Billie Eilish, en el recuadro, hizo de la mascarilla un complemento. / R.
C.
Son las únicas que no han salido damnificadas por el
impacto del coronavirus en la industria de la moda. Las mascarillas, lejos de
salir perjudicadas, han ganado tanto en su versión sanitaria como en la de
complemento en un sector en el que la Organización de Naciones Unidas (ONU)
cuantifica el impacto de la epidemia en 1.500 millones de euros. Las peticiones
de mascarillas en las farmacias durante la última semana de febrero,
coincidiendo con el aumento de casos de contagios en España, crecieron un
20.000% con respecto a la misma semana de 2019, según datos de la Federación de
Distribuidores Farmacéuticos (Fedifar).
Pero el COVID-19 no ha hecho más que potenciar una
tendencia que ya llegó hace tiempo como accesorio de moda urbana y, a su vez,
como símbolo de protesta por el riesgo que supone para la salud el cambio
climático, con impulsores de la talla de la popular cantante Billie Eilish. Las
firmas de moda han hallado en el pánico por el contagio un filón al que sacar
provecho sumando nuevos modelos a los que ya ofertaban, pese a que no protegen
del virus. Fendi, Louis Vuitton y Off White ya han agotado las existencias de
las suyas pese a su coste, que oscila de los 100 a los 200 euros por unidad.
Aunque si uno es apañado puede hacer como la mujer que esta semana acudió al
desfile de Chanel, durante la Semana de la Moda de París, con una mascarilla
básica negra decorada con tres camelias, símbolo de la 'maison' francesa.
Shangái, herida
Traje de novia
La francesa es la Semana de la Moda que ha logrado
salir airosa del pulso a una epidemia que ha hecho tambalear los cimientos del
resto de pasarelas, hiriendo de gravedad a la de Shanghái, que se ha tenido que
conformar con un desfile virtual que se emitirá el próximo 30 de marzo tras
cancelar todos sus eventos físicos. Vieron mermada la asistencia a sus actos
los diseñadores de Londres, Nueva York y Milán, donde Giorgio Armani fue
noticia por la decisión de hacer su desfile a puerta cerrada. Otros decidieron
crear en el último momento mascarillas a juego con sus estilismos para sacar
provecho de la adversidad.
Como no podía ser de otra manera, las redes sociales
se han rendido a la tendencia del momento, que se ha extendido como la pólvora
por las cuentas de celebridades como las actrices Gwyneth Paltrow y Kate Hudson
o modelos de la talla de Bella Hadid y la española Marta Lozano. Ya decía Frida
Kahlo que lo que no mata, alimenta.
GLORIA SALGADO
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