La curiosa predicción la hace el futurólogo y
matemático británico Ian Pearson, fundador de la firma Futurizon, con un 85% de
exactitud en sus predicciones. Un escenario parecido es que el que predice
también estos días David Levy, el experto en inteligencia artificial y autor de
Amor y sexo con robot, que asegura que en
pocos años veremos evolucionar las versiones "crudas" que ya existen
en "robots sofisticados que serán de uso común".
En Japón, y sin esperar a
2050, la cuestión del sexo con robots ha saltado a primer plano estos días por
cuenta de Pepper, el popular humanoide doméstico que se vende desde hace tres
meses y que es capaz de "leer" las emociones humanas. El fabricante,
SoftBank, hace firmar a sus usuarios un acuerdo por el se comprometen a "no
realizar un acto sexual o una conducta indecente con el robot".
Fotograma de la película 'Ex machina'. EL MUNDO
La realidad, en cualquier
caso, está cada vez más cerca de la ficción... En la serie Humanos,
del Canal 4, la interacción física hombre-máquina es algo bastante habitual. En
Ex Machina, el robot Ava seducía a un humano para poder escapar. Y en Her,
Joaquín Phoenix se enamoraba del sistema operativo de su teléfono (con la
insinuante voz de Scarlett Johansson).
Según Ian Person, el
futurista británico, la evolución hacia el sexo con robots seguirá un proceso
más o menos natural. En 2030 el sexo virtual en 3-D será tan ubicuo como lo es
hoy por hoy el porno on line. En 2035, la mayoría tendremos juguetes
sexuales para interactuar con la realidad virtual. Una minoría podrá permitirse
entonces el lujo de contar con robots sexuales en sus casas, hasta que se
popularicen sus precios y su uso.
'Conexión emocional'
En 2050, de acuerdo con
Pearson, el mercado de todo lo relacionado con el sexo será hasta siete veces mayor
que hoy en día. Y el sexo con robots será posiblemente más frecuente
que el sexo entre humanos.
El estudio de Futurizon, todo
hay que decirlo, ha sido sufragado en parte por Bondara, una de las firmar
punteras de vibradores y juguetes sexuales en el Reino Unido. Ian Pearson, con
su bagaje de matemático y teórico de la física, al frente del departamento de
futurología de la compañía comunicaciones BT, ha decidido romper el último tabú
tecnológico.
"Mucha gente tendrá al
principio reservas a mantener relaciones sexuales con un robot", admite
Pearons. "Pero conforme vaya mejorando el comportamiento mecánico, la
inteligencia artificial y la apariencia de las máquinas, los prejuicios se irán
evaporando y la gente acabará conectando emocionalmente con los robots".
David Levy, el autor de Amor
y sexo con robots, vaticina que la insospechada fusión hombre-máquina será
en el fondo "una
cosa positiva para millones de humanos que no tienen relaciones
satisfactorias".
Los robots sexuales, asegura, pueden ser "una bendición" que podría
ayudar a aliviar problemas desde la soledad a la pedofilia.
Para la antropóloga Kathleen
Richardson, de la Universidad
de De Montfort en Leicester, estamos sin embargo en los albores de "una terrible
pesadilla".
Richardson y otros expertos en ética robótica han lanzado la Campaña contra los Robots
Sexuales y han reclamado a sus potenciales usuarios que "examinen sus
conciencias", antes de contribuir al desarrollo de una tecnología con
imprevisibles consecuencias en la vida real.
La campaña va dirigida
expresamente contra el lanzamiento a finales de año de True Companion,
anunciada como la primera "muñeca-robot sexual", siempre excitada y
siempre con ganas de hablar o jugar, dispuesta a ayudar a la gente a llenar un
vacío y a encontrar la felicidad, "sin necesidad de interacción
humana"...
CARLOS FRESNEDA
No hay comentarios:
Publicar un comentario