domingo, 31 de mayo de 2020

Unos zapatos de talla 75, la solución de un zapatero rumano para mantener la distancia social

Un par de estos zapatos cuesta más de 100 euros, requiere un metro cuadrado de cuero y le lleva dos días de trabajo a Grigore Lup, zapatero desde hace 39 años

Grigore Lup trabaja en uno de sus 'zapatos de distanciamiento social'. REUTERS
A mediados de mayo, poco después de que comenzase la desescalada de un confinamiento de dos meses para evitar la propagación del nuevo coronavirus en Rumanía, el zapatero rumano Grigore Lup, de la ciudad transilvana de Cluj, notó que la gente no respetaba las normas de distanciamiento social.
Así que a Lup se le ocurrió la idea de unos zapatos de cuero con una punta larga para ayudar a mantener a las personas separadas: "Si dos personas con estos zapatos estuviesen enfrente, habría casi un metro y medio entre ellas", defiende Lup. Su tamaño es el equivalente a una talla 75 europea.
"Se puede ver en la calle, la gente no respeta las reglas de distanciamento social", asegura Lup, que lleva 39 años haciendo zapatos de cuero. "Fui al mercado a comprar semillas para mi jardín. No había mucha gente allí, pero seguían acercándose cada vez más".
La tienda de Lup, abierta en 2001, vende zapatos al público general, pero depende en gran medida de órdenes personalizadas de teatros y óperas en todo el país, así como conjuntos de danza folclórica tradicional. Su negocio llegó a un punto muerto cuando los eventos en vivo fueron cancelados o pospuestos debido a la pandemia, aunque él se mantuvo cautelosamente optimista de que las ventas se recuperarían con el tiempo.
Lup explica que para realizar el calzado se inspiró en un modelo que había hecho para actores y asegura que hasta ahora ha recibido cinco pedidos de estos 'zapatos de distanciamiento social'. 

Los zapatos de distanciamiento social creados por Grigore Lup.REUTERS
Cada par requiere dos días de trabajo, utiliza casi un metro cuadrado de cuero, y cuestan 500 lei (104 euros).
Lup, 55 años, comenzó a fabricar zapatos a los 16, aprendiendo de un zapatero que a los 93 años todavía hace calzado tradicional húngaro.
Rumanía, que ha reportado 18.791 casos de coronavirus y 1.240 muertes, comenzó un levantamiento gradual de su confinamiento el 15 de mayo.

sábado, 30 de mayo de 2020

Un estudio afirma que el Liverpool-Atlético provocó 41 muertos adicionales por coronavirus

Un estudio elaborado por «Edge Health», institución que analiza datos del Servicio Nacional de Salud Británico (NHS), y publicado por el «Sunday Times» concluye que el partido Liverpool-Atlético de Madrid disputado el pasado 11 de marzo, al que viajaron cerca de 3.000 aficionados del equipo español, provocó 41 muertes adicionales por coronavirus.
Aficionados en el partido Liverpool-Atlético de Madrid disputado el pasado 11 de marzo
Esa es la cifra estimada de fallecidos que, según el estudio, dejó el choque correspondiente a la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones que clasificó para la siguiente fase al equipo de Diego Simeone, que ganó 2-3 en Anfield.
El encuentro se disputó dos días antes de que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, decretara el Estado de Alarma en España y provocó controversia en un sector de la opinión pública británica, que pidió que se jugara sin público y a puerta cerrada.
El director de salud pública de Liverpool, Matthew Ashton, aseguró el pasado 3 de abril que la disputa de ese partido fue un «error» y apuntó a que el aumento de casos en su ciudad pudo estar relacionado con el duelo entre ambos equipos.
El alcalde de Liverpool, Steve Rotheram, solicitó el 23 de abril una investigación para averiguar las razones por las que se jugó el encuentro y su incidencia en la propagación del coronavirus en la ciudad inglesa. «Si la gente se ha contagiado como resultado directo de un evento deportivo que creemos que no debería haberse celebrado, es escandaloso», dijo Rotheram en declaraciones a la cadena británica BBC.
El informe elaborado por 'Edge Health' afirma que las 41 muertes adicionales que pudo provocar el Liverpool-Atlético se produjeron entre 25 y 35 días después, cuando España tenía 640.000 casos positivos el 11 de marzo, según cálculos del 'Imperial College' de Londres y la Universidad de Oxford, que cifran en 100.000 los contagiados en Gran Bretaña en ese momento.
El citado informe también analizó las posibles muertes adicionales por coronavirus que causó el Festival de Cheltenham, que atrajo a más de 250.000 personas en la segunda semana de marzo y que pudo provocar «37 muertos adicionales» relacionadas con el virus.

