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El marido le había pedido el
coche a un compañero para trabajar y sus servicios se daban a nombre de este
Un usuario de la aplicación de Uber en Sevilla - ABC
«El karma es tan básico que a menudo no nos damos
cuenta de él». Una célebre frase sobre la consecuencia de los actos podría
haber sido la salvación de muchas parejas infieles. El obrar mal se acaba
pagando. Tan real es esto que los últimos en pagar el karma de forma implacable
han sido una mujer de Barranquilla y su amante, cuyo deseo les llevó a
contratar los servicios de Uber para desatar su pasión en un motel. Pero, para
sorpresa de la chica, el conductor del coche le guardaba todavía una revelación:
era su marido.
Yeimy y Jesús Barrios llevaban un año siendo amantes a
expensas de su marido, que desconocía la relación. Ocultando sus infidelidades,
Yeimi permaneció largo tiempo sin que su marido supiese que le estaba siendo
infiel.
Su esposo, cuyo nombre no ha trascendido, le pidió
prestado un coche a un compañero de Uber llamado Leonardo para trabajar ese
día. Los motivos de la petición también se desconocen. Lo que sucedió es que,
al coger el coche de Leonardo, Uber mostraba su nombre y fotografía como si
fuese el propio dueño, pero el conductor resultaba ser el marido de Yeimy.
Como amantes de tópico, Yeimy y Jesús se dispusieron a
disfrutar de otra sesión de infidelidad y pasión en un motel. Para llegar hasta
el lugar, decidieron contratar los servicios de Uber para el desplazamiento.
Curiosamente, por cosas del destino, lograron encontrar un coche que les
llevara. El conductor, Leonardo; el verdadero asistente a la recogida, una
desastrosa coincidencia.
La pareja de amantes entró en el coche para ir al
motel. Tras subirse al vehículo, la mujer reconoció al conductor
inmediatamente: era su marido. Según se recoge en El Espectador,
hay diferentes versiones sobre el desenlace de la historia. Una es la huida de
la esposa; otra, el desencadenamiento de una discusión callejera.
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