Todo lo que tienes que hacer para no caer en
depresión. - Adobe Stock27
Desde que se supo que el coronavirus se había asentado
en nuestro país, hay quien lleva en casa quince días, otros en cambio irán por
el décimo día de aislamiento, y los que más han apurado llevarán quizá una
semana. En cualquier caso, es importante tomarse en serio este cambio de vida
en el que las paredes de tu hogar se han de convertir en tu lugar no solo de
intimidad, o de entretenimiento, sino también de trabajo (aquellos que a través del
ordenador siguen con su día a día como si de una clase escolar, una redacción,
una oficina o un gimnasio se tratara).
Se van a cumplir dos semanas desde que el Gobierno
declarase el estado de alarma y pidiera a los españoles mantenernos en casa
para evitar la expansión del Covid-19. Esto ha hecho que muchos hayan optado
por pasearse en pijama todos estos días, incluso aquellos que están haciendo
teletrabajo. ¿Es esto beneficioso para gestionar el confinamiento? Al parecer,
y tal y como aseguran los expertos, la respuesta es negativa.
Durante estos días en los que el teletrabajo ha sido
una gran novedad para muchos de nosotros, es posible que la falta de estructura
y rutina nos domine y nos veamos tentados a dejarnos llevar por suculentos
hábitos perezosos... «Acostarnos y levantarnos tarde, trabajar en pijama, no
ducharnos (sí, como lo lees), tirarnos en el sofá durante horas o por el
contrario no tener descansos, ni un horario laboral fijo y terminar trabajando
más horas de las acordadas pueden ser solo hábitos del inicio de depresión y
ansiedad», alerta Elisa García, de El Prado
Psicólogos.
No pierdas tus hábitos
Estamos confinados en casa, sí, pero eso no es
sinónimo de dejar de hacer lo que hacíamos cuando teníamos la libertad de ir y
volver de donde quisiéramos.
Foto Internet
Por eso, tal y como aconseja Lucía Jiménez, experta en
productividad y creatividad para emprendedores, habría que mantener, dentro de
las posibilidades, las prácticas de siempre en nuestro día a día. «Incorporar
rutinas de apertura y cierre de la jornada nos permite también separar el
trabajo del ocio. Debemos hacer actividades que nos sirvan para conectar y
desconectar del trabajo. Por ejemplo, antes de trabajar podemos arreglarnos y
cuando terminemos ponernos el pijama y relajarnos leyendo», dice.
Por su parte, Elisa García añade que la falta de
estructura puede desvirtuarnos o llegar a difuminarnos: «Podemos abandonarnos y
poco a poco sin ser muy conscientes... ¡Pum! La llegada de la apatía y la
tristeza puede comenzar a instalarse en nosotros». No hay que perder de vista
nuestros hábitos. En definitiva, la estructura de vida que llevábamos, porque
de ello dependerá que nuestro autoconcepto y valía personal no se vean
afectados. «Habrá quien diga: 'pero si nadie va a verme...'. Ahí precisamente
está el reto: vístete, échate perfume, haz tu ritual diario de belleza... Solo
para ti y para nadie más», anima la psicóloga.
Qué nos puede producir tristeza. - Adobe Stock
¿Qué nos produce esta tristeza indescriptible?
Tal y como informa la psicóloga Lidia Asensi, muchos
son los factores que pueden estar generando cierto malestar emocional:
- La pérdida de nuestra rutina diaria.
- No estar en contacto con la luz del sol. «El sol es
generador de vitamina D, a pesar de no estar relacionada directamente con la
aparición de depresión, sí que niveles bajos de Vitamina D pueden tener cierta
relación con la aparición de síntomas depresivos», explica la psicóloga
sanitaria del Centro Psicológico Cepsim.
- La pérdida temporal de ocio y actividad, así como la
práctica de deporte al aire libre.
- No poder tener contacto físico con nuestros seres
queridos. «Los seres humanos somos seres sociales y necesitamos el contacto con
los demás para nuestra supervivencia», dice.
La situación que acontece ha roto nuestra rutina por
completo, y según informa Lidia Asensi, del Centro Psicológico Cepsim, es importante generar unas nuevas costumbres en el momento vital en el
que nos encontramos. «Es primordial que sigamos con la misma rutina de
horarios: levantarnos, ducharnos y vestirnos antes de comenzar a trabajar.
Sería conveniente ir a la cama a la misma hora que antes del confinamiento para
levantarnos descansados al día siguiente. Despertarnos tarde y dormir más de la
cuenta puede hacernos entrar en un bucle de malestar», dice.
En definitiva, hay que poner en marcha algunas pautas
para disminuir las consecuencias generadas por el confinamiento. En este
periodo es necesario cuidarnos psicológicamente para prevenir que derive
posteriormente en trastornos de tipo emocional, como problemas de sueño,
ansiedad o depresión. «Aconsejo que todos estemos en contacto con nuestros
familiares y amigos, y una buena opción es realizar videollamadas o hablar por
teléfono con frecuencia. Además, es conveniente que expresemos cómo nos estamos
sintiendo emocionalmente con esta situación. Es posible que aparezcan diferentes
estados emocionales cambiantes», dice la psicóloga Lidia Asensi.
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