Las familias ahorran durante toda la vida para poder costear un gran
funeral con cientos de invitados en un encuentro que puede durar hasta siete
días
La vida es la antesala del más allá. La muerte como
puerta de entrada a la vida eterna es una creencia muy arraigada en África, por
eso no es de extrañar que un fallecimiento sea motivo de celebración en el
continente. Sin embargo, en Ghana se está descontrolando. La lista de la compra de un
funeral se ha convertido en una cascada de extravagancias caras que llevan a la
ruina a miles de familias en el país. Los rituales fúnebres no se celebran solo
para honrar a los difuntos, sino que se convierten en el símbolo del nivel
social de la familia. Es la ocasión de mostrar públicamente una acomodada
situación económica, aunque haya que fingirla, con una celebración por todo lo
alto.
Si la familia es
pobre pedirá préstamos y se endeudará, incluso hasta arruinarse, con tal de
lograr la máxima opulencia en la ceremonia de despedida de su ser querido. Este
es el acto más trascendente en sus vidas, mucho más importante —y caro— que las
bodas. En ocasiones, el funeral es de tal envergadura que se celebra
meses o hasta años después del fallecimiento. No siempre es fácil o rápido
conseguir reunir a toda la familia —que a veces vive en el extranjero—, o todo
el dinero que hace falta.
La preparación del funeral ideal es larga y compleja.
Las tradiciones funerarias varían según la región, el origen tribal y la
religión, pero hay una ruta común para llegar al reino de los espíritus a todo
tren. El sueldo medio de un ghanés es de 300 euros al mes y el coste de un
funeral ronda entre los 5.000 y 15.000.
La eterna despedida. Funerales de tres a siete días
Llega el momento en que la familia tiene ya todo
alquilado, comprado y organizado. Los invitados están avisados y de camino.
Comienza la puesta en escena de la gran fiesta de despedida. El viernes tiene
lugar el velatorio, el sábado la ceremonia fúnebre con el cuerpo presente y el
entierro y el domingo se celebra la misa de acción de gracias. A veces estos
actos se extienden a lo largo de una semana. Más adelante, a los 40 días, a los
90 y al año se realizarán otros actos conmemorativos del familiar difunto
convirtiendo la vida de los ghaneses en una constante celebración de la muerte
con una agenda anual agotadora.
Si la familia es
pobre pedirá préstamos y se endeudará, incluso hasta arruinarse, con tal de
lograr la máxima opulencia en la ceremonia
La razón principal de que las ceremonias tengan lugar
en fin de semana es garantizar la asistencia masiva a estos actos. Muchos
invitados tienen que viajar desde localidades lejanas a la que celebra el
funeral y hacerlo en días no laborables facilita su llegada. Estos usos y
costumbres son uno de los motivos que provocan que las carreteras ghanesas se
colapsen los viernes por la tarde.
Otra particularidad en cuanto a la fecha de
celebración de los sepelios es que se concentran en el último fin de semana del
mes. Se suele elegir ese momento porque los asistentes ya habrán cobrado su
sueldo mensual y así podrán destinar más fondos a costear el funeral.
Crónica de una muerte anunciada
Es costumbre colocar fotos y carteles del difunto
junto a la carpa y en distintos sitios del espacio funerario. La foto no tiene
porqué ser reciente, sino mostrar el mejor momento de su vida. De manera, que
es frecuente encontrar a ancianos fallecidos con fotos de su boda o de su
graduación. Es un homenaje al fin y al cabo y esas licencias están permitidas.
Sale el sol y comienzan a llegar los invitados a la
explanada —o incluso a veces campos de futbol— que quieren dar su último adiós.
Pasean en romería junto al féretro gritando o llorando y van ocupando sus
sillas dispuestas alrededor de la carpa principal.
El sueldo medio
de un ghanés es de 300 euros al mes y el coste de un funeral ronda entre los
5.000 y 15.000
Es sábado y todos vienen elegantemente vestidos,
cumpliendo el protocolo establecido para la ocasión. Existe un código de
colores sobre la indumentaria que se debe llevar cada día de la celebración.
Incluso hay colores que determinan la edad del difunto, o si la muerte no ha
sido de forma natural, un suicidio...
Lo más habitual para el día del entierro es el negro
para los familiares más cercanos y la combinación de granate y negro para el
resto de asistentes. Al día siguiente, después del entierro, es día de alegría,
creen que el difunto ya está con sus antepasados y el color predominante será
el blanco.
Cronograma de una ruina
La lista de gastos de un funeral ghanés es
interminable. Desde la morgue, hasta la esquela, figurantes, carpas, sillas,
guirnaldas, fotógrafo, videógrafo, trajes, libretos, carteles, DJ, equipo de
sonido, ataúd, refrigerios, comida, bebida, músicos, coche fúnebre, camisetas y
llaveros. Además, la familia del difunto tiene que el compromiso de alojar a
los invitados que vienen de fuera y encargarse de su manutención durante varios
días.
Por todo ello, durante las diversos eventos, habrá
varias ocasiones en las que se pasará la cesta —o la palangana en algunos
casos— para que los invitados, que pueden llegar en distintos momentos del fin
de semana tengan asegurada la oportunidad de colaborar a la financiación del
funeral.
La muerte en la economía doméstica
Las ceremonias fúnebres son una inyección
significativa a la economía, ya que se nutren de diversidad de negocios y
servicios locales que fomentan el empleo en el país. Sin embargo, el Gobierno ha hecho llamamientos en repetidas ocasiones en los últimos años a la
austeridad. La intención es concienciar a los ciudadanos sobre los funerales
excesivamente caros, en particular cuando los costes de estas ceremonias son un
reflejo ficticio del nivel socioeconómico de la familia del fallecido que
pueden llegar a endeudarse de por vida para financiar todos los sepelios.
Ante esta situación dramática para muchas familias,
cada vez con mayor frecuencia se plantean acciones que ayudan a aliviar los
gastos de los funerales. Por ejemplo, que los empresarios costeen los ataúdes
de sus empleados. Incluso, algunos gobiernos regionales como la Casa Regional
de Jefes de Ashanti (ARHC) han establecido una serie de normas en la que se
limita el gasto máximo de algunos objetos como ataúdes, ropa, libretos, etc.
para familias con pocos recursos para evitar así el endeudamiento excesivo.
En definitiva, reclaman a la sociedad ghanesa que
invierta el dinero en cosas más útiles, como atender a estas personas en vida,
a sus viudas o su prole, sin descuidar por ello el gran valor cultural de los
funerales.
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