Estos volúmenes definen la
potente identidad de la vivienda y consiguen crear esa fusión del paisaje con
la vida interior con grandes ventanales desde el suelo hasta el techo con los
que las amplias estancias tienen vistas panorámicas y una gran luz natural. Su interior se estructura sobre una escalera
de caracol que se establece como el eje sobre el que roban los
bloques de cada planta.
LEO LO QUE OTROS ESCRIBEN, COPIO LO MAS DIVERTIDO, LO MAS CURIOSO. A VECES LO MAS TRISTE. ASÍ PASO LAS MAÑANAS.
martes, 24 de mayo de 2016
Mosha House, la bella casa desestructurada.
En las laderas de las estribaciones de las montañas de Mosha, en Irán,
se levanta esta vivienda familiar pensada para disfrutar del paisaje.
No
se trata sólo de dónde vives si no lo que ves desde el interior de tu vivienda,
los espacios, la naturaleza, las construcciones, ese
paisaje exterior que vives desde el interior. Y siempre la
presencia, la identidad de una vivienda, la de los que lo habitan, la
habitabilidad, la función. Lo que buscamos todos.
El equipo de arquitectos e
ingenieros del estudio iraní New Wave Architecture se enfrentaron a este
proyecto con
la premisa de que el ser humano tiene una tendencia natural a enredarse en el
paisaje y como tal esta vivienda se orienta a distintas vistas
con sus tres niveles suspendidos sobre una ladera alcanzando una completa
visión del valle. La vivienda, el sueño, se encuentras en Mosha, en las inmediaciones de
las montañas de Alborz al norte de Teherán, Irán. En una
parcela de 260
metros cuadrados el hormigón articula no sólo el espacio
inclinado sino los tres bloques asimétricos que giran sobre un eje común
buscando distintas vistas del valle de Mosha y de las montañas.
De arriba a abajo, en la primera planta se encuentra la entrada, el
aparcamiento, un aseo, una habitación individua y una suite con baño completo
que comparten una terraza; bajando un nivel, en la segunda el comedor, la
cocina y un amplio salón abierto al gran ventanal; en la tercera e inferior
todo el espacio del ocio, una sauna, un vestuario, un espacio de deportes, un
pequeño bar y una piscina interior desde la que disfrutar de las magníficas
vistas.
Los acabados en blanco
conjugan la calidez de la madera de la escalera central, de los suelos y de los
armarios y estanterías, creando espacios únicos en los que el principal protagonista
es el exterior, formas puras que juegan con la distribución
vertical como forma de integrar la vida familiar, la difícil pendiente de la
parcela, las vistas panorámicas del valle, y, sin duda, esa innata tendencia de
enredarse, a vivir en la naturaleza con una identidad propia muy especial.
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