viernes, 9 de agosto de 2019

El ocaso del topless en Francia

·       La liberación de hace tres décadas en las playas se ha transformado en una agresiva amenaza 
·       Una gran mayoría de mujeres europeas estiman que el topless es una tendencia arcaica, pasada de moda y alejada de las nuevas formas de vida y comportamiento.
Según un estudio realizado por el Institut français d’opinion publique (Ifop), realizado por cuenta de «Vie Healthy», solo un 15 % de las italianas, un 19 % de las inglesas, un 22 % de los francesas y un 34 % de las alemanas dicen practicar el topless. Según el mismo estudio, el topless todavía cuenta con los favores o simpatía del 48 % las españolas.
Entre las francesas, el topless solo cuenta con alguna simpatía entre las señoras y señoritas de «cierta edad». Entre las mujeres de menos de 30 años, apenas el 13 % de las francesas y el 20% de las europeas se dicen dispuestas a bañarse con los senos desnudos. Hace apenas veinte años, esa proporción era superior al 45 %. Según el estudio del Ifop, las mujeres de 50 a 60 años, o más, son las más dispuestas a mostrarse con los senos al aire.
¿Por qué ha dejado el topless de ser tendencia? El estudio del Ifop avanza razones de muy diversa índole. El 56 % de las francesas dicen pensar que el topless puede ser nocivo para la salud… Varios estudios más o menos científicos sugieren que la exposición persistente de los senos desnudos, al sol, pueden provocar enfermedades. El fantasma del cáncer parece suscitar una inquietud entre las francesas. 
Un 35 % de las francesas dicen sentir un incremento de «miradas fuera de lugar» y se sienten molestas con las miradas «concupiscentes» . ¿Son los hombres de hoy más «deshonestos» que los de hace veinte años?
Un 28 % de las francesas tampoco aprecia los comentarios desafortunados sobre su físico y su intimidad… En ese capítulo se confunden varios factores sobre la evolución de la sensibilidad femenina francesa. Aumenta la sensibilidad hacia la silueta.
Un 27 % de las francesas dicen temer agresiones verbales. Desde la óptica femenina, la liberación masculina se ha convertido en una «plaga» nefasta, peor que vulgar y obscena. Y las mujeres se sienten agredidas de manera creciente, en la calle, en la playa, en los transportes públicos.
Un 23 % de las francesas temen ser acusadas de un comportamiento «indecente» entre sus amigos y familiares. 
La liberación de hace treinta años se ha transformado en una amenaza. El turismo de masas ha favorecido una suerte de crecimiento espectacular de unas libertades donde se confunden la vulgaridad y el mal gusto, en detrimento de los comportamientos liberales de otro tiempo.

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