El éxito de The Witcher se veía venir desde que
se anunciaran las primeras noticias sobre la adaptación de Netflix, pero lo que
parecía ser un intento por relevar a Juego
de tronos de su pedestal en la fantasía oscura ha resultado en un producto
sorprendente.
La apuesta por la magia y demás elementos fantásticos
desde el principio, así como las relaciones amorosas de telenovela y el humor
intrínseco en cada gruñido del protagonista han dado para tiras y tiras de
memes en redes sociales. Geralt de Rivia y el bardo Jaskier han alejado a The
Witcher de ser un programa que se toma demasiado en serio a sí mismo. Como
escribíamos en la crítica de la serie, “no es Juego
de tronos, ni necesita serlo”.
Sin embargo, The Witcher sí ha cogido un
elemento fundamental de la serie de HBO y ha levantado por ello las críticas
entre distintos sectores del panorama cultural. Las constantes escenas de sexo y desnudos han despertado el debate sobre
su necesidad narrativa. Durante las primeras temporadas, antes de que su
popularidad la llevara a convertirse en esa gran serie de culto adorada por las
masas, Juego de tronos era esa serie en la que aparecen muchas mujeres
desnudas y cuando no hay una escena de sexo es porque hay una violación.
La desnudez y la violencia como reclamo popular es un
recurso que ha caracterizado un sinfín de ficciones a lo largo de toda la
historia del cine. El término ‘sexposition’
se popularizó hacia 2012 cuando el crítico televisivo Myles McNutt lo utilizó para describir la estrategia empleada por
los creadores de Juego de Tronos durante la primera temporada. Se trata
de emplear una escena de contenido
sexual para mantener la atención del espectador mientras los personajes exponen
importantes detalles sobre la trama que, de otro modo, podrían resultar
en aburridos monólogos.
McNutt lo
utilizó en referencia a una escena en la que Meñique se encarga de dar un extenso monólogo sobre sus planes en la
Corte mientras instruye a dos prostitutas sobre cómo fingir de la manera
más adecuada que están teniendo sexo entre ellas. La escena se repite de
diferentes formas a lo largo de la serie, y el mismo crítico volvió a sacar a
colación el uso del ‘sexposition’ en la segunda temporada.
¿Cómo encaja todo esto en The
Witcher? Sin entrar en spoilers, vamos a relatar una
escena del primer episodio. La misión de Geralt lo lleva a encontrar a un
hechicero que se esconde de una asesina. El refugio que construye está repleto
de proyecciones de mujeres desnudas que se pasean, se bañan o se hacen
carantoñas entre sí por ningún motivo aparente; solo para el placer visual de su
creador.
Mientras estas mujeres pasan a su alrededor, los dos
personajes mantienen una importante conversación en la que se describe la
creencia de que ciertas mujeres nacidas durante un eclipse están malditas. En
este contexto, Geralt tiene que lidiar
por primera vez con el debate sobre “el mal menor” y su brújula moral.
La utilización de un entorno repleto de mujeres desnudas sugiere una falta de
confianza de los guionistas en el aguante del público; como si necesitaran este apoyo visual para no perder el interés.
Maureen Ryan, crítica de televisión en Huffington
Post, contaba en este artículo que el ‘sexposition’ “puede ser útil en una escena
que de otro modo sería bastante aburrida, bien por falta de acción o
sobreabundancia de diálogo. Pero no tiene éxito cuando la combinación de sexo y grandes descargas de
información es tan chirriante que saca al espectador de la historia y se
convierte en cliché”.
Paridad en los desnudos
La desnudez en The Witcher no siempre atiende a
los criterios específicos del ‘sexposition’, pero es tan abundante que incluso se ha creado un juego de beber al respecto
entre los usuarios de Reddit. El juego propone dar un trago “cada vez
que se vean pechos desnudos”, lo que es bastante a menudo.
El personaje que está más expuesto a la desnudez es,
sin duda, Yennefer de Vengerberg. Es un personaje bastante activo sexualmente y
la vemos sin ropa en multitud de contextos sexuales, desde encuentros con
amantes hasta orgías mágicas. También muestra su cuerpo en rituales, como parte
del hechizo que está llevando a cabo.
Los personajes masculinos también aparecen en el
contexto de las relaciones sexuales y algunos, como Jaskier, las mencionan con
asiduidad. El propio Geralt es protagonista de varios encuentros a lo largo de
la serie. Sin embargo, nunca vemos la
desnudez masculina de forma explícita. Este desequilibrio de género es
la razón fundamental por la que The Witcher ha recibido críticas en
cuanto al ‘sexposition’.
