En términos menos
coloquiales, Isabel Mª Méndez Sánchez, experta de la Sociedad
Española de Patología Digestiva (SEPD) y especialista de la Unidad del Aparato Digestivo en
el Hospital Costa del Sol (Marbella), explica en qué consiste este
entrenamiento: “El paciente realiza una serie de ejercicios para fortalecer la
musculatura pélvica y abdominal, guiado por un monitor a través de un sistema
visual y auditivo”.
El método se inspira
en técnicas psicológicas conductistas encaminadas a lograr el control de una
función fisiológica; en este caso, ir al baño sin problemas.
La eficacia alcanza
el 90% frente en incontinencia fecal, evitando en muchas ocasiones el
tratamiento quirúrgico. “En los casos de estreñimiento por disinergia
defecatoria los resultados son más pobres, con un 70% de éxito”, expone la
experta.
Objetivos del
entrenamiento
Los objetivos de este
método varían en función del tipo de patología.
Estreñimiento
El biofeedback solo
es aplicable a ciertos tipos de estreñimiento; concretamente, los debidos a
disinergia defecatoria, que es una patología común que afecta a hasta la mitad
de los pacientes con estreñimiento crónico. Se produce cuando el esfínter anal
externo presenta una contracción inapropiada o una relajación fallida durante
el intento de defecar. En estos pacientes, los objetivos del biofeedback son:
relajar adecuadamente el ano en la maniobra defecatoria, conseguir fuerza en el
abdomen y mejorar la sensibilidad rectal.
Incontinencia fecal
Los objetivos del
biofeedback en el tratamiento de la incontinencia fecal son: aumentar la
presión y duración del cierre del canal anal, no contraer el abdomen cuando se
está apretando el ano, evitar que el ano se relaje al toser, mejorar la
sensibilidad rectal y coordinar la sensación de llenado rectal con la
contracción voluntaria del esfínter anal.
Cómo es el aprendizaje
El entrenamiento con
biofeedback suele llevarse a cabo en unas cinco sesiones mensuales -aunque la
especialista del Hospital Costa del Sol cree que “lo ideal sería hacer sesiones
de manera semanal” o, al menos, cada dos semanas- de entre 30 y 60 minutos de
duración. “Dependiendo de la respuesta, se puede acortar o prolongar el número
de sesiones, e incluso se pueden repetir de manera anual para reforzar”,
resalta.
Méndez resume el
contenido de estas clases particulares: “Inicialmente, explicamos al
paciente la anatomía del suelo de la pelvis y su funcionamiento”. Después, tras
haberse colocado un enema de limpieza en su casa, el alumno “se tumba en
una camilla de lado para poder visualizar el monitor y se introduce una sonda
lubricada en su recto con un globo que se hincha con muy pocas molestias”.
El monitor permite al
paciente “objetivar la actividad que realiza en el esfínter anal -su fuerza o
su relajación- y en su abdomen. Se le muestra dónde está su defecto o problema
y se procura que lo corrija él mismo”, detalla. “En nuestro centro, el programa
está guiado por un médico y una enfermera”.
‘Deberes’ para casa
La especialista en digestivo
resalta que el trabajo no acaba en el centro sanitario. “El paciente tiene que
trabajar en casa los ejercicios aprendidos”. En general, tiene que dedicar
diariamente al menos 10 minutos por la mañana y otros tantos por la noche. Y,
una vez finalizado el tratamiento, “debe continuar de forma indefinida en su
domicilio con los ejercicios”.
Existen, además,
dispositivos mecánicos y eléctricos que sirven como complemento del
entrenamiento en casa.
Requisitos de esta terapia
El biofeedback es un
método de aprendizaje muy bien tolerado y sin efectos adversos. Su éxito
dependerá, en buena medida, de una adecuada selección de los pacientes
candidatos. Las patologías en las que está indicado están bien delimitadas:
fundamentalmente, incontinencia fecal y disinergia defecatoria, pero también
puede ser útil en otras enfermedades.
En términos
generales, no se emplea como primera línea terapéutica, sino cuando ha
fracasado el tratamiento médico y conductual o como complemento de otras
terapias. Por ejemplo, “en pacientes que tienen diarrea e incontinencia fecal,
es importante tratar la diarrea porque en muchas ocasiones mejora la
incontinencia. Si a pesar de ello persiste el síntoma, se valora el
biofeedback. También en los casos de estreñimiento, que a veces pueden ser
mixtos, por un tránsito lento y por relajación incompleta del esfínter anal, y
si mejoramos el tránsito intestinal puede ser que se solucione el
problema”, aclara Méndez.
La experta recalca la
relevancia de considerar las necesidades del paciente de forma
multidisciplinar. En este sentido, considera crucial “el apoyo psicológico que
prestamos en cada una de las sesiones y, en caso de observar una depresión más
definida, es recomendable remitir al paciente al centro de salud mental para
que lo valore”.
Hay personas que no
están preparadas para someterse a este tratamiento. Es necesario “que los
pacientes tengan un nivel cultural mínimo para que entiendan los ejercicios,
una autonomía física suficiente para acudir a las sesiones, una agudeza visual
buena para ver la pantalla, nivel cognitivo conservado y, sobre todo, mucha
motivación, siendo este último requisito fundamental para el éxito del
tratamiento”.
Pero ni siquiera
todos los posibles candidatos tienen la oportunidad de acceder a la
rehabilitación anorrectal, ya que “por desgracia, no se ofrece en todos los
hospitales ni en todos los servicios de digestivo. Sólo el 45% de los pacientes
tienen acceso a este tratamiento, bien por ubicación de las instalaciones,
cobertura de su seguro o porque los recursos son pocos y tenemos que dedicar
más tiempo a otras pruebas”.
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