Richard Gere y Julia Roberts, en ?Pretty Woman', 1990. GETTY
Es de sobra conocido que las actrices
mayores de 40 años tienen problemas para encontrar
papeles, un escollo que no encuentran sus colegas varones. Ninguno de los actores
mejor pagados de Hollywood tiene menos de 40 años;
solo una de las intérpretes mejor pagadas los supera, Jessica Chastain. “La
juventud reina”, declaró Junie Hoang cuando demandó a la
base de datos cinematográfico Imdb por publicar su edad en su perfil en la red social del cine. Aunque perdió el juicio, muchas
colegas han secundado ese mensaje para criticar la sequía de papeles que sufren
cuando dejan de ser adecuadas para interpretar a “la chica” de la película.
Hace 10 años, una Faye
Dunaway de 67 años puso el grito en el cielo al
percibir el injusto trato que recibía en comparación a los hombres de su
generación. “Me cabrea que piensen que soy demasiado mayor para ser el interés
amoroso de tipos como Jack Nicholson o Clint Eastwood. ¿Por qué tengo que
interpretar a hermanas y madres mientras ellos, que son más mayores que yo,
tienen amantes en pantalla a las que doblan la edad?”.
La pareja protagonista de Los puentes de Madison (1995),
Clint Eastwood y Meryl Streep, se lleva 19 años. A
pesar de ello, su química fue uno de los puntos fuertes para la crítica a la
hora de valorar el gran éxito de la película, hasta el punto de que se rumoreó
que mantenían una relación en la vida real. En 1997 Jack Nicholson (60 años) y
Helen Hunt (33) sorprendieron al mundo por la misma razón, su química al
retratar una relación tan disfuncional como la de Mejor...imposible, ya
que los separaban nada menos que 27 años de edad.
Elizabeth
Banks se quejó en 2016 de haber sido rechazada
para el papel de Mary Jane en Spiderman porque, con 29 años, la
consideraron demasiado mayor para ser la novia (y compañera de instituto) de
Tobey Maguire, 16 meses más joven que ella. Lo mismo le
ocurrió a Olivia Wilde, a la que descartaron
para El lobo de Wall Street por ser demasiado mayor para ser la
mujer o la amante de Leonardo DiCaprio. Ella tenía 29 años ...y él 38, nueve
más que ella. También fueron víctimas de esa discriminación Maggie
Gyllenhaal, considerada demasiado
mayor con 37 años para interpretar a la amante de un hombre de 55, y Jamie Denbo, que se quejó en
Twitter de que había sido rechazada para un papel porque, a
sus 43 años, los productores consideraban que no podía encarnar a la esposa de
un hombre de 57 años.
Los actores que encarnaron a la legendaria pareja de Rhett Butler y
Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó (1939), Clark Gable y
Vivien Leigh, se llevaban 13 años.
La película ofrece otro ejemplo de edadismo: los
padres de la protagonista, interpretados por Thomas Mitchell y Barbara O’Neil,
se llevaban 18 años. Casi tres décadas después, ejemplo de los avances en
derechos sociales, se estrenó Adivina quién viene esta noche (1967), que
mostraba a una de las primeras parejas interraciales del cine. Pero la
discriminación por edad alcanza incluso a ésta: hay una diferencia de 18 años
entre Sidney Poitier y Katharine Houghton, los enamorados que tratan de
derribar prejuicios en la película, sin que esto tenga nada que ver en la
trama.
Actores cada vez más viejos se emparejan en la ficción
con actrices décadas más jóvenes que ellos. Los protagonistas del cine
tienen mujeres mucho más jóvenes sin que la diferencia de edad se mencione
siquiera en la película, como si fuera lo normal que la mujer de un cincuentón
tuviera el aspecto de una veinteañera que podría ser, en realidad, su hija. Es
algo que sucede desde que existe el cine.
Dos de las parejas más memorables de la historia del
cine, que además pertenecen a épocas radicalmente distanciadas, ofrecen
ejemplos de edadismo en la pareja protagonista. Humphrey Bogart tenía 41 años
cuando protagonizó Casablanca (1942) junto a una Ingrid Bergman de 21
años.Casi medio sigo después llegó a las salas Pretty Woman (1990), la
historia de amor entre un rico empresario y una prostituta que han visto
seis de cada diez españoles. Una especie de Cenicienta
moderna en la que sus protagonistas, Richard Gere y Julia Roberts, se llevaban
18 años de edad.
Incluso sucede en películas que establecen que ambos
tienen la misma edad porque son amigos desde la infancia o van a clase juntos,
como en Piratas del Caribe: aunque Orlando Bloom solo es ocho años mayor que Keira
Knightley, la película hace hincapié en que son amigos de la
infancia (con prólogo de la época incluido) y el hecho de que tienen la misma
edad es clave para la trama. También le sucede a actrices que interpretan a
madres de actores apenas más jóvenes que ellas, como les pasó en Alejandro
(2004) a Angelina Jolie y Colin Farrell, que se llevan un año.
Mel Gibson tenía 11 años más que Sophie Marceau, la princesa que seduce en Braveheart
(1995), y 16 más que Catherine McCormack, que interpretaba a su supuesta amiga
de la infancia.
En el prólogo de la película, establecen claramente
que existe una diferencia de edad… de unos cinco años como máximo.
Esos romances hollywoodienses nada tienen que
ver con la vida real, en la que las parejas
suelen llevarse entre uno y tres años de media. Pero estamos tan acostumbrados a verlas que muchas resultan
sorprendentes. Por ejemplo, Emma Stone
nunca ha sido pareja de un hombre de su misma edad o más joven ante la cámara; tampoco Scarlett Johansson. Jennifer Lawrence
solo ha tenido dos amantes de su generación ante las cámaras.
Hasta cuando las mujeres son cientos, incluso miles de
años mayores que su hombre en la ficción, la actriz escogida tiene la mitad de
años: Milla Jovovich era El quinto elemento en la película homónima de
1997, literalmente un ser que precede a todo. Pero es 21 años más joven que
Bruce Willis, el humano del que se enamoraba en la cinta. Unos años después
asistimos a otro edadismo cinematográfico: Aragorn y Arwen en El Señor de
los Anillos (2001) son un humano y una elfa cientos de años mayor que él,
pero la actriz Liv Tyler es 18 años más joven que Viggo Mortensen. Los elfos se
mantienen hermosos y jóvenes más tiempo, pero los interpretan actores como Hugo
Weaving (un año más joven que Mortensen) y Cate Blanchett (10 años menor).
Como les
sucede a ellas, en las parejas que vienen a continuación, de las más memorables
de la historia del cine, había una diferencia de más de 10 años que pasaba
desapercibida. Y quedan muchas por mencionar, varias de ellas míticas en
la historia del cine, como los protagonistas de Cantando bajo la lluvia
(1952), que se llevaban 20 años, los mismos que separaban a Cary Grant y Eva
Marie Saint (35) en Con la muerte en los talones (1959); uno más, 21,
había entre Audrey Hepburn y Rex Harrison en My fair lady (1964), la
misma brecha que existía entre Denzel Washington y Angelina Jolie en El
coleccionista de huesos (1999).
El
emparejamiento de Mark Ruffalo y Scarlett Johansson en Vengadores: la era de
Ultrón (2015) no desató comentarios, a pesar de que se llevan 17 años.
Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, que han compartido romance en pantalla dos
veces, se llevan 16 años, a pesar de ser de las parejas de ficción más de moda
en los últimos años. Han estado juntos tanto en la comedia El lado bueno de
las cosas (2012) como en la cinta histórica Serena (2014). Otro de
los ejemplos recientes más notorios del edadismo hollywoodiense se encuentra en
Magia a la luz de la luna (2014), una cinta de Woody Allen en la que un
escéptico Colin Firth (53) se enamora de la 'médium' Emma Stone (25). La enorme
diferencia de edad entre ambos, 28 años, no tiene ninguna relevancia en la
trama.
La
diferencia es aún mayor entre Harrison Ford (55 años) y Anne Heche (29) en
Seis días y siete noches (1998); y entre Michael Douglas (54) y Gwyneth
Paltrow (26) en Un crimen perfecto (1998). Hay ejemplos tan
recientes como Birdman (2015), en la que Michael Keaton tiene 17
años más que Amy Ryan, su mujer en la película, y 30 años más que su
amante, Andrea Riseborough. Ni siquiera los superhéroes se escapan a ello: la
pareja titular de Ant-Man y la Avispa (2018), Paul Rudd y
Evangeline Lilly, se lleva 11 años. La tendencia se mantiene sólida en la era
del #MeToo.
Carrie Fisher era 14 años más joven
que Harrison Ford cuando interpretaron a la princesa Leia y Han Solo en La
guerra de las galaxias (1977).
Curiosamente,
la primera actriz que se pensó para el papel, Sissy Spacek, se lleva la mitad
de años con Ford, que en la vida real se lleva 22 con su tercera esposa,
Calista Flockhart.
La pareja protagonista de Jurassic
Park (1993), Sam Neill y Laura Dern, se llevan 19 años.
Es un detalle fiel a los personajes del libro,
en el que ella es estudiante de posgrado; sin embargo, en la película son
colegas de profesión y su interacción parece la de dos iguales.
Brad Pitt se lleva 12 y 13 años
respectivamente con sus esposas en la ficción en El árbol de la vida
(2011) y Guerra Mundial Z (2013), Jessica Chastain y Mireille Enos. En
ambos casos, no se hace ni una sola referencia a esta acusada diferencia de
edad.
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