El Museo de Arte de Cerdanyola organiza la primera visita nudista de
España, como ya han hecho el Palais de Tokyo de París o el Leopold de Viena
En el Museo de Cerdanyola, localidad a 20 kilómetros
de Barcelona, todo es más relajado: el edificio modernista no impone como el
inmenso Palais y aquí no acuden las 160 personas de la capital francesa, sino una
treintena, convocadas por el Club Naturista de Cataluña. Llegan vestidos,
claro. Y suben a una sala de la primera planta para quitarse la ropa. La
mayoría bajan en chanclas y albornoz, del que se desprenden justo antes de
entrar en la exposición. "Hace un poco de frío, pero se aguanta bien. La
verdad es que resulta liberador, te ayuda a romper tabúes", dice Nadia.
Tabúes como los que la exposición quiere derribar. En
los años 80, las Guerrilla Girls ya denunciaron la escasa presencia de mujeres
artistas en los museos, que contrastaba con la presencia predominante de los
desnudos femeninos en cuadros y esculturas. "¿Tienen que ir desnudas las
mujeres para entrar en el Metropolitan?", lanzaron entonces. Ahora son
ellas y ellos los que pasean al natural entre las obras. Pero cuatro décadas
después las cifras siguen siendo escandalosas: el 74,14% son desnudos
femeninos, versus un 25,86% de masculinos ("y somos generosos porque hemos
incluido los santos y los cristos"), mientras que los artistas representan
un 98,14% de hombres frente a un exiguo 1,86% de mujeres. "Las cifras son
de las colecciones de la Red de Museos Locales de la Diputación de Barcelona,
pero son más o menos extrapolables a la mayoría de museos. ¿Dónde están los
hombres desnudos? ¿Y las mujeres artistas? En los almacenes... Y tenemos que
sacarlos de los armarios", apunta Txema Romero, director del Museo de Arte
de Cerdanyola y comisario de la exposición.
Contra los binarismos de género
"Ésta es una exposición crítica con el
desequilibrio entre hombres y mujeres por razones de género. Y también
cuestiona los estereotipos sobre la visión binaria del género. Al verla vestido
sientes una sensación de protección, eres una persona culturizada a través de
la ropa. Pero al verla desnudo conectas más con la esencia humana, sin
coberturas culturales, económicas o sociales... El nudismo nos iguala a
todos", explica Xavier Gimeno, vecino de Cerdanyola y profesor de
Pedagogía en la cercana Universitat Autònoma de Barcelona. Otro de sus colegas,
Pere Peris, coincide: "Me siento bien, natural, un poco extraño por lo
poco habitual de la situación, pero mentalmente más cerca de las obras".
Unas obras que desmontan el mito de la masculinidad desde la Grecia clásica
para proponer a un nuevo "hombre liberado, cuyas actitudes vayan más allá
del relato creado desde el poder y la hegemonía del macho como símbolo de
fuerza".
Más allá de las playas nudistas
Desmontar el concepto tradicional de masculinidad es
como desmontar los tópicos sobre la desnudez: "En la sociedad aún existen
muchos prejuicios sobre la desnudez. Se la suele asociar al sexo, lo cual es un
error. Nosotros promovemos la desnudez con naturalidad, más allá de las playas
nudistas. Aunque en la naturaleza y al aire libre es donde más se disfruta,
también organizamos actividades en spas y piscinas, o sesiones de yoga o
biodanza. En los últimos tiempos, con el auge de las redes sociales y el
puritanismo americano, ha habido un retroceso, como cuando Facebook censuró
obras de arte flamenco porque aparecían desnudos...", reivindica Segimon
Rovira, presidente del Club Naturista (con 400 miembros) y la Federación
Naturista de Cataluña (1.000 socios, la mitad que la federación española, que
cuenta con 2.000). Tras la hora larga de visita a El hombre al desnudo
en las salas volvieron a quedar Baco y compañía solos, desnudos.
VANESSA GRAELL
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