·
La celebración del macro
concierto en el cincuenta aniversario de la cita original corre peligro tras su
cambio de ubicación
Se han caído varias bandas, no hay entradas a la venta
y hace cinco días se anunció la ubicación. Y todo cuando apenas quedan dos
semanas para el comienzo del festival. Está claro que la eficiencia y la buena
organización nunca estuvieron entre los logros de Woodstock. La improvisación
fue una de las señas de identidad de aquellos 'tres días de paz y música',
pasados por barro y agua. El 15 de agosto de 1969, apenas un mes después de que
el hombre llegara a la Luna, más de 400.000 personas se congregaban
Dos asistentes, en la edición de 2009. / REUTERS
en una granja de 240 hectáreas en Bethel -no, ni
siquiera la primera edición se celebró en Woodstock debido al rechazo de los
vecinos del pueblo-, en el Estado de Nueva York. Eran, en su mayoría, 'hippies'
que cargaban contra la intervención militar de Estados Unidos en Vietnam, al
tiempo que celebraban a artistas de la talla de Jimmy Hendrix, Joan Baez,
Grateful Dead, The Band, Janis Joplin y Neil Young. Fue una cita llena de
contratiempos, pero también histórica, en la que se hizo justicia a aquello de
sexo, drogas y rock & roll.
Tan histórica que desde entonces han sido varias las
ediciones de un festival que parece maldito. Si el exceso de aforo, la escasez
de suministros o la violencia -se produjeron revueltas y violaciones en 1999-
marcaron las anteriores citas, este año su celebración, entre el 16 y el 18 de
agosto y cuando se cumplen cincuenta años de la primera, parece pender de un
hilo.
Hace cinco días, la organización debía afrontar un
varapalo. Incapaces de retener la licencia por falta de dinero, cambiaban la
localidad de Watkins Glen, en Nueva York, al Merriweather Post Pavilion, en
Columbia, Maryland, a 500 kilómetros de distancia. La cosa tiene miga ya que
este último recinto tiene capacidad para 19.000 personas, muy lejos de las
100.000 que el festival había previsto recibir durante el fin de semana largo
de tres días.
IKER CORTÉSMADRID.
No hay comentarios:
Publicar un comentario