jueves, 28 de mayo de 2020

La epidemia del plástico

La crisis sanitaria multiplica la producción y uso de un material al que se pretende poner coto y cuyas consecuencias sufren de manera especial los territorios insulares
Guantes y mascarillas arrojados al suelo en Gran Canaria. ÁNGEL MEDINA G. (EFE)
Mascarillas y guantes como protección contra el contagio, vasos de plástico de usar y tirar en las terrazas de los bares para prevenir la infección, envases de comida para llevar... La epidemia del nuevo coronavirus y la desescalada tras el confinamiento impuesto para combatir su propagación han traído un resurgir del plástico, del que alertan las organizaciones ambientalistas. Este inesperado fenómeno, sin embargo, no altera los planes del Gobierno canario de prohibir en 2021 la mayoría de plásticos de solo uso, pero sí obliga a tomar medidas para no dar pasos atrás en una lucha que parecía camino de ganarse.
Tras solo unas semanas de cuarentena y de drástica reducción de la actividad económica comenzaron a difundirse a través de los medios de comunicación y las redes sociales imágenes de océanos de un azul brillante sin rastro de contaminación, de cielos límpidos y de animales que aprovechaban el vacío dejado por los seres humanos para adentrarse en las ciudades. Estas estampas fueron pronto celebradas -de manera, quizás, un tanto ingenua- por quienes parecían creer que la naturaleza había empezado a recuperar el espacio que hombres y mujeres le habíamos robado. Pero las cosas no son tan sencillas: el equilibrio entre la actividad humana y el medio ambiente ha sido siempre difícil de mantener y seguirá siéndolo. De hecho, en los últimos días han empezado apreciarse retrocesos en uno de los desafíos que más esfuerzos habían reunido: la lucha contra el plástico, fuente de contaminación en la tierra y, sobre todo, en el mar.
Esas imágenes casi idílicas se han visto sustituidas ahora por otras mucho menos agradables, las de guantes y mascarillas tiradas en la calle y en espacios naturales. Estos materiales -que se han convertido en cotidianos desde que la Covid-19 irrumpió en nuestras vidas- han comenzado a ser detectados también en el océano. En paralelo a su uso generalizado se ha producido un incremento notable de otros objetos plásticos, muchos de ellos de usar y tirar, que algunos negocios, sobre todo de restauración, utilizan para dar garantías sanitarias a sus clientes en esta fase en que aún no existe vacuna o tratamiento médico eficaz para el virus. Se multiplica también el recurso a las bolsas de plástico desechables ante el temor de no ser capaces de desinfectar adecuadamente las reutilizables.
"No podemos salir de esta crisis sacrificando el medio ambiente", advierte Jaime Coello, director de la Fundación Telesforo Bravo. La organización que lleva el nombre del geólogo y naturalista tinerfeño expresa su preocupación ante el riesgo de dar pasos atrás en la estrategia de reducir el consumo de plástico y erradicar totalmente desde el próximo año los de un solo uso, entre otras cosas por la "confusión" bajo el término biodegradable de productos que realmente no lo son o que tardan "muchísimo" en degradarse.
El viceconsejero de Lucha contra el Cambio Climático del Gobierno de Canarias, Miguel Ángel Pérez, confirma que el Ejecutivo no ha variado sus planes de prohibir a partir del 1 de enero los plásticos de un solo uso. El decreto que regulará esta medida se encuentra actualmente en fase de borrador -"prácticamente terminado"- y será trasladado al sector para que haga sus aportaciones. "No vamos a imponer nada sin previamente negociarlo, y más en la situación actual", dice Pérez. Aclara, eso sí, que los materiales sanitarios han estado excluidos de esta prohibición "desde el principio". No obstante, insiste en la necesidad de que los guantes y mascarillas -los llamados equipos de protección individual (EPI)- no sean arrojados al suelo y recuerda que deben ser depositados en el contenedor que les corresponde, que es el de restos (el gris, al que van también los restos orgánicos).
Alternativas
Tanto en el caso de los utensilios de carácter sanitario como en otros, la Administración y las asociaciones confían en una pronta evolución de la industria. Jaime Coello recuerda que hay empresas, alguna de ellas canaria, que fabrica mascarillas reutilizables. Por su parte, Miguel Ángel Pérez pone sus esperanzas en materiales "alternativos" que "cada vez se están imponiendo más". Es el caso de los envases elaborados a partir de fibras vegetales, como coco, palmera u hojas de platanera. "Hay muchos trabajos que ya se estaban haciendo y que con esta situación se están acelerando. Vamos a intentar que se puedan adquirir en el mercado y que sean competitivos económicamente, porque el medio ambiente cuesta, pero la gente está como está", expone el viceconsejero, que insiste en que luego esos materiales deberán ser reciclados.
Al representante de la Fundación Telesforo Bravo, sin embargo, no acaban de convencerle opciones que, aunque considera "un mal menor", siguen dando lugar a residuos. Los niveles de reciclaje en el Archipiélago son "bajísimos", lo que explica que "la mayor parte lo que generamos termine en el vertedero". Estos complejos ambientales "no están sobrados de espacio", un problema aún mayor tratándose de territorios insulares, destaca Coello, quien propone "explorar" soluciones como empezar a llevar el envase de casa.
En el caso concreto de los guantes y las mascarillas, el colectivo dedicado a la divulgación científica y la preservación del patrimonio natural de Canarias recuerda que cuando todavía no se había decretado el confinamiento ya empezaban a aparecer estos materiales en algunas zonas. Su ligereza y el clima ventoso de las Islas provocan que lleguen al mar, algo que ya han constatado las administraciones. "En el mar nos bañamos todos y puede ser peligroso", alerta el viceconsejero regional de Lucha contra el Cambio Climático. El problema en el caso de los utensilios sanitarios es doble: medioambiental y de seguridad. "Un guante puede estar contaminado, y el que lo recoge puede infectarse y contagiar a otros", señala Pérez, que pide "responsabilidad" con los trabajadores de la limpieza y también con la salud pública, dado que estos comportamientos pueden ser "focos generalizados de contagio importantes".
Attenya Campos, doctora en Arquitectura Sostenible y colaboradora e investigadora en la Universidad Europea de Canarias (UEC), aboga, en primer lugar, por la información como vía para atacar el "grave problema medioambiental" que representa este imprevisto auge del plástico. En concreto, sobre la multiplicación del uso de equipos de protección individual, aconseja informar para tratar de "ser conscientes de cómo se tienen que tratar", cuánto tiempo deben permanecer en casa y dónde tirarlos. "No es solo por nosotros -dice Campos-, sino por las personas que están trabajando con todos esos residuos, de manera que el que lo recoja tampoco se vea contaminado".
Al mismo tiempo, la arquitecta e investigadora universitaria se inclina por promover la utilización de materiales reciclables como envases -"ya estamos acostumbrados a ello", opina-, aunque advierte de la dificultad de hacer lo propio con otros elementos, caso de las mamparas, que contienen retardantes químicos que persisten en el medio y que pueden tener efectos nocivos para la salud.
Desde su especialidad, y más allá del problema concreto de los plásticos, Attenya Campos explica que la arquitectura ofrece algunas soluciones para frenar el consumo de recursos a través de una edificación más sostenible en la que la reutilización desempeña una función clave. Hay varios ejemplos, desde el material lítico de las tuberías, que puede usarse como cal para la construcción, hasta los vidrios de las fachadas, que se pueden reciclar "al 100%". "Todo está pensado ya, lo que hay que hacer es ponerlo en práctica, pasar a la acción directa y rápida", afirma la colaboradora de la UEC. Este objetivo se topa con las limitaciones que suponen las dificultades industriales o administrativas. Puede que el extraño paréntesis que ha abierto la pandemia de Covid-19 en la vida social y económica suponga una oportunidad para reflexionar sobre cómo afrontar un mundo poscoronavirus en el que primen la sostenibilidad y la racionalidad ambiental.

El coronavirus no se transmite a distancia por el aire, advierte la OMS

El contagio de la Covid-19 se produce por contacto con gotas respiratorias
Según la OMS, el uso de mascarillas no es necesario ni eficaz (Óscar J.Barroso / EP)
El virus que provoca la Covid-19 se transmite a través del contacto con gotitas respiratorias procedentes de tos o estornudos de una persona enferma, concluye un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha evaluado la evidencia científica disponible hasta el momento.
El coronavirus SARS-CoV-2, reza el informe, no se transmite por el aire. Eso implica que no nos contagiamos por respirar en la calle o en un súper y que, por tanto, no es necesario ni eficaz llevar mascarillas como medida de protección personal.
En cambio, y según recoge la OMS, estar a menos de un metro de distancia de una persona con síntomas respiratorios, como tos o estornudos, sí supone un riesgo de contagio. A esa distancia, estamos expuestos a las gotitas respiratorias con capacidad infectiva, de entre 5 y 10 micrómetros –un cabello humano tiene más de 100 micrómetros de diámetro–. Esas partículas se quedan suspendidas en el aire cuando alguien estornuda o tose y después caen al suelo por su propia gravedad, por lo que una persona ubicada cerca durante ese breve periodo de tiempo se puede infectar.
También lo puede hacer si toca una superficie del entorno inmediato de la persona enferma sobre la que se hayan depositado alguna de esas partículas de mayor tamaño u objetos usados con personas con coronavirus. De ahí la importancia de lavarse las manos tras tocar una superficie en un espacio público.
Las gotas infectivas no llegan más allá de un metro, y por eso hay que respetar esa separación entre personas
En este sentido, la OMS reclama prudencia a la hora de interpretar los resultados de algunos estudios publicados recientemente, como el que apareció en The New England Journal of Medicine y del que este diario informó, que evaluaba la persistencia del coronavirus sobre superficies. Según este trabajo, el SARS-CoV-2 puede sobrevivir hasta tres días en superficies de plástico y acero inoxidable, y hasta 24 horas en cartón.
Suspendido en el aire, concluía este estudio, el patógeno es capaz de aguantar tres horas de media tras haber sido expulsado en forma pequeñas gotitas a través de la tos o estornudos.
La OMS recuerda que ese estudio se ha llevado a cabo en el laboratorio, usando aparatos nebulizadores que no reflejan las condiciones reales de la tos o el estornudo humanos.
Por lo que respecta a la transmisión por el aire, especifica el informe de la OMS, esta se refiere a partículas extremadamente pequeñas, de menos de 5 micrómetros de diámetro, que suelen resultar de la evaporación de gotas más grandes. Se denominan aerosoles y sí que pueden estar en el aire suspendidas durante periodos más largo de tiempo, en función del calor y la humedad, y transmitirse a distancias mayores de un metro. No obstante, señala la OMS, en el caso del SARS-CoV-2 sólo lo hacen en circunstancias muy específicas como las que se dan en el entorno hospitalario, donde el personal sanitario tiene que realizar procedimientos como intubar al paciente, desconectarlo de la ventilación, o hacerle una traqueotomía, que pueden generar esos aerosoles.
En otras circunstancias, es extremadamente poco probable que haya partículas virales flotando en el aire. Investigadores de Singapur tomaron muestras de aire en habitaciones de pacientes sintomáticos con Covid-19 y no hallaron ARN viral en el aire, tal como publicaron en la revitsta JAM. Es el mismo resultado obtenido al analizar 75.465 casos de la Covid-19 en China, donde tampoco se ha reportado ningún contagio por transmisión aérea del virus.
Por tanto y con el conocimiento hasta el momento disponible, la OMS continúa recomendando que sólo aquellas personas en contacto directo con enfermos de la Covid-19 tomen las precauciones necesarias para protegerse de las gotas respiratorias y de los aerosoles, como usar equipos de protección como mascarillas, gafas, guantes y batas.
Para el resto de la población, las recomendaciones de la OMS son: lavarse las manos, mantener una distancia física de al menos un metro o metro y medio, evitar el contacto cercano y sin protección con personas con síntomas respiratorios o fiebre, y limpiar y desinfectar con lejía u otros productos desinfectantes superficies potencialmente contagiadas.