El ecologista Juan Clavero con dos de las tortugas moras pendientes del
traslado a Marruecos. Juan Carlos Toro
“¡Para ser ilegales
mira que tienen papeles estas tortugas!”. El ecologista gaditano Juan Clavero tira de ironía
para explicar cómo ha acabado acusado de contrabando al intentar devolver 23
tortugas moras a su hábitat original en Marruecos. Con el visto bueno de este
país y de la Junta de Andalucía para su proyecto, al activista
de Ecologistas en Acción solo le faltaba lograr un último permiso para repatriarlas, pero se ha
topado con una posible multa de 20.700 euros de la Agencia Tributaria por una
supuesta infracción administrativa grave que “aún está en trámite de
alegaciones”, según excusa la Subdelegación del Gobierno en Cádiz.
Al sol de una tarde
fría de enero, Clavero sostiene en sus manos una de los reptiles que hiberna
relajada en el jardín de su casa de El Puerto de Santa María, ajena a su
protagonismo en un embrollo administrativo que el ecologista sigue sin
comprender y en el que le acusan de no tener documentación que acredite su
procedencia. “Lo teníamos todo organizado para devolverlas, ha sido mucho
trabajo para que nos digan ahora que somos traficantes de tortugas”, se queja
Clavero, entre la incredulidad y la resignación. Él ha sido el único
expedientado; a Antonio Acosta, otro de los miembros de la entidad, le reclaman
otros 1.600 euros por participar en el mismo proyecto y tener custodiados dos
especímenes más en El Bosque.
Pese a haber acabado acusados de contrabando y estar
amenazados por una cuantiosa multa, los activistas pretendían ahora “hacer
bien” con lo que hace años se consumó como una ilegalidad, como rememora
Clavero.
Las tortugas moras o Testudo graeca son una especie
norteafricana que, décadas atrás, los españoles introducían desde Marruecos
para mantenerlas como mascotas, habitualmente sin permisos ni controles. Con el
endurecimiento de las leyes por la introducción de animales no autóctonos
—castigada por el Código Penal con hasta cuatro años de prisión— Ecologistas en
Acción detectó el incremento de abandonos de estos reptiles en el medio natural
de la provincia de Cádiz.
Aunque la tortuga
mora fue introducida en el sudeste de la península ibérica ya desde el
Paleolítico, la política de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía es confinar o devolver a su
hábitat a aquellos reptiles que proceden del norte de África por sus
diferencias genéticas con la misma especie naturalizada hoy —y declarada en
peligro de extinción— en Almería, Murcia y Doñana
(Huelva). De ahí que a
Clavero y los suyos se les ocurriese hace 20 años recoger a dos especímenes,
macho y hembra, para tenerlos en cautividad y devolverlos en un futuro. La
hembra, originaria de Alhucemas, procedía de un pescador que la entregó y el
macho de Ceuta, les llegó tras el fallecimiento de un profesor de El Bosque.
Ambos engendraron a los más de dos decenas de descendientes que ahora esperan
destino en la casa de Clavero.
Fue hace dos años
cuando Ecologistas en Acción comenzó a tramitar los diferentes permisos para repatriar a las 25
tortugas moras —las 23 que ahora custodia Clavero y las dos de Acosta—. “Lo
planteamos con la idea de que, por fin, volvían a casa”, rememora el primero de los ecologistas. El pasado febrero, el Alto
Comisariado de Aguas, Bosques y Lucha contra la Desertificación del Reino de
Marruecos le informó de que no tenía “objeciones a la repatriación” y añadió
que las sometería a un periodo de cuarentena legal “antes de soltarlas en la
naturaleza”. En mayo, la consejería andaluza también valoró “positivamente” la
devolución, según una carta a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Solo restaba
conseguir el certificado CITES, que autoriza a trasladar especies protegidas de
un país a otro, y que lo expide el Servicio Oficial de Inspección, Vigilancia y
Regulación del Comercio Exterior (SOIVRE), dependiente del anterior Ministerio
de Industria, Comercio y Turismo.
La Dirección Provincial de Comercio de Cádiz pidió a
Clavero la localización de las tortugas y unos agentes del Seprona de la
Guardia Civil acudieron en julio a su casa para realizar un acta de
manifestación voluntaria y hacer fotos de los ejemplares. En el documento, al
que ha tenido acceso este diario, queda constancia de cómo el ecologista explicó
la procedencia por donación de los reptiles y la carencia “de documento alguno”
que la demuestre. La sorpresa del activista llegó cuando, a finales de
diciembre, recibió una notificación de la Agencia Tributaria en el que se le
daba traslado del inicio de un expediente de infracción administrativa de
contrabando, con multa de 20.700 euros. La penalización emanaba de un supuesto
expediente de aprehensión del Seprona en el que se refiere la ausencia de
justificantes de su origen.
“Creo que el error viene porque se ha tomado como un
expediente de aprehensión y no como un acta voluntaria. Además, tampoco se
refiere la documentación que demuestra que contábamos con el visto bueno de la
consejería y del SOIVRE”, relata Clavero. Pese a la petición de EL PAÍS, la Guardia
Civil de Cádiz ha rechazado pronunciarse. Por su parte, la Agencia Tributaria
ha explicado que no pueden hacer referencias a casos concretos. Solo la
Subdelegación del Gobierno en Cádiz ha matizado que el expediente de infracción
tiene un plazo de 15 días “para que aporte más información o alegaciones, lo
que no significa que ya se le haya sancionado”.
Acosta ya ha presentado sus alegaciones y el
ecologista de El Puerto está a punto de hacerlo, con la justificación de todos
los vistos buenos con los que contaba para su proyecto. Mientras, a las 23
tortugas que hibernan ocultas en la hojarasca del jardín de su chalé les tocará
esperar un poco más para volver a su casa en Marruecos. Eso sí, lo seguirán
haciendo bajo la custodia del ecologista por mandato de la Agencia Tributaria
que, aunque le ha abierto expediente, paradójicamente le nombra depositario de
los reptiles. “Lo único que queremos es que esto se archive y, sobre todo, que
por fin nos den permiso para poderlas devolver a su lugar”, remacha resignado
Clavero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario