Dos de las estatuas de La Democracia que están magnetizadas - Universidad
de Harvard / Roger Fu
Hace décadas que los «Barrigones» de la ciudad
guatemalteca de La Democracia han alimentado el debate acerca de si eran
representaciones de la élite gobernante, mujeres dando a luz o antepasados de
aquel pueblo que esculpió las inquietantes figuras hace 2.000 años. Pero el
enigma no acaba ahí: las piedras están magnetizadas en ciertas zonas concretas,
según ha descubierto un reciente estudio publicado en la revista «Journal of
Archaeological Science».
La investigación, de la Universidad de Harvard,
sugiere que estas áreas no son casualidad. Los autores han encontrado que se
concentran en el ombligo de las estatuas o en la mejilla derecha en el caso de
las cabezas, lo que puede significar no solo que los pueblos mesoamericanos
estaban familiarizados con el concepto de magnetismo, sino que también tenían
alguna forma de detectar los puntos magnetizados.
«Hay alguna posibilidad de que pueda suceder al azar,
pero a medida que encontramos más y más esculturas que están alineadas de esta
manera, la probabilidad es menor», explica en un comunicado Roger Fu, profesor asistente
de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Harvard. «En este
documento, analizamos cuatro, y encontramos una probabilidad de menos del 1 por
ciento de que esto no fuera intencional».
El rayo: la fuente de los campos magnéticos
Y el estudio va más allá. Fu y su equipo detallan que
estas anomalías solo podrían haber sido causadas por una fuente: los rayos.
«Todas las rocas contienen minerales magnéticos. Si sales y recoges cualquier
roca al azar, es magnética, aunque sea de forma muy muy débil. En el caso de
las rocas que forman las estatuas, se trata de basaltos de las tierras altas de
Guatemala, lo que hacen que contengan bastante magnetita», afirma. Pero los
campos magnéticos encontrados en estas figuras son casi cuatro veces más
fuertes que el campo magnético de la Tierra, lo que puede significar que han
sido imantadas a propósito.
Por ello, Fu cree que «estas rocas fueron alcanzadas
por un rayo en algún momento entre cuando se formaron hace miles de años y
cuando fueron talladas». «Debido a que el rayo es una corriente eléctrica,
produce campos magnéticos muy fuertes, muchos órdenes de magnitud más fuertes
de lo normal... Y creemos que los antiguos pueblos mesoamericanos pudieron
detectar estas anomalías».
No se sabe exactamente cómo detectaron las anomalías,
pero una investigación anterior señala que los mesoamericanos podrían haber
usado piedras calcáreas, rocas naturalmente magnetizadas, para una variedad de
propósitos.
Pero, ¿por qué las imantaron?
Sin embargo, aunque el estudio sugiere que los
antiguos pueblos mesoamericanos tenían conocimiento del magnetismo y cómo
detectarlo, deja sin respuesta la pregunta de por qué las figuras fueron
talladas para resaltar su magnetismo. «La respuesta corta es que no tenemos
idea de la razón exacta por la que lo hicieron. Hay algunas hipótesis bastante
interesantes: probablemente la mejor es que podrían representar alguna
representación de los antepasados de las élites gobernantes», señala Fu.
Los argumentos que apoyan esta teoría son que si en el
pasado la persona a la que se representa en la estatua tuvo poder, recalcar
este poder con magnetismo sería una gran manera de dejarlo claro a la
posteridad: «Parecería que había algo vivo con ella, o algún aspecto
sobrenatural», afirma el investigador.
En última instancia, dijo Fu, el estudio ofrece
evidencia clave de que la comprensión del magnetismo existió en las Américas
mucho antes de lo que se creía. «En el Viejo Mundo, había cierta documentación
del magnetismo en el mundo griego en el siglo VI a. C., y la primera brújula
utilizable no fue sino hasta siglos después en China. Existe la percepción de
que el Viejo Mundo es el mundo avanzado y transfirió todo este conocimiento al
Nuevo, pero nos estamos dando cuenta de que sabían mucho, y esto es una prueba
más».
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