* Algunos estudios indican
que los millennials son más leales que otras generaciones.
* Entre los motivos para
poner los cuernos: buscar lo que no nos da nuestra pareja
Hace tres años, un hackeo de la web de contactos
estadounidense Ashley Madison generó un gran revuelo entre la opinión pública
al revelarse la identidad de personajes públicos que estaban registrados
en el portal, como el hijo del exvicepresidente estadounidense Joe Biden.
Además, entre los correos filtrados se estimaba que más de 15.000 tenían las
extensiones .gov y .mil, pertenecientes al gobierno y ejército estadounidense.
En España, sin ir más lejos, algunas mafias extranjeras extorsionaban a
ciertos usuarios con la amenaza de contarle a sus familiares y amigos los
supuestos affaires que habían llevado a cabo.
No obstante, el adulterio no es excepcional ni se
circunscribe únicamente a las páginas de citas ni a las tendencias que
siguen (en el momento de la filtración solo un 9% de los usuarios de
Ashley Madison eran mujeres). Está presente de forma transversal en la
sociedad y aunque lo cometen más los hombres, la incidencia también es
alta en mujeres. Algunas veces lo hacen por venganza, otras por buscar una
experiencia diferente e incluso por volver a encender la llama de un matrimonio
que consideran apagado.
En 2014, el instituto IPSOS publicó un estudio en el que afirmaban que al menos un 35% de españoles y un 26% de
españolas entre 18 y 65 años habían sido infieles alguna vez en su vida. Otra
estadística, esta vez del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS),
afirmaba en 2008 que el 20% de los españoles habían tenido alguna relación a
espaldas de su pareja.
Sin embargo, ¿es una tendencia creciente o está tan
asentada que no se nota la diferencia entre los millennials y generaciones
anteriores? Hoy por hoy no existen datos desagregados por edad en España, pero
sí que hay algunos estudios a nivel internacional que han intentado buscar cuál
es el comportamiento de las nuevas hornadas de jóvenes frente a los cuernos.
En 2017 el Instituto de Estudios Familiares (IFS en
sus siglas en ingles) sacaba un artículo donde aseguraba que, desde el año
2000, las generaciones estadounidenses más actuales tenían un menor ratio de
infidelidad que sus predecesoras. Explicaba que un 20% de las personas mayores
de 55 años habían tenido sexo fuera del matrimonio mientras que solo un 14% de
las personas menores a esa edad había caído en la tentación. Del mismo modo, la
organización se aventuraba a afirmar que los millennials estadounidenses (12%
de infieles) eran incluso menos promiscuos que los de la Generación X (17% de
infieles).
Parece ser cierto que los chavales más jóvenes, aun
teniendo más información y estar más formados sexualmente, tienen menos
encuentros que sus predecesores, lo que puede explicar en parte esta tendencia.
Al fin y al cabo, si llevas bastante tiempo sin tener sexo, cómo vas a ser
infiel. El año pasado, la revista científica Archives of
Sexual Behaviour se daba cuenta de que un 15 por ciento de los millennials entre 20 y 24
años no habían tenido ninguna relación sexual desde los 18, lo que suponía un 6
por ciento más de lo que se registraba a principios de los 90.
En el otro lado de la moneda, el General Social Survey
(GSS), una especie de CIS estadounidense que dirige la Universidad de Chicago, afirmaba en
2015 que entre un 18 y un 33% de los millennials habían
sido infieles a su pareja.
Distintos motivos, mismo resultado
Otra cosa que diferencia a los millennials de sus
padres a la hora de poner los cuernos son las motivaciones para
hacerlo. Según un estudio publicado el pasado año, los jóvenes actuales tienen como
principal motivo la interdependencia, es decir, la búsqueda de ciertas
necesidades que no encuentran en su pareja. Entre los ejemplos: la falta de
comunicación, el sentirse poco valorado o la falta de chispa en la relación. De
hecho, esta razón es la mayoritaria según el estudio y abarca al 73% de
los jóvenes. “La edad adulta es un momento de exploración y experimentación.
Es
posible que la infidelidad sea una forma por la que los individuos
intentan alcanzar cierto desarrollo personal”, explican los autores.
Para la
sexóloga inglesa Tracey Cox, esto se debe a que los
jóvenes actuales tardan más en ser más maduros emocionalmente hablando y cree
que los veinteañeros tienen la mentalidad sentimental de los adolescentes de
hace unas décadas. “Si te sientes satisfecho, estarás tranquilo. Si no,
intentarás buscar una nueva persona que satisfaga lo que echas en falta”.
Además, para ella hay otros motivos a la hora de ser infiel y que son
transversales a la edad: “es una reacción a la monotonía de la monogamia”,
sentencia.
Miguel Luque.- Periodista,
de Jaén y olivarero.
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