Las vacas también contaminan:
las flatulencias y eructos de los rumiantes producen entre el 25% y el 30% de
los gases de efecto invernadero que se liberan a la atmósfera. Pero su impacto
sobre el cambio climático podría reducirse a partir de ahora. El veterinario e
investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) David
Yáñez-Ruiz acaba de publicar un estudio sobre una dieta antigases que consigue
disminuir un 30% las emisiones de metano en los rumiantes
Una vaca, en una ganadería de Asturias.
LNE
La clave está en una molécula
de síntesis, llamada 3-nitrooxypropanol y que se incorpora en polvo al pienso.
Las dosis son pequeñas: entre 40 y 60 miligramos por kilogramo de forraje.
Además, el compuesto no causa ningún perjuicio al animal. Todo lo contrario, lo
potencia. Gana peso y produce más leche al aprovechar la energía que antes
malgastaba en forma de ventosidades. "El avance creemos que es
significativo. Supone una reducción del 30% para combatir el cambio
climático", sostiene Yáñez-Ruiz, que puntualiza que no se contempla una
eliminación de las emisiones, ya que ello podría modificar el ecosistema
microbiótico de las vacas. "Su flora intestinal responde a una evolución
de años e inhibir sus gases al completo supondría una modificación drástica de
su composición biológica. La sustancia sólo afecta a las arqueas
metanógenas", explica.
Una peculiaridad del trabajo,
publicado en la revista "Proceedings of the Natural Academy of
Sciences", es que describe "por primera vez" cómo funciona la
molécula 3-nitrooxypropanol, que diseña una empresa suiza. "Lo que hace
este compuesto es actuar sobre la principal enzima que cataliza la reacción de
metano. Encaja en la zona activa que tiene con otro enzima y lo inhibe al
oxidar la parte de níquel que contiene", detalla David Yáñez-Ruiz, principal
autor del estudio y responsable del área de nutrición de rumiantes de la Estación Experimental
del Zaidín de Granada del CSIC.
Hasta ahora se había
intentado disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de
la ganadería mediante la adición al pienso de otros compuestos, generalmente
aceites vegetales. Sin embargo, ninguno de estos experimentos salieron adelante
al producir "más problemas que beneficios" en las vacas. La
multinacional que produce la nueva molécula ya está estudiando incorporarla al
mercado, dada su alta efectividad. Antes que en las reses, el compuesto ya se
probó en 2014 en las ovejas, obteniendo los mismos resultados. Yáñez-Ruiz
lideró el año pasado otra investigación a nivel mundial, en la que se describió
por primera vez la composición del microbioma del rumen en 32 especies y reveló
el origen del metano que ahora intenta combatir.
Oviedo, M. G. SALAS
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