jueves, 24 de septiembre de 2015

Los selfies causan más muertes en el mundo que los ataques de tiburón

Los tiburones no duermen. Tienen hasta tres mil dientes. Pueden captar un rastro de sangre a medio kilómetro de distancia. El más grande mide hasta dieciocho metros. Sí, dan miedo, sobre todo desde que Steven Spielberg los presentara al mundo, en 1975. Y además matan, aunque en raras ocasiones. Esta estadística nos recuerda cómo las locuras del hombre pueden ser más destructivas que los ataques del peligroso escualo. 
Los selfies extremos causan más muertes en el mundo que los tiburones. Los ataques de este rey de los océanos son en realidad raros: matan a unas cinco personas cada año. En comparación, en 2015 ya ha habido doce casos confirmados de personas que han perdido la vida accidentalmente al tratar de hacerse un autorretrato, según los datos que maneja The Telegraph. Las “muertes por selfie” se deben, como cabe imaginar, a caídas desde lugares peligrosos (acantilados, rascacielos) o a atropellos en la calle, mientras presumiblemente el retratista prestaba más atención al móvil que a los coches. El problema ha pasado de anécdota a categoría en algunos lugares, como en Rusia, donde el gobierno ha publicado una guía (sobre estas líneas, una de las imágenes que se utilizan) que detalla cómo no morir en el intento de selfie, en la que se aconseja no frecuentar las superficies peligrosas. No es una precaución baladí: en Rusia, como sabemos, abundan los fotógrafos temerarios. Y ya que estamos, ¿sabes quién inventó el “palo selfie”? Esta es su historia.

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