La patología más parecida registrada es la aversión al sexo, pero los
expertos ven en esta tipología rasgos similares a los trastornos alimentarios
Se ha hablado mucho de las personas que tienen relaciones
sexuales compulsivamente, casi como si fuera una adicción,
pero poco se comenta, sin embargo, de cuando ocurre todo lo contrario. Cuando
se evita el contacto sexual a toda costa. No se trata del hastío típico que
sucede cuando se entra en la rutina de pareja, sino algo más profundo; más
parecido a lo que ocurre en los trastornos alimentarios con la comida.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales (DSM por sus siglas en inglés) no lo reconoce como tal, pero ya hay
expertos que encuentran en su consulta casos de lo que se denomina como
"anorexia sexual" que, según la definición de Sex and Love Addicts Anonymous (SLAA), se trata de "la
evitación compulsiva de dar o recibir 'nutrición' social, sexual o
emocional".
¿Aversión al sexo o falta de deseo?
"Mientras la anorexia nerviosa se caracteriza por
un rechazo sistemático de la comida, la anorexia sexual se identifica con un
rechazo del sexo; en ambos casos la animadversión es la punta del iceberg,
detrás se esconden múltiples causas, y a menudo complejas, que se deben
tratar", indica Emma Ribas, psicóloga experta en terapia
individual y de pareja. Ambos problemas comparten también algunas de las causas
que la provocan, tales como "el estrés o la falta de autoestima",
aclara, aunque en el caso de la anorexia sexual, gran parte de los casos se
relaciona con "conflictos con la pareja, sexualidad basada en los
genitales, problemas en el trabajo, falta de educación sexual, abusos sexuales
o agresiones en la infancia".
Asimismo, la experta señala que se ha de tener en
cuenta que la poca educación sexual existente ha estado basada en entender el
sexo únicamente como un peligro, y no como una experiencia positiva para la
persona: "Antes no se hablaba de sexualidad y ahora se habla mucho, pero
siguen existiendo muchos mitos", aporta Ribas y añade que "lo poco
que hemos recibido en nuestra sociedad es el porno, donde mayoritariamente la
mujer es tratada como un objeto, y es el modelo de referencia que tenemos".
La imitación de esta ficción en la vida real, también puede influir a la hora
de tener experiencias no satisfactorias, ya que "puede llevar a algunas
personas a un hartazgo y empacho de un tipo de sexo que les genera rechazo, con
el que no conectan".
El miedo en el centro del problema
Cabe distinguir entre casos de desinterés sexual, bien
sea por un deseo bajo o inhibido, que "se traducen en un nivel de interés
sexual, reducido o ausente", explica la experta, o un grado más avanzado
de anorexia sexual, "que se correspondería con la aversión a sexo",
añade. Estos casos se caracterizan por una palabra muy concreta: el miedo.
Miedo a la intimidad, a la intensidad de los sentimientos, a sentirse
vulnerable, o incluso a sentirse atraído por alguien.
A este respecto, la sexóloga Judith Viudes agrega que, de hecho, el trastorno más similar a la
anorexia sexual recogido en el DSM es "la aversión al sexo", que se
explica como "la evitación de todos, o prácticamente todos, los contactos
sexuales con una pareja sexual”, que además, "provoca malestar acusado o
dificultades en las relaciones interpersonales".
Nada que ver con la asexualidad
Además de estas apreciaciones, Viudes aclara que los
casos de anorexia sexual también se diferencian según el momento en el que
aparece la misma. Por un lado están los casos primarios, es decir, los que
siempre han estado ahí y que derivan de "pensamientos que han ido
forjándose a lo largo de la vida o consecuencias de una mala educación
sexual". Por otro, los que responden a un trastorno adquirido, mucho más
comunes, en los que ese miedo no existía hasta que un hecho provoca al paciente
dicha aversión, "como pueden ser abusos o una muy mala experiencia".
La sexóloga también aclara que no debe confundirse un
caso de anorexia sexual, con una persona asexual. "Las personas asexuales lo perciben como una no-orientación
sexual que se caracteriza precisamente por no sentir atracción sexual hacia
otras personas". Algo que no ocurre con los anoréxicos
sexuales, cuyo problema radica en la ansiedad que supone simplemente plantear
esa atracción.
De esta manera, las personas que narran estos
episodios de anorexia sexual describen las situaciones proclives a encuentros
sexuales como un detonante de verdaderos ataques de pánico, que no solo
condicionan su vida sexual, sino su capacidad de establecer relaciones
sentimentales. Incluso peor, el miedo a estrechar relaciones personales, por si
cualquier contacto pudiera derivar en algo más, lo que les lleva a aislarse.
Soluciones efectivas
Según la SLAA, los anoréxicos sexuales llegan a la
conclusión de que necesitan ayuda no por la falta de sexo, sino por la falta de
contacto emocional con otras personas. "Observamos la ausencia de cercanía
en ciertas áreas de nuestras vidas y observamos que nos preocupamos por los
demás y la anorexia sexual es una estrategia para mantenerlos a raya. Habiendo
tomado conciencia de esto, es posible que hayamos intentado cambiar nuestra
conducta". La buena noticia es que, en opinión de Judith Viudes,
"estos casos tienen normalmente una resolución positiva".
Teniendo en cuenta que este tipo de problema sexual tiene
que ver con múltiples factores, antes de abordar el componente sexual, lo
primero a tener en cuenta es trabajar la percepción personal, ya que muchas
veces estas personas alegan evitar el contacto por "miedo a no
encajar" o "tener una tara"; puede ser un complejo bien físico
bien emocional, que deriva en ese trastorno de evitación de situaciones
interpersonales, según la sexóloga.
Para ello, el abordaje se debe realizar mediante
"terapia combinada en técnicas cognitivo- conductuales, educación sexual,
exposición progresiva y técnicas para reducir la ansiedad y el estrés",
concluye Viudes. El objetivo es enfrentar el temor a la cercanía y la
vulnerabilidad, para avanzar no solo hacia la capacidad de mantener encuentros
sexuales, sino sobre todo de interacciones interpersonales que nutran una vida
satisfactoria.