Parece que la adaptación de Netflix quiera emular esa
primera temporada de Juego de tronos en la que la presentación de
Daenerys Targaryen nos la mostraba completamente desnuda metiéndose en la
bañera para poco después, ser entregada a los dothraki y violada por Khal
Drogo. Desnudez y violencia para atraer
al público preferentemente masculino.
Juego de tronos tampoco muestra
hombres desnudos
Tampoco en Juego de tronos veíamos el desnudo
de los hombres. De hecho, esta es una cuestión en la que han incidido varios
actores de la serie a lo largo de los años. “Si vas a hacer una serie en la que
la desnudez y el sexo son una parte tan importante, lo más justo es que tú
también formes parte de ello”, afirmaba Kit Harrington en una entrevista para GQ en 2014. Sin embargo,
también confesaba que no “estaría muy contento”
si le pidieran desnudarse por completo.
Por suerte para él, Jon Snow apenas tiene escenas de desnudos en la serie, como ocurre
también con Tyrion Lannister, a pesar de que pasa gran parte de su tiempo en
compañía de prostitutas a las que sí vemos al descubierto. Peter
Dinklage comentaba en otra entrevista que, hasta la fecha de la cuarta temporada, “no había
leído un solo guion” que incluyera un desnudo para su personaje.
El contraste con sus compañeras de rodaje es palpable,
más aún teniendo en cuenta las declaraciones
de Emilia Clarke el pasado mes de noviembre. La
actriz confesó que las escenas sexuales
durante las primeras temporadas fueron “aterradoras”. Cuando la
contrataron para representar a la Madre de Dragones, Clarke tenía 23 años y muy
poca experiencia en el mundo de la actuación.
“Estaba en una película
completamente desnuda con todas estas personas a mi alrededor. No sabía qué
debía hacer, ni lo que esperaban de mí; no sabía qué querían ellos ni lo que yo
quería hacer.”
Con los años, tanto la serie, como su personaje y ella
misma fueron ganando importancia en el mundillo y eso le permitió a Clarke ser más contundente con directores y guionistas
sobre sus desnudos en pantalla. “Soy mucho más inteligente con lo que me
siento cómoda y lo que estoy de acuerdo en hacer”, comentaba la actriz, “He
tenido peleas en el set en las que indico cosas como ‘No, la sábana se queda
arriba’, y dicen, ‘No quieres decepcionar a tus fans de Juego de tronos’.
A lo cual he respondido: 'Jódete'”.
El desnudo femenino como imposición
Emilia Clarke no es la única que ha sufrido presiones
para desnudarse en un set de rodaje. Recientemente, la actriz Ruth Wilson abandonó la serie The Affair
por un “entorno de trabajo hostil”. The Hollywood Reporter detallaba la
situación en un artículo en el fuentes cercanas a Wilson relataban su
experiencia con la serie. Entre ellas, se encontraba el tema de los desnudos: “A menudo se le pidió a Wilson que se
desnudara en escenas en las que parecía no haber una razón creativa
clara para la desnudez, aparte de que fuera ‘excitante’”.
Sharon Stone y Megan Fox también rechazan desnudarse
en pantalla
También es conocido el rechazo de Sharon Stone a
quitarse la ropa después de haberse convertido en todo un icono erótico de su
época como consecuencia de la infame escena de Instinto básico por la
que se hizo tan conocida. Como ella, Megan
Fox ha rechazado multitud de papeles en los que se le requería aparecer desnuda
tras la enorme sexualización a la que se vio expuesta después de Transformers
y Jennifer’s Body. “No puedo dejar que mis hijos vean la clase de cosas
que se requiere que hagan las mujeres en estas películas”, confesaba la actriz
a The Mirror, “son cosas
que denigran a las mujeres que interpretan al personaje”.
Para Anya Chalotra, la intérprete que da vida a
Yennefer en The Witcher, la experiencia ha sido muy distinta. Nadie le
impuso quitarse la ropa para representar a la hechicera de Vengerberg, sino que
tenía una doble de cuerpo para esas escenas. Sin embargo, fue Chalotra quien
eligió prescindir de ella: “No me
sentía cómoda con el hecho de que otra persona fuera Yennefer, porque
eso también es actuar, ¿no?”, comentaba en una reciente entrevista.
Después de probar a grabar una escena sexual con su
doble, la actriz comenta que no estaba satisfecha con el resultado y que
entonces empezaron a hablar de esas escenas en términos de “cómo sería mejor
grabarlas para que yo estuviera cómoda y aún así la audiencia tuviera lo que la
historia necesitaba para avanzar”. Por ejemplo, en una de las escenas de sexo, Chalotra cree que lo más relevante son los
planos detalle que muestran la “intimidad” entre ambos personajes. Para
la actriz, su desnudez es secundaria.
