Castilla-La Mancha
tiene el deshonroso honor de ser la comunidad autónoma con el mayor número de
clubes de carretera y locales de alterne en España. Unos lugares donde, si ya
era difícil el día a día de las «trabajadoras del sexo», ahora el coronavirus
ha tornado su situación en trágica.
Del total de los prostíbulos
existentes en todo el país, un 80% se encuentran en Castilla-La Mancha, donde hay 83 clubes, 110 pisos,
12 casas y dos lugares de calle donde se ejerce la prostitución, según los
datos de los que dispone el Instituto de la Mujer. Por provincias, en Albacete
hay 13 clubes, 21 pisos y una casa; en Ciudad Real 14 clubes, 29 pisos y 11
casas; en Cuenca 13 clubes y 17 pisos; en Toledo 32 clubes, 33 pisos y dos
lugares de calle, de los cuales uno pertenece a Talavera, y en Guadalajara 11
clubes y 10 pisos.
La mayoría de estos
locales, según ha podido comprobar Médicos del Mundo, han cerrado sus puertas
ante la actual situación de estado de alarma. Pero, según señala la presidenta
de esta organización en Castilla-La Mancha, Idoia Ugarte, «algunas mujeres que trabajan
en ellos se ven abocadas a ejercer con prostituidores que ya conocen para hacer
frente a la grave situación económica a la que se enfrentan, ya que en muchos
casos tienen que pagar las habitaciones y pisos donde están confinadas e
incluso tienen familiares a cargo».
Es por ello que, tal
y como denuncian desde Médicos del Mundo, las mujeres prostituidas afrontan una
«situación crítica» ante el estado de alarma que vive el país por el Covid-19.
Muchas de ellas han contado a los miembros de la organización que siguen
trabajando sin medidas de protección frente al virus y sus condiciones
socio-económicas, en algunos casos, las obliga a continuar prostituyéndose.
Los equipos de la
ONG, ante la imposibilidad de atenderlas directamente estos días, las llaman
por teléfono para hacer seguimiento y dar apoyo psicosocial, ya que se
encuentran confinadas en los clubes y pisos cerrados, y son los encargados de los lugares los que les
suministran de momento alimento y otras necesidades.
Una prostituta en la habitación
de un local de alterne - Jaime Gil
Sin embargo, según
relata Idoia Ugarte, «las mujeres tienen miedo a que la situación se alargue y
no puedan hacer frente a los gastos de alquiler de las habitaciones. A la vez,
temen que los propietarios no las dejen seguir estando refugiadas en estos
lugares y las expulsen a la calle». Por eso, es que desde Médicos del Mundo
demandan un alojamiento, comida y productos de aseo e higiene, así como
material de prevención ante el Covid-19, ya que seguir las normas de
confinamiento en esas circunstancias se hace especialmente complicado.
Víctimas de trata
Esta situación, apunta la
presidenta de la organización se agrava en el caso de las víctimas de trata,
quienes tienen una deuda con sus explotadores. «Si el confinamiento se alarga,
la deuda aumentará», alerta Ugarte, quien también destaca el caso de las mujeres
que están en la calle y en polígonos industriales, que «están en una situación
de mayor vulnerabilidad por la exposición a múltiples factores de riesgo».
Prostitutas en la calle. Foto Internet.
Además, según señala,
muchas de ellas se han mostrado muy preocupadas por la situación de sus
familias en estas semanas de confinamiento, ya que algunas mujeres tienen
cargas familiares a las que no saben cómo responder y para las que demandan
necesidades tan básicas como la de la alimentación y la mayoría de ellas, ni
siquiera, tienen acceso al sistema público de salud.
Por todo ello, desde
Médicos del Mundo piden al Gobierno de España que considere a las mujeres en
situación de prostitución población vulnerable para que puedan adherirse a
políticas públicas de apoyo económico y poder acceder a los diferentes sistemas
de servicios sociales que se están habilitando para personas en situación de
vulnerabilidad social y víctimas de violencia de género. «La situación
administrativa irregular de la mayoría de estas personas les deja fuera de
recursos adoptados por el Gobierno, como la prohibición a las compañías
suministradoras de cortar el agua, la luz y el gas a los hogares, que en esta
crisis no puedan sufragar el recibo», afirma Ugarte.
Además, la
organización reclama la necesidad de apoyo psicosocial urgente, puesto que son
mujeres alejadas de sus familias, sin redes sociales o familiares, confinadas
en prostíbulos o pisos, una situación que añade más estrés y ansiedad a la ya
de por sí difícil situación que viven el resto de personas. Médicos del Mundo
recuerda la necesidad, no solo en tiempo de crisis, de que haya políticas
públicas de apoyo a estas mujeres en temas de recursos habitacionales, recursos
económicos, formación o empleo para que puedan salir de la prostitución.
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