Hay quién se siente excitado por rasgos físicos que
otra persona juzgaría de lo más anodinos, hombres que se derriten ante una
mujer con ligueros, quienes encuentran el culmen del sexo en entregarse al placer en un repertorio cuidadosamente seleccionado de
lugares… Para gustos, los colores. Pero si hay una fantasía sexual que se
repite una y otra vez en el cine, las revistas y las mentes de innumerables
personas es la de hacer un trío.
No es una moda ni un producto publicitario, ni
siquiera es algo novedoso; el sexo en grupo ha existido desde los comienzos de
la historia de la humanidad. Sin embargo, hoy en día, aún nos parece algo
totalmente fuera de lo común: una encuesta realizada por la cadena norteamericana ABC,
desvelaba que el 21% de los encuestados había fantaseado con un trío, pero solo
el 14% lo había llevado a cabo. En España, el estudio Realidad vs. Ficción de Bijoux Indiscrets encontró
además grandes diferencias entre sexos. El 18,7% de los hombres admitió haber
hecho un trío, solo el 5,6% de las mujeres confesó haber practicado sexo a tres
bandas.
La sexóloga Ximena
González dice que se tiende a pensar que “puede llamar más la
atención en hombres que en las mujeres”, todo ello teniendo en cuenta la
influencia de factores como el porno, o la diferencia entre plantear un trío de
con dos hombres o con dos mujeres. La experta encuentra en su consulta a
personas que se plantean proponer esta idea a sus parejas en algún momento
"para salir de la rutina y, por ende, reforzar la relación". ¿Es esto
posible? ¿Qué hace falta tener en cuenta cuando uno se propone plantear un trío
dentro de la pareja?
La importancia de distinguir el deseo de la fantasía
"El trío, como fantasía, tiene el poder de
alterar algo tan establecido socialmente como el concepto de pareja. Parece que
todo va dirigido, incluido lo erótico, a siempre ser dos personas, con lo que
el trío se convierte en una aparente transgresión de lo normativo
oficial", expone el sexólogo Iván Rotella. De esta forma, es fácil que, en nuestro imaginario,
ese que utilizamos para excitarnos a solas o en pareja, esta idea venga a
nuestra cabeza como una forma de buscar precisamente esa liberación o de
aumentar el morbo. Pero es importante distinguir las fantasías que nos ayudan a
excitarnos de los deseos que realmente queremos llevar a cabo.
"La fantasía es libre para todas las personas,
podemos fantasear con lo que nos apetezca, fuera de legalidades, 'normalidades', lógicas sociales... Pero la
fantasía no tiene que ver con la realidad y ese es su poder, que puedes dejarte
llevar hasta los límites que te apetezcan. En cambio, el deseo es un impulso
que nos lleva a realizar algo que nos enciende y nos provoca. El deseo tiene su
morbo y su interés en conseguirlo, y es un propósito para alimentar nuestra
erótica", aclara el experto.
Ximena González añade que el impulso de trasladar un
deseo a la vida real generalmente responde a dos razones: "Suele hacerse
por diversión o por el simple hecho de experimentar algo nuevo en la relación
de pareja o sensaciones diferentes si no se está en pareja".
Antes de hablar, piensa en las consecuencias
Vale, somos de ese porcentaje de personas que desea
hacer un trío, tenemos claro que no es solo una fantasía, sino algo que
queremos probar de verdad. ¿Cómo sacamos el tema en pareja? Y si es nuestra
pareja quien ha sacado el tema, ¿cómo hay que encajarlo?
"Hablar de sexo en pareja debería ser uno de los
temas más habituales y recurrentes, entendiendo hablar de sexo como no solo hablar de lo que hacemos, sino sobre todo hablar de lo que
somos", insiste Iván Rotella. Aun así, una cosa es hablar de
prácticas sexuales que nos gustaría probar entre nosotros y otra cosa es
abordar las que implican incluir a alguien más. En este sentido, Ximena
González insiste en que "hay que tener en consideración la seguridad y la
confianza en nosotros mismos y en nuestra pareja".
Para abordar este deseo hay que abrir la puerta a un
debate, dar tiempo para que la otra persona asimile la propuesta y, entre
ambos, ser capaces de hacer una lista de pros y de contras. De nuevo, es
importante distinguir la realidad de la imaginación. En este momento lo ideal,
según Rotella, es "compartir miedos, dudas y preocupaciones", y que
una vez tengamos todo esto claro, tomemos una decisión, a favor o en contra, de
forma conjunta. "Es muy importante que realmente exista un consenso y que
el acuerdo sea mutuo, no inspirado únicamente en una de las dos personas. Si la
otra persona no está de acuerdo, o no está convencida, puede ser un
desastre".
'Casting' para el candidato perfecto
Cuando una pareja decide dar el paso, aún queda mucho
por hacer, todavía hay que tener alguna precaución antes de pasar a la acción.
Hay que tener en cuenta que las ideas que tenemos de un trío suelen estar
basadas en películas, libros y otras fuentes que corresponden a relatos de ficción. Pueden tener muy poco que ver con la realidad de encontrarnos con una
persona más en la cama. Es importante tener en cuenta todas las circunstancias
que puedan darse cuando llegue el momento, como que uno de los dos, o los dos,
se sientan incómodos, o que no sepan cómo reaccionar y necesiten la guía del
otro para seguir. "Debemos ser conscientes de que nuestra pareja puede
disfrutar mucho con nuestras caricias y asimismo disfrutar mucho con las
caricias de otra persona", pero para no bloquearnos, el sexólogo aconseja
"verlo como un juego, como una experiencia a compartir y que puede incluso
unirnos más".
También es necesario debatir los aspectos más
prácticos. ¿Está permitido besar a la otra persona? ¿Podemos jugar entre todos
o hay ciertos límites? ¿La persona que queremos
que intervenga será hombre o mujer? ¿Mejor alguien conocido o un total
desconocido? "Aquí cada persona y cada pareja es un mundo, por supuesto,
pero generalmente suele ser importante no escoger a alguien que no haya tenido
una vinculación amorosa importante con alguno de los dos, para no generar
dudas", propone en primer lugar Iván Rotella.
Respecto a la mecánica que hay que desplegar una vez
se ha llegado este punto, el sexólogo aclara que "es importante que el
reparto del tiempo entre las tres personas sea equitativo y que el interés que
se muestre también lo sea. Asimismo no hagamos comparaciones, seamos
conscientes que cada persona tiene su formato de sentir y hacer sentir, y que
todos los cuerpos son diferentes. Ni mejores ni peores, solo diferentes y todos
tienen la capacidad de dar placer".
Por último, Ximena González aclara que, aunque hayamos
debatido sobre el tema, y hecho un ejercicio personal y de pareja al respecto,
puede que al final no nos sintamos tan preparados cómo pensábamos. "Si en
algún momento uno de los dos no se siente cómodo, se tiene que interrumpir el
encuentro pese a lo que sea, porque recordemos que de la fantasía a la realidad
existe un puente bastante grande, y durante el camino podríamos tropezar con
situaciones que no nos gustan. Estamos en todo nuestro derecho de retroceder y
no continuar, puesto que la idea principal de hacer un trío es pasarlo bien y
disfrutar de un buen sexo placentero".
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