"La única escena en la que tuve que desnudarme
fue la transformación"
“Pensamos que
podríamos grabar esas escenas sin ningún desnudo, solo semidesnudos. No
como esa primera escena de sexo en la que tuve que utilizar a mi doble de
cuerpo”. Además, la actriz cree que esos momentos están justificados por el
guion y son necesarios para entender el desarrollo de su personaje: “La únicas
escenas en las que tuve que desnudarme fueron la escena de la transformación y
otras escenas en las que evolucionaba la historia y era verdaderamente
necesario.”
El propósito de la desnudez
La abundancia de desnudez en The Witcher ha
llamado a catalogar sus escenas sexuales de ‘sexposition’ con gran rapidez. Sin
embargo, no siempre se adhieren a la definición del concepto. En otros casos, la desnudez está justificada.
En cuanto a Yennefer, su imagen es una parte vital del personaje, que ha
permanecido años acomplejado por su apariencia física y ansía tener una belleza
normativa. Por tanto, es lógico que la
historia se detenga a menudo sobre su cuerpo, su cambio de aspecto y la
relación de Yennefer con esa parte de sí misma.
En otras escenas, sin embargo, la exposición de su
cuerpo desnudo parece no tener una necesidad tan justificada. Por ejemplo, el
mencionado ritual que lleva a cabo en el quinto episodio podría haberse perpetrado
con ropa y hubiera tenido el mismo valor a nivel narrativo.
Este exceso de desnudez sin justificación es lo que la
crítica Maureen Ryan define como “Hey, Boobs!” (“¡hey,
tetas!”) o H.B. para abreviar. Se trata de mostrar pechos desnudos en una escena por la simple razón de que pueden
hacerlo, ya que los desnudos explícitos en los canales en abierto
estadounidenses están prohibidos. Según Ryan, las cadenas de pago como HBO o
Starz aprovechan su libertad para incluir estos desnudos a la menor
oportunidad.
Tanto el ‘sexposition’ como el H.B. se han empleado de
forma incansable durante años, y los ejemplos son más que variados. En Los
Soprano es habitual que los protagonistas se encuentren en el club de
striptease The Bada Bing!, con decenas de bailarinas a su alrededor. En
muchas ocasiones, este set es el telón de fondo para importantes conversaciones
entre ellos.
En Deadwood, Al Swearengen suele soltar
monólogos relevantes mientras una prostituta le practica sexo oral o en otro
contexto igualmente sexual. En True Blood, los desnudos y las escenas de
sexo son tan habituales que nadie que haya visto el primer episodio se
sorprendería como para llegar a exclamar “hey, boobs!”.
Otras series, como Sense8, Spartacus o Black
Sails se caracterizan por tener gran cantidad de desnudos. No obstante, en
estos casos, el sexo es una parte
fundamental de la historia, sirve al propósito de desarrollar tramas y
personajes y es, además, paritario entre los personajes masculinos y femeninos.
Mientras que en The Witcher o Juego de tronos es casi imposible
ver semidesnudo a un personaje masculino, en estas series lo habitual es que
aparezcan completamente desnudos y visibles, en la misma medida en que lo hacen
los femeninos.
Black Sails daba entidad a
las prostitutas, en lugar de mostrarlas como decoración
Entre otras muchas cosas, Black Sails demostró
que se podía dar entidad a las prostitutas del argumento incluso en una
historia de piratas. La serie de Starz, que en España está disponible en
Netflix, rompió el tropo de las prostitutas que se utilizan casi como mera
decoración dotándolas de contexto propio, aspiraciones y voz. Por su parte, The
Witcher vuelve a caer en esa trampa al inicio del capítulo tres, que abre
con Geralt en la cama junto a una
prostituta, visiblemente más desnuda que él. El propósito de la escena
es aportar algo de profundidad a la figura de los mutantes y a los sentimientos
del propio Geralt, mientras los pechos de la mujer sin nombre se pasean por la
pantalla como si tal cosa.
Cuando los creadores de Juego de tronos fueron confrontados por la polémica del ‘sexposition’ al acabar la emisión de la primera temporada, sus reacciones fueron
bastante desdeñosas. David Benioff bromeó sobre poner más escenas de sexo en la
segunda temporada y DB Weiss dijo que “no se puede complacer a todo el mundo”. Lauren Schmidt, la responsable creativa de The
Witcher no ha hecho comentarios al respecto por ahora, pero, si
siguen la línea de las novelas de Sapkowski, la desnudez en la serie de Henry
Cavill seguirá siendo una constante en las próximas temporadas.
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