Se ha quedado fresca la mañana. (Instagram)
Tras un ascenso
meteórico, Singapur es el país más rico del sudeste de Asia y está en
el podio mundial, en parte gracias a su manejable tamaño y a una
economía liberal a ultranza. Los impuestos son de los más bajos del globo,
no hay
límites al capital que se puede amasar sin pagar y no
saben qué es eso del impuesto de sucesiones.
Una de las más
importantes políticas de igualdad es un 'Fondo Previsor'
obligatorio... al que contribuyen los trabajadores con un 36% de su sueldo;
y en muchos sectores los empleados menos cualificados cobran menos de
dos dólares la hora en jornadas interminables. No hay endeudamiento
público ni corrupción, aunque también podríamos decir que apenas hay
estado al que robar.
La ciudad, que es también
país, fue colonia inglesa hasta los sesenta y conviven allí
chinos, malayos, indios y una proporción muy pequeña de expatriados de
fuera del continente que se dan la gran vida en sus barrios residenciales,
hoteles y 'resorts' de lujo. En el centro se acumulan los grandes rascacielos de los
negocios globales que
han hecho que la renta per cápita (media) de Singapur sea más alta que la de
España, aunque la desigualdad también es mayor.
Ser pobre no se lleva
'The Sun' ha seleccionado
algunas imágenes golosas del extremo dulce de esa
desigualdad, aunque, como siempre que se trata de súper lujo y
extravagancias, intuimos algún que otro desajuste mental bajo toda esa
ostentación. Igual que quien nunca ha pasado hambre tiene más opciones de
convertirse en bulímico, puede que estos pobres niños ricos necesiten vomitarnos todo su dinero
en Instagram.
Si te sobran los fajos de billetes y
estás buscando un lugar donde no te juzguen por conducir coches de lujo
desnuda, llenar el maletero con cientos de dólares en bebidas alcohólicas
o posar con tus amigas luciendo biquini desde el yate, has encontrado tu
paraíso. Si te gusta reírte de todo eso, o suspirar de envidia cochina,
estás en el lugar indicado sin necesidad de coger un transatlántico.
Esta foto es de una modelo
y suponemos que ya llevaba un equipamiento genético privilegiado, pero
estar así de potente en Móstoles no sería lo mismo.
La siguiente
imagen está
al borde de lo insoportable. Para salvarse de cruzar esa línea,
al menos el pie de foto debería ser algo inteligente y original que atenúe la
envidia malsana.
Aquí, sufriendo. (Instagram)
Tras un duro día de
exhibirse, el
cansancio ataca. Las
ganas de tumbarse son universales, democráticas, pero la mayoría lo
hacemos en colchones de IKEA.
Ya, pero no veas ahora para
encontrar el móvil. (Instagram)
Con todo, la siestecita en
montañas de dinero no ha sido tan cara. Todavía nos podemos permitir una fiesta
con amigos, 20.000
dólares solo en vodka y champán.
Y lo que sobre, nos lo tomamos en la
bañera, que la cama sigue llena de billetes y hasta mañana no
viene la de la limpieza a recogerlos.
'¿No tienes un bidón?
Así no parece un spa'. (AsiaHighSociety.com)
No te quejes de la siguiente
joven protagonista, ha cogido lo más barato de Chanel: un globo y un capirote,
¡qué simpática! Puede que hasta se los hayan regalado, como cuando tu
cuñada te trae bolígrafos corporativos de su oficina. Explicar el lema de la camiseta
va a ser un poco más difícil...
En fin, mejor no quedarnos
mucho por aquí. Pero ya que nos vamos, hagámoslo a lo grande, en alguno de
los utilitarios de la
Ferrari Store de Singapur.
¡Hasta la próxima!
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