Negzzia, de 29 años, ha conseguido relanzar su carrera gracias a Instagram
y Twitter.
La modelo Negzzia - INSTAGRAM
Instagram y Twitter pueden ser muy útiles para una refugiada
que busca refugio político, si se tiene un «book» fotográfico llamativo y se
habla directamente con el ministro del Interior de turno. Es el caso de Negzzia
(29 años), que comenzó su carrera como modelo publicitaria en Teherán, de donde
huyó de la persecución física violenta y de un castigo de 148 latigazos por
posar en paños muy menores, para buscar refugio en París, donde su historia
termina provisionalmente bien.
Según las confesiones de Negzzia a varios medios
franceses, su carrera había comenzado con relativa fortuna en Teherán, hasta
que aceptó posar para una campaña de lencería femenina. El «shotting» (sesión
fotográfica) terminó muy mal. El fotógrafo, cuenta Negzzia, intentó «asaltarla»
y terminó persiguiéndola, acusándola ante las autoridades religiosas, poniendo
su vida en peligro.
Temiendo ser castigada por delitos relacionados con la
obscenidad a más de un centenar de latigazos, o una pena de cárcel, Negzzia
cogió sus ahorros y decidió huir. Estambul no fue una primera etapa ideal. Con
el pelo teñido de colores chillones, y un look tan moderno como vistoso,
Neggzia tuvo pronto problemas de integración en la capital de Turquía.
La modelo Negzzia - INSTAGRAM
Y decidió seguir huyendo, hasta desembarcar en París,
el invierno pasado. Su historia parisina comenzó mal. Su historia de modelo
iraní podía parecer atractiva. Pero las primeras ofertas fueron siempre muy
«borderline»: prostitución más o menos encubierta, padrinos interesados en
acostarse con ella, prometiéndole «un futuro mejor». Trabajos de alterne o
«acompañamiento», con tarifas muy variadas.
Cuando los ahorros comenzaron a evaporarse,
definitivamente, Neggzia llegó a vivir en la calle, entre otros sin domicilio
fijo, de muy distinta condición. Algunas amistades terminaron sugiriéndole la
ruta definitivamente real: Instagram e Internet.
A través de Instagram, las imágenes sensuales de
Neggzia tuvieron pronto un éxito llamativo: más de 120.000 seguidores. El paso
siguiente fue conseguir un diálogo directo con Christophe Castaner, mujeriego
empedernido. Las viejas tácticas de llamar a la puerta de un ministerio son
demasiado arcaicas. Bien aconsejada, Neggzia se dirigió directamente al
ministro a través de Twitter. Y tuvo la respuesta esperada con relativa
rapidez. Castaner terminó anunciando que sus servicios especiales se ocuparían
del caso.
En Instagram y Twitter, Neggzia da de sí misma una
imagen física muy llamativa y una imagen moral muy combativa, contando con
lirismo «poético» sus tribulaciones.
A instancias del ministro del Interior, los servicios
administrativos del Estado tratarán el caso de Neggzia con prioridad. Y,
conseguidos sus «papeles» y su estatuto de refugiada, la modelo iraní espera
rehacer su vida profesional, apuntalada con una historia y publicidad de nuevo
cuño.
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