El ayuntamiento de Trondheim,
la tercera ciudad noruega, ha decidido poner fin a la publicidad en la que
aparecen jóvenes musculosos y mujeres de cuerpos perfectos, la
mayoría de las veces en bikini o ropa interior. No se trata de una ola de puritanismo sino
de una manera de acabar con la presión que, desde las
vallas publicitarias o los carteles de las paradas de autobuses, empuja a
hombres y mujeres a enfrentarse a la realidad de su propio cuerpo y a sentirse
presionados para conseguir la imagen de los modelos que aparecen en los
anuncios. Es un primer paso para terminar con el Photoshop,
al menos en todos los espacios de propiedad municipal.
En Oslo ya existe una ley que
prohíbe el uso de publicidad ofensiva, sin embargo, Trondheim ha
dado un paso más y ha incluido los anuncios que contribuyen a crear una imagen negativa
del propio cuerpo. Según la nueva normativa, «no se permitirá publicidad que
sea ofensiva o discriminatoria contra grupos o individuos ni publicidad que
cree una falsa imagen de la apariencia de los modelos y contribuya a generar
una imagen negativa del cuerpo. Como mínimo, se tendrá que especificar que la
imagen ha sido retocada».
El concejal del partido
socialista Ottar
Michelsen comentó al respecto que la ciudad tiene la
responsabilidad de proteger a los ciudadanos de la presión que supone conseguir
un cuerpo perfecto. «Necesitamos pensar sobre qué clase de publicidad queremos
difundir. No deberíamos ayudar a difundir publicidad que contribuye a
poner presión sobre el cuerpo», dice Michelsen, aunque admite que la tarea de
prohibir anuncios no dará muchos resultados y quedará sujeta a una cuestión de
interpretación.
EFE CARMEN CALVO
Copenhague
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