Casa ‘okupa’ de
mujeres de la izquierda radical
La voz de alarma la dio en
2011 Josep Flores, precursor del 15-M en Cataluña y que abandonó el movimiento
al considerar que había sobrepasado los límites para los que fue creado al caer
en manos de los “antisistema” y de otros grupos que viven en permanente roce
con la violencia. En la actualidad es el portavoz de Acapase, la asociación
catalana de padres separados.
Flores destacó entonces el
dato del elevado número de parejas hispano-magrebíes surgidas tras la irrupción
del movimiento 15-M. Cree que estas uniones formaban parte de un plan, alentado
desde el nacionalismo radical y la ultra izquierda catalana, para evitar que
algunos inmigrantes ilegales puedan ser expulsados del país. “Para ello deben
dejar embarazadas a sus parejas”, apostilla.
Recordó una sentencia del
Tribunal Constitucional que prohibió la expulsión de los inmigrantes ilegales
que tuviesen hijos nacidos en España. Incluso si esos mismos ‘sin papeles’ se
hallasen fuera, podrían solicitar la reagrupación familiar como paso previo a
su regularización documental.
Cree que dicha estratagema
legal ha estado siendo utilizada por muchos extranjeros residentes en Cataluña
para permanecer en España “legalmente”, contando para ello con la complicidad
de mujeres jóvenes, de familias desestructuradas y socialmente desarraigadas,
que se prestan voluntarias para convertir sus úteros en fábricas de “nous
catalans”.
Foto Internet
Calcula Flores que cientos de
niños fruto de estas uniones calculadas han nacido desde el año 2011.
Paradójicamente, los instintos parciales que defienden las organizaciones progres
y feministas, se subordinan en estos casos a la genitalidad procreadora. La
sexualidad se transforma así en una función temporal especializada, un medio
para alcanzar un fin: la destrucción de la Europa tradicional.
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