Varias mujeres leen en voz alta ante la cámara mientras alguien utiliza un vibrador debajo de la mesa
La actriz porno Stoya fue la primera, en 2012. Desde
entonces, 11 mujeres han 'posado' para Cubitt... y más de 45 millones de
personas lo han visto
Una mesa. Una mujer. Un
libro. Tres elementos en blanco y negro pero un efecto en technicolor. Ella
elige el libro y el atuendo. Y comienza a leer en voz alta. Pongamos que escoge
un clásico moderno, American Psycho, con un Bret Easton Ellis cargado de
sadismo... y de sexo. Primeras páginas superadas, la voz de la lectora se
rompe. Ríe, tiembla, gime... Sí, pasa por todas las fases del orgasmo femenino.
Y todo, sin dejar de leer.
Elegante y sorprendente, el
sexo es la columna vertebral en la obra del artista estadounidense Clayton
Cubitt, originario de la racial Nueva Orleans pero afincado en el no menos
identitario barrio neoyorquino de Brooklyn. La excentricidad despojada de
complejos sureña se mezcla con la neurosis de la gran urbe en las miradas de
Cubitt, que chorrean belleza y sonrojo.
"¡La vida es demasiado
corta como para desperdiciarla en vergüenza y aburrimiento!", cierra el artista la
comunicación electrónica con FCINCO. Amén, Cubitt. Bienvenidos a la Literatura Histérica.
Sí, la bella señorita que se
acaba de correr ante tus ojos recitando unas muy a tono Necrophilia Variations
de Supervert es la bellísima actriz porno serbia Stoya. Fácil, ¿no? Será la vez
chorrocientosmil que alcanza el clímax ante una cámara. Pero ella sólo es la
primera.
La actriz porno Stoya, en pleno orgasmo literario durante la
lectura de 'Necrophylia Variations', de Supervert. CLAYTON CUBITT
Por el estudio de Cubitt
desfilan mujeres blancas, negras, asiáticas, jóvenes y mayores, más o menos
atractivas. Siempre ellas, ¿y ellos? ¿No son más fáciles de masturbar, así,
debajo de una mesa? "Elegí experimentar con mujeres porque hay una especie de
vergüenza social asociada a la sexualidad femenina, y estamos
en un momento crucial en el empoderamiento de las mujeres contra esos
pensamientos retrógrados", explica el artista. Su obra no se llama Hysterical Literature por
casualidad...
La mente inquieta del neoyorquino
no descarta, sin embargo, ampliar la experiencia a varones y transexuales, y
explorar "la cadencia de sus cuerpos". Él mismo no ha probado aún su
propia medicina, "el vibrador no funciona con los hombres como con las
mujeres". Gran excusa, pero va más allá: "Siempre pido a los sujetos
(sí, les llama 'sujetos' porque esto es un experimento sociológico en toda
regla) que traigan un libro que tenga un valor personal para ellos, y mis obras
favoritas son de fotografía, lo tendría complicado para leer...". Ya.
Pinchamos un poco más y se pone estupendo: "Leería el diccionario".
Además del
evidente exitazo que supone subir vídeos de mujeres en pleno orgasmo a Youtube,
el trabajo de Clayton Cubitt tiene mucho de reivindicación artística, de
escupir realidad sobre esa "ridícula" distinción entre alta y baja cultura
que tanto le irrita. "Odio en particular la hipocresía que rodea cualquier
interacción entre el sexo y el arte, así que en Hysterical Literature
los enfrento: el arte encima de la mesa, el sexo debajo, a ver
quién gana", afirma. Y gana siempre el sexo, claro.
"No me sorprende. Me encanta".
Y de aquí llegamos a la
omnipresente liberación de los pezones en redes sociales. ¿Provocación porque
sí, o rebelión 2.0? "Yo tiendo a pensar que hago cosas que deberían verse
como normales, pero nuestras estructuras de pensamiento obsoletas hacen que mis
actos normales se consideren provocativos. En un mundo mejor
ajustado, no creo que lo que hago resultara tan chocante",
dice Cubitt. Evidentemente, elige rebelión.
Más allá de lo puramente
artístico, 'Hysterical Literature' tiene mucho de investigación social. En un
mundo de postureo generalizado, el artista buscaba la naturalidad, ver qué cara
se le queda a uno cuando no puede controlar el gesto. #nofilter, y eso.
Sobre esa premisa, jugó
primero al desgaste: en Long Portraits, los retratados permanecían cinco minutos mirando a
cámara, a ver qué cara se les quedaba. Pero no, eso no era suficiente.
"Era demasiado anónimo, no decía nada del modelo. Interesante, pero
mudo".
Ahí llegaron los vibradores.
Primero, en forma de entrevista con Hitachi Magic
Interview, después eliminando al artista por completo y dejando que
la lectora entable su propia conversación. Dos distracciones: el libro
y el placer, una batalla: el cuerpo contra la mente. Y nació la Literatura Histérica.
SARA POLO.
@SaraPolo
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