Retrato de su amante la Fornarina, del pintor Rafael, en 1516.
La Sexología sostiene que tanto hombres como mujeres
pueden alcanzar placer sólo si se les tocan los pezones pero, en la práctica,
son más mujeres las que obtienen clímax de esta manera
Es el caballo de Troya de las redes sociales, y
también la base sobre la que se sustentan organizaciones feministas como Femen
pues, en sus reivindicaciones, figura como elemento principal enseñar un emblema
femenino, los senos. Y, en ellos, en su puro centro, está el pezón, motivo de
todo tipo de discordias en la era de la comunicación masiva.
«Esta vigilancia sobre los pezones femeninos está
relacionada con la tradición moral aún imperante que dice velar por la
protección y de la libertad y perpetúa la idea de que el cuerpo de la mujer no puede ser mostrado en público, a menos que sea una mujer pública (puta) o en un entorno pornográfico».
Así habla la sexóloga miembro de la Asociación Estatal
de Profesionales de la Sexología (AEPS) Diana Fernández Saro, quien coincide
con su colega Norma Ageitos cuando explica que, además de la capacidad para
amamantar del pezón femenino, «la única diferencia entre éstos y los
masculinos» radica precisamente en que «los primeros se censuran y los segundos
no».
De lo que se habla menos es de de la capacidad erótica
de los pezones en sí mismos, y de que, en principio, tanto hombres como mujeres
disfrutan si sus areolas y pechos son estimulados. Sin embargo, la sexología
reconoce que las mujeres tienen mayor capacidad para orgasmar cuando son sólo
sus pezones los que están en juego en el encuentro de una pareja. Lo que los
medios estadounidenses ya analizan con el siguiente término: nipplegasm (nipple,
pezón, así que orgasmo de pezón sería la traducción).
Por ejemplo, la investigación Non genital orgasms
(orgasmos no genitales), elaborada en 2011 por los sexólogos Barry R. Komisaruk
y Beverly Whipple, demostraba que, «aunque la mayor parte de los orgasmos
provienen de la estimulación genital, existen evidencias de que la sola
estimulación sensorial puede producir orgasmos».
Así, hay quienes -en su mayoría mujeres- son capaces
de sentir extremo placer sólo si les hablan, sin necesidad de que les toquen, y
no son sus orgasmos imaginarios sino reales. Y hay otros, también
mayoritariamente mujeres, que tienen intensos clímax únicamente con la
estimulación de sus pezones. Es más, en su mapa del orgasmo femenino Komisaruk
detalla que a muchas mujeres, cuando tocan sus pezones, se les emciende la
parte del cerebro que también se activa cuando uno tiene sensaciones en la
vagina o el clítoris.
«Para entender los orgasmos de pezón, que pueden sonar
a marcianada, hay que comprender primero qué es un orgasmo, que no es más que
un reflejo que nace en la parte baja de la médula espinal y que asciende hasta
el cerebro. No todos llegamos por las mismas vías y hay tantas fórmulas para
llegar al clímax como personas», analiza Ageitos.
Desde la sexología, de hecho, se reconoce como cierto
que «existen orgasmos por estimulación del pezón o los pezones». «Ya en 1974,
Mary Jane Sherfey en The nature and evolution of female sexuality (Naturaleza
y evolución de la sexualidad femenina) decía que 'desde el punto de vista
anatómico, no hay absolutamente ninguna diferencia en la respuesta de las
vísceras pélvicas ante la estimulación sexual afectiva, ya sea que la
estimulación ocurra como consecuencia de la manipulación de la zona clitoral,
del coito natural o artificial o, incluso, debido a la sola estimulación de los
senos'», recuerda la terapeuta sexual y de pareja Fernández Saro.
Ahora, la pregunta del millón: ¿Cómo conseguir los
orgasmos de pezón? Haciendo que la sangre circule con potencia hacia ellos,
acariciando la areola, por ejemplo, con los dedos, con la boca o con cualquier
artilugio que sea placentero para ambos miembros de la pareja. Incluso con el
pene se puede acariciar un pezón.
Resultado: dureza máxima. Del pezón, quicir.
Entonces, lo ideal es, por un lado, incrementar la intensidad de la
estimulación y, al mismo tiempo, complementarla con otro tipo de caricias. Esto
es, acariciar los pezones del partenaire mientras hay besos, mordiscos, caricias
varias, todo aquello que haga sentir bien al propietario o propietaria del
pezón en cuestión.
A ese punto su sensibilidad es tal que poco dista del
orgasmo, el cual puede ser tanto más largo cuanto más larga haya sido la
estimulación previamente. Tenga en cuenta que a un nipplegasm no se
llega enseguida, hay que echarle rato, pero merece la pena.