El sexo no tiene por qué limitarse a los momentos de intimidad con tu pareja. Tú también puedes conocer el placer en soledad. Explorar tu cuerpo te ayudará a conocerlo mejor y te permitirá disfrutar más aún del sexo en pareja. Si sufres anorgasmia, la masturbación te puede ayudar a superarla porque te ayudará a conocerte mejor, conocerás sola el orgasmo y acabarás sabiendo lo que de verdad te provoca placer.
Por ello, en este artículo, te explicamos todo lo que debes sobre la masturbación femenina:
cuándo suelen empezar las mujeres a masturbarse, con qué frecuencia lo hacen,
cuáles son las mejores técnicas de masturbación femenina, y todo sobre el sexo
tántrico y la masturbación.
Cuándo empieza una mujer a masturbarse
Generalmente, es
la época de la pubertad en la que la mayoría de mujeres empieza a masturbarse.
Sin embargo, esto no significa que sea igual de normal hacerlo antes o bien
después.
Por ejemplo, algunos
niños empiezan a masturbarse en la infancia. Según los resultados de las
investigaciones realizadas por el neuropsiquiatra infantil Julián de
Ajuriaguerra, entre los tres y los cinco años, el 75% de los niños se toca los
genitales.
De hecho, la
exploración del propio cuerpo es una etapa específica del desarrollo infantil.
Los niños juegan con su pene y lo comparan espontáneamente con el de sus
compañeros en el colegio o en la playa. Las niñas pueden frotar sus genitales
contra un objeto y se exploran la vulva con las manos Prueba de ella es la
frecuente aparición de inflamaciones de los genitales externos en niñas entre
los 3-5 años.
El mayor interés de los
niños, y menor de las niñas, en explorar su cuerpo se
debe, en realidad, a la diferencia anatómica. En el caso de los niños, los
genitales externos son más evidentes. Se trata de una fase muy específica del
desarrollo infantil, llamada fálico-exhibicionista. El término “fálico” viene
de la palabra griega “fal”, germinar, y “falo”, que es la parte del cuerpo
masculino que hace brotar la vida.
Más adelante, a pesar de que hay mujeres que se masturban
más que los hombres, en general, son
éstos últimos los que lo hacen con mayor frecuencia. Por supuesto,
también hay mujeres que deciden no hacerlo y otras que empiezan a masturbarse
cuando ya son adultas.
Según los estudios realizados, en torno al 70% de las mujeres de entre 25 y 29 años reconoce haberse
masturbado durante el último año. Esta cifra se reduce en un 46,5% en el
caso de mujeres de entre 60 y 69 años, y en un 33% si la mujer ya tiene más de
70 años.
Y es que es un mito que, con la llegada de la
menopausia, la mujer deje de masturbarse o que el interés por el sexo
desaparece con la tercera edad.
Estudios científicos sobre la masturbación femenina
Un estudio realizado en Estados Unidos, por la psicóloga Debby Herbanick,
especializada en conducta sexual, ha puesto de manifiesto que la masturbación puede estar relacionada con
la inteligencia. Es decir, que las personas con mayor índice intelectual
se masturban de forma más habitual.
Este mismo estudio también ha llegado a la conclusión
de que existe una relación entre el
nivel académico de las personas y la frecuencia de masturbación. Es
decir, a mayor nivel de estudios, más habitual es la práctica de masturbarse.
Otra investigación realizada en Australia por el
Centro Epidemiológico de Cáncer de Melbourne concluyó que los hombres entre los 20 y 50 años, que se
masturban más de cinco veces a la semana, corren menos riesgo de desarrollar
cáncer de próstata.
Asimismo, según otro estudio, la masturbación, en los
hombres, mejora su sistema inmunitario
y reduce el riesgo de sufrir infecciones. Y es que los orgasmos
presentan mayores niveles de un anticuerpo: la inmunoglobina A (IgA).
Por su parte, en el caso de las mujeres, la ginecóloga inglesa Laura Streicher afirma
que la masturbación ayuda a lubricar y a reducir la sequedad de la zona genital femenina. Por tanto, masturbarse es especialmente útil en la menopausia.
Técnicas de masturbación femenina
La masturbación es un tema muy personal y cada cual
elige la manera para él más satisfactoria, que no siempre es la misma para
todos. Sin embargo, existen algunas técnicas de masturbación femenina, unas más
sencillas que otras, que te presentamos a continuación.
Acariciar el clítoris con los dedos
Esta consiste en acariciar el clítoris con uno o
varios dedos. El movimiento puede ser de arriba hacia abajo, o bien de lado a
lado. También se puede estimular solo el clítoris o bien ampliar la zona y que
la caricia sea más larga. Los movimientos pueden ser rápidos o bien más lentos,
más directos e intensos o bien más suaves.
El clítoris puede estimularse directamente, tirando
ligeramente hacia atrás la piel que lo recubre, o bien indirectamente, no
retirando la piel. Cada una debe escuchar su propio cuerpo.
Movimiento circular y en forma de U con los
dedos
Otro tipo de movimiento consiste en frotar toda la
zona con cuatro dedos, no solo el clítoris, haciendo un círculo. O bien hacer
un movimiento en forma de U, siguiendo el área de la piel que está por encima
de la uretra. Se trata de una técnica muy eficaz, con la que se consiguen
orgasmos muy placenteros.
El mango de la ducha
Una técnica de masturbación sin dedos es utilizar el
chorro de la ducha para hacerlo. Tan solo debes dirigir el chorro del mango de
la ducha hacia el clítoris para estimularlo.
Sobre una almohada o una toalla enrollada
Una de las técnicas más sencillas para masturbarse
consiste en utilizar un objeto, como una almohada o una toalla enrollada, para
simular que tenemos relaciones sexuales.
Apretando el clítoris
En lugar de acariciarlo, esta técnica consiste en
presionarlo con los dedos índice y pulgar, o bien con dedo medio y el índice.
La velocidad y la presión pueden variar en función de lo que más nos guste.
Vibrador
Son muchas las mujeres que utilizan un vibrador, o
incluso dos, para masturbarse. Hoy en día, los podemos encontrar de múltiples
formas y tamaños. Incluso, con un poco de imaginación, podemos hacer uno
casero, aunque siempre es menos higiénico. Por ejemplo, utilizando un cepillo
de dientes eléctrico, cubriendo con algún material delicado el cepillo.
Sexo tántrico y masturbación: ¿en qué consiste?
El sexo tántrico se basa en el Tantra, una disciplina
oriental practicada en Oriente hace miles de años. Esta práctica rinde culto a
los placeres mundanos para alcanzar la plenitud espiritual.
El sexo tántrico no solo se
centra en los órganos genitales para conseguir el placer o el orgasmo, sino en
todas las partes del cuerpo, es decir, en la energía
sexual. Ningún sexo es superior a otro y no hace distinción entre lo bonito y
lo feo, entre lo que está bien y lo que está mal. El Tantra defiende la
aceptación de uno mismo tal y como es, y es precisamente esto lo que hace a uno
sentirse libre y sin complejos, y obtener un mayor placer.
Otro de los puntos que caracteriza el sexo tántrico es
que su meta no es la eyaculación o el
orgasmo, sino utilizar los besos, las caricias y las miradas para
obtener el máximo placer, dejando de lado las prisas.
Por ello, el ambiente debe ser relajado, con una
música y temperatura adecuadas. Después, hay que empezar mirándose,
acariciándose para que surja el deseo y la pasión, tomándose su tiempo para
excitarse y para llegar a los genitales, aunque el orgasmo se puede conseguir
también sin llegar al coito.
Por ello, cuando
se habla de sexo tántrico, muchos mencionan la “eyaculación interior”. Es
decir, retener la eyaculación, pero consiguiendo un placer máximo.
Asimismo, el sexo tántrico pone mucho énfasis en la masturbación, que debe pararse antes de
llegar a la eyaculación. De este modo, se reduce la excitación y no se
llega a producir la eyaculación, y esto se puede hacer varias veces.
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