Nancy Broph, en la comparecencia por el presunto homicidio de su esposo, el
6 de septiembre. KOIN-TV
Una pistola es ruidosa, sucia y requiere cierta
habilidad. Un cuchillo exige contacto: es algo muy personal y te llenas de
sangre. Contratando a un sicario te arriesgas a que te delate o te chantajee.
¿Y quién conoce a uno? Recurrir a un amante es una idea peor aún. En cuanto al
veneno, lleva uno o dos meses matar a alguien, y la víctima estará enferma todo
ese tiempo. ¿Quién desea estar con un marido enfermo? El 4 de noviembre de
2011, la escritora de folletines románticos Nancy Crampton-Brophy repasaba, en una entrada en un blog titulada
Cómo matar a
tu marido, diversas posibles maneras de liquidar a un esposo.
Siete años después, el pasado 5 de septiembre, la novelista de 68 años era detenida por
la policía de Portland, Oregón, acusada de asesinar a su propio
marido.
Sus lectores saben de la debilidad de Nancy
Crampton-Brophy por la muerte violenta dentro del matrimonio. En la ficción, se
entiende. En El policía equivocado, la protagonista pasa “cada día de su
matrimonio” fantaseando con asesinar a su esposo. En El marido equivocado,
una mujer huye de su pareja fingiendo su propia muerte.
El pasado 2 de junio, a primera hora de la mañana, los
alumnos del Instituto Culinario de Oregón hallaron al cocinero Daniel Brophy,
de 63 años, tendido sobre un charco de sangre en el suelo de una cocina, con
heridas de bala. La policía y el personal médico trataron en vano de salvar la
vida del chef, muy querido en el centro, a juzgar por los mensajes in
memóriam de sus compañeros, que destacan su conocimiento enciclopédico y su
enfoque creativo en la enseñanza.
Al día siguiente, Nancy Crampton-Brophy
comunicaba el triste suceso a sus 1.491 amistades digitales. “A mis amigos de
Facebook y familia, tengo una noticia triste que contar”, escribió. “Mi marido
y mejor amigo, el chef Dan Brophy, fue asesinado ayer por la mañana. Para
aquellos de vosotros que estáis más cerca de mí y que sentís que esto merecía
una llamada telefónica, tenéis razón, pero estoy esforzándome por encontrar un
sentido a todo ahora mismo. Hay una vigilia con velas en el Instituto Culinario
de Oregón, mañana lunes a las siete de la tarde. Aunque agradezco todas
vuestras cariñosas respuestas, estoy sobrepasada. Por favor, ahorraos las
llamadas telefónicas durante unos días hasta que yo empiece a funcionar”.
Aquel lunes por la tarde Nancy Brophy acudió a la
vigilia en memoria de su marido, arropada por cientos de personas, a las
puertas de la escuela de cocina en la que el finado impartió clases desde que
se fundara en 2006.
El asesinato del chef resultaba tan inexplicable para
la policía como para las personas que lo rodearon. Era un hombre entrañable,
según recordaron sus colegas en la prensa local, con un gran corazón apenas
disimulado tras sus inocentes excentricidades. Prohibía silbar en la cocina, y
obligaba a aquellos alumnos que olvidaban su gorro de chef a cocinar tocados
con una pieza de su extravagante colección de sombreros (mexicanos, vikingos…).
Cada año, era tradición que un alumno se pusiera un disfraz de vaca para que el
resto colocara sobre él con velcro los diferentes cortes de carne. El disfraz
había sido cosido a mano por la esposa del profesor.
El chef compartía con su pareja novelista una cierta
querencia por el humor negro, a juzgar por el tenor de algunos de los aforismos
que creaba y repetía, famosos entre sus alumnos, que los bautizaron como brophyismos.
“Todas las setas se pueden comer, al menos una vez”, decía uno. “Puedes curar
fácilmente a un pollo enfermo usando una pala”, rezaba otro.
Ella empleaba ese mismo humor negro, tan apreciado por
sus lectores, para hablar sobre su propio matrimonio. En una entrevista en
2012, preguntada por los motivos por los que le atraía como novelista el
suspense romántico, respondió: “El asesinato, el caos, la sangre parecen brotar
naturalmente de mí, lo que significa que mi marido ha aprendido a dormir con un
ojo abierto”.
Lo cierto es que, a pesar de todo, al menos en
apariencia, los Brophy formaban una pareja bien avenida tras 27 años de
matrimonio. “Tenemos nuestros más y nuestros menos”, escribió en su web la
novelista, “pero hay más tiempos buenos que malos”.
Finalmente, basándose en la investigación llevada a
cabo durante los tres meses de verano, la policía ha llegado a la conclusión de
que la escritora es sospechosa de la muerte de su marido. El jueves pasado
ingresó en prisión sin fianza. La policía se limitó a decir, en un comunicado,
que “los detectives creen que Nancy L. Crampton-Brophy es la sospechosa por el
asesinato de Daniel C. Brophy”. Nada revelaron sobre el posible móvil del
supuesto crimen. Cierto es que la propia autora ofreció cinco posibles motivos
en su texto Cómo asesinar a tu marido: 1) El financiero; 2) Es un
“bastardo mentiroso y tramposo”; 3) Te has enamorado de otra persona; 4) Es un
abusador; y 5) Matar es tu profesión.
“Encuentro más fácil desear la muerte a la gente que
matarla realmente”, advertía Crampton-Brophy en el mismo texto. “Pero lo
que sé sobre el asesinato es que cada uno de nosotros lo tiene dentro de sí,
cuando le empujan demasiado lejos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario