· Una periodista de la cadena CNN fabricó evidencias para acusar a Freeman, según publica el portal web 'Red Etica'
El actor y director estadounidense Morgan Freeman, posando durante el
Festival de Cine estadounidense de Deauville, en septiembre de 2018. FRANCOIS G. DURAND.
Michael Douglas reconocía sin tapujos en una
entrevista con este diario que sintió nervios en plena efervescencia del #MeToo.
Eran tantas las acusaciones lanzadas contra un notable puñado de colegas y
compañeros de profesión, que tuvo miedo de ser arrollado por la melé. Siempre
se declaró inocente, acusado de abuso sexual por una ex empleada, y la cosa
quedó en nada, pero se podía haber llevado su reputación por delante.
Bien lo sabe su amigo y compañero Morgan Freeman, al
que un grupo de 16 personas, tanto hombres como mujeres, acusaron en verano de
comportamiento indebido que derivaba en acoso. Meses después, la acusación se ha
diluido. Ni ha intervenido la justicia en el asunto ni han surgido nuevas
pruebas concluyentes contra el actor. De hecho, en su caso se ha hablado de
fraude periodístico.
En un artículo publicado por el portal Red Etica
de la Fundación de Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo
Iberoamericano, se describe cómo una periodista de entretenimiento de la cadena
CNN, Chloe Melas, fabricó evidencias para acusar a Freeman. "Todo fue un
fraude de una reportera racista de CNN", asevera Tomoo Terada, escritor y
autor del artículo.
El texto afirma que de las 16 personas que acusaron al
actor, 14 eran anónimas, y que posteriormente dos de esas fuentes confirmaron
que nunca tuvieron problema alguno con el actor de 80 años. A Freeman lo acusaron
de hacer sentir incómodos a hombres y mujeres con sus comentarios, y de tocarle la espalda y los hombros a algunas mujeres sin permiso.
En el mismo saco que a los agresores sexuales señalados por el #MeToo
El actor se declaró inocente y desolado por unas
acusaciones que ponían en entredicho su trayectoria y su reputación.
"Cualquiera que me conoce o ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien
que intencionadamente ofendería o haría sentir incómodo a nadie", dijo, en
primera instancia, para después indicar que le parecía lamentable que le
metieran en el mismo saco que a los agresores sexuales señalados por el
movimiento #MeToo, la causa feminista que ha sacudido los cimientos de
Hollywood en los últimos meses.
La investigación de Terada indica que la prueba
determinante del caso fue un vídeo presentado por Melas de un encuentro entre
ambos, y en el que Freeman usaba la frase: "¡Ojalá hubiera estado
allí!", como si hubiera querido ser él el que hubiera dejado embarazada a
la periodista, a pocas semanas de dar luz en ese momento. En realidad, fue una
reacción a una anécdota que compartió Michael Caine momentos antes durante la
promoción de la película Un golpe con estilo. Más parece un chiste sin
mayor importancia que un intento de acoso sexual. La periodista le quiso dar
una interpretación muy forzada al comentario y eso desembocó en la acusación.
Terada cree que "además del racismo, está el
hecho de que ella quería credibilidad como reportera seria" puesto que
cubre temas de cotilleo, según compartió con EL MUNDO.
Aunque Freeman exigió una disculpa y que CNN se
retractara, la cadena se ha mantenido firme en su relato. De por medio, el buen
nombre de uno de los actores más queridos del cine a nivel mundial, ganador de
un Oscar por Million Dollar Baby en 2005. En cada información sobre su
figura, hay siempre una mención al capítulo del presunto acoso sexual y un
apartado dedicado al caso en su biografía de Wikipedia. "Las acusaciones
dañan a Freeman para siempre", concluye Terada. Cierto es que recuperarse
de un golpe así suele ser tarea complicada.
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