pretende incentivar de ese modo la natalidad y evitar que se cierre la escuela
local
Un doctor muestra píldoras de Viagra. LIU JIN AFP
A 114 kilómetros al sureste de París, la localidad de
Montereau no para de darle vueltas a cómo evitar que su nombre pase a engrosar
la lista de los pueblos de la Francia vaciada, esa en la que los jóvenes no
quieren vivir y en la que abundan los mayores. Montereau, situado en la zona
central de Francia, en el departamento de Loiret, tiene apenas 650 habitantes y
un alcalde con ideas un tanto llamativas para evitar un censo menguante.
Jean Debouzy acaba de hacer público un bando en el que
ofrece la entrega gratuita de Viagra a las parejas de entre 18 y 40 años
"para darles todas las posibilidades de concebir, y así preservar
[abiertas] las escuelas [de la zona]". La medida podrá beneficiar a los habitantes
empadronados, pero también a los recién llegados. El regidor se plantea además
entregar bonificaciones por cada bebé nacido. "Una localidad sin niños es
una localidad muerta", afirmó en declaraciones recogidas por la web de noticias The
Local.
A la izquierda, ubicación de Montereau; a la derecha, la iglesia del
pueblo. Foto: Croquant
Más allá de abrir el debate, la medida no ha tenido
aún ninguna aplicación, ya que tal como explicó Debouzy a la cadena local
France 3 nadie había reclamado aún las
pastillitas azules desde que se puso en marcha el pasado jueves. Abierto
está también el debate de si puede entregar este fármaco, que se usa para
tratar la disfunción eréctil, ya que en Francia solo se dispensa con receta
médica.
El principal
objetivo del alcalde es evitar que la escuela de esta localidad y la de la
vecina Cour-Marigny cierren, y los niños, alrededor de una treintena, tengan
que desplazarse a otros municipios para estudiar, lo que podría provocar un
descenso aún más acusado de los empadronados. Según France 3, el destino del
colegio se debatirá el próximo martes.
Ante los problemas de la despoblación rural, el
presidente francés, Emmanuel Macron, se comprometió en su toma de posesión a no
cerrar ningún centro escolar.
La medida del alcalde de Montereau no es la
primera ni la más extravagante que toma una localidad asfixiada por el trasvase
de población del mundo rural a centros de población más grandes y con más
servicios. Otro primer edil francés emitió recientemente un irónico bando en el
que prohibía a los vecinos caer enfermos, ante las carencias de los recursos
sanitarios. Más disparatada aún fue la medida del alcalde de un pequeño pueblo
de montaña el departamento de Isère, que inscribió en el colegio local a un rebaño de ovejas para
evitar el cierre del centro.
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