La madre alarga el brazo para
ofrecerle el teléfono
a la agente de policía, que le da al 'play' sin saber exactamente qué
se va a encontrar. Y lo que se encuentra es peor de lo que podía pensar: una
chica muy joven abierta de piernas, masturbándose para su novio frente
al teléfono
móvil. Le da tanta vergüenza ajena que no puede seguir mirando.
La chica del vídeo
no es la que tiene delante, con su madre. ¿Quién es? La madre
responde, "es una compañera de clase de mi hija, le mandó el vídeo a su
novio y ahora que han roto él se lo ha enviado al resto de la clase".
Tiene 13 años y ha destrozado
la vida a una adolescente. Pero es inimputable. No se le puede acusar de nada y
no se le puede condenar por nada. El vídeo pasó en unas horas de la clase
al resto del colegio y del resto del colegio a otros institutos. En un par de
días lo tenía media ciudad. Cuando esa chica va a por el pan se cruza con 10,
15 o 20 personas que han visto el vídeo. Cuando va al colegio todos
sus compañeros vuelven a recordar su imagen masturbándose. Y cuando sea
adulta y vaya a buscar trabajo, quizá la persona que esté entrevistándola la
recuerde como la chica del vídeo.
Esa niña ha destruido buena
parte de su vida al no ser consciente de que toda fotografía o vídeo deja
de ser nuestra en cuanto la enviamos. Y que en la realidad virtual nada se
destruye y todo se recuerda para siempre.
La periodista Carme Chaparro. Foto: Carlos Alba
CARME
CHAPARRO @CarmeChaparro
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