Viajeras con mascarilla esperando el autobús en
Madrid como protección contra el coronavirus - Ignacio
Gil
El uso de las mascarillas se popularizó en Asia hace
años por los altos índices de contaminación que sufre esta parte del planeta.
En Japón, además de la mala calidad del aire, la cultura de respeto del país
provoca que cualquiera que tenga un simple resfriado se tape la cara para
evitar contagiar al resto de la población. Un uso habitual que se ha
generalizado con la crisis del coronavirus.
En Europa, solo hay tres países que obligan a sus
ciudadanos a llevar una protección que les tape la nariz y la boca tanto en
lugares privados y públicos. Son Eslovaquia, República Checa y
Bosnia-Herzegovina. Austria ha tomado esta medida ante la pandemia por coronavirus,
pero de forma parcial: solo obliga que se lleve en los supermercados. El
Gobierno del país alpino no descarta ampliar esta decisión a todos los lugares
públicos y privados.
China, en cambio, esta obligatoriedad se vio como una
medida fundamental. « El gran error
en Estados Unidos y Europa, en mi opinión, es que las
personas no usan mascarillas», afirma con contundencia George Gao, director
general del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) del
gigante asiático. Gao explica, en una entrevista publicada en «Science
Magazine», que este coronavirus se transmite «por gotitas» y gracias al
contacto cercano.
«Las gotas juegan un papel muy importante: tienes que
usar una mascarilla, porque cuando hablas, siempre salen gotas de tu boca.
Muchas personas tienen infecciones asintomáticas o presintomáticas. Si usan
mascarillas, pueden evitar que las gotas que transportan el virus escapen e
infecten a otros», añade el responsable del CDC chino. Realizó la primera
secuenciación del SARS-CoV-2 (el virus que causa el Covid-19) y ofreció los
primeros indicios sobre cómo funcionaba la pandemia.
Falsa seguridad
A pesar de estas decisiones y recomendaciones, y de
reconocer que el 25% de los casos proviene de personas asintomáticas, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) no considera necesario que toda la
población deba llevar esta medida de seguridad. Aconseja su uso para a la
atención de enfermos o personas sospechosas de padecer el Covid-19.
Además, recuerda que se debe combinar con otras
medidas de seguridad. «La gente que las utiliza puede tener un falso
sentimiento de seguridad y olvidar lavarse las manos», explica el portavoz de
la OMS, Tarik Jasarevic. Otro problema es la escasez de los productos
sanitarios. «Si los profesionales apenas tenemos material, es complicado dar
mascarillas a toda la población», reflexiona un médico internista.
Daniel Roldán
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