· En «Mi vida con 300 kilos» muestra el proceso de personas que han intentado perder peso y recuperar su salud durante un año
Vainey y Allen, la pareja protagonista de «Mi vida con
300 kilos» - DKISS
«La comida es lo que nos mantiene unidos a Allen y a
mí y es lo que me ayuda a sobrevivir». Así de contundente es el testimonio de
Vainey, una joven de 35 años que pesa casi 300 kilos. Como en cada capítulo, «Mi vida con 300 kilos» (DKiss) sigue
durante un año la vida de una persona con obesidad mórbida mientras trata de
reducir su peso a niveles saludables. Esta vez los protagonistas han sido una
joven pareja, Vainey y Allen, que pesan 270 y 294 kilos respectivamente.
Su problema con la comida es especialmente grave
porque se excusan mutuamente acerca de sus hábitos. «Allen es la única persona
con la que puedo comer lo que quiera porque no me juzga. Nos damos la libertad
de comer lo que nos plazca», asegura Vainey. Sin embargo, los protagonistas de «Mi vida con 300 kilos» son
conscientes de las consecuencias que pueden acarrearle estos hábitos: «Empiezo
a sentir que mi cuerpo se deteriora cada vez más. Sé que más pronto que tarde
el corazón o los pulmones me dejarán de funcionar. Lo único que me asusta más
que morir es perder a Allen».
La pareja ha llegado a un punto en el que les «me
cuesta hacer cualquier cosa». Ni siquiera pueden dormir juntos. «Mi mujer y yo
no cabemos en la misma cama porque hemos engordado demasiado», confiesa Allen.
«Me da mucho apuro que Allen tenga que ayudarme. Estoy prácticamente atada a la
cama y ahora mismo me quedo en el salón, que se ha convertido en mi dormitorio.
Todo lo hago aquí. No puedo ir a la parte trasera de la casa que es donde está
el baño por lo que Allen tiene que traerme un cubo con agua y jabón y con eso
me lava aquí en la cama», responde Vainey.
Su primer pensamiento en el día tiene que ver con
comida. «En cuanto termino de ayudar a Vianey, empiezo a cocinar porque estamos
deseando comer desde que nos despertamos y cuando comemos nos sentimos como en
un refugio donde estamos a salvo y sin nada que nos haga daño. Pero hemos
llegado a un punto en el que la comida no nos sacia, no sé ni siquiera cuánto
peso. Tenemos que hacer algo, pero renunciar a la comida parece imposible»,
reflexiona Allen.
No se trata solamente de ver si han seguido
adelgazando, sino también animarles a que cambien de hábitos y su misma actitud
hacia la vida. No todos han cambiado a mejor, pues no son pocos los que han
vuelto a comer mal y a ganar peso. Vainey y Allen quieren formar una familia.
«Los dos tenemos esperanzas y sueños y queremos una vida normal donde podamos
tener hijos, pero nos será imposible sin ningún tipo de ayuda», asegura el
joven en «Mi vida con 300 kilos».
Dada la extrema obesidad de los afectados muchas veces
«Mi vida con 300 kilos» recurre a procedimientos
quirúrgicos, generalmente a un bypass gástrico. «Nuestra única esperanza es el
doctor Younan Nowzaradan», rezaba Vainey. Por eso, la pareja hizo sus maletas y
se mudó a Houston durante un año para poder recibir el tratamiento